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Por qué a Pablo Machín (con mala leche) le llaman en Sevilla 'el resucitador'
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Por qué a Pablo Machín (con mala leche) le llaman en Sevilla 'el resucitador'

Pablo Machín llevaba un buen inicio de temporada, pero en tiempos recientes ha tenido problemas importantes para sacar puntos fuera de casa. El equipo parece agotado físicamente

Foto: Pablo Machín, en la ida contra el Lazio. (Reuters)
Pablo Machín, en la ida contra el Lazio. (Reuters)

El fútbol es tan grande que registra cada semana un cambio de dirección o de color. O de apellido. Que le pregunten, si no, a Pablo Machín, el entrenador del Sevilla, vitoreado por los sevillistas a final de año, y ahora esos mismos aficionados están de uñas con él (y en consecuencia, con el equipo), porque los nervionenses pierden aceite y gasolina lejos de Nervión. A Machín le llaman ahora “El resucitador”.

Y es que el Sevilla, que pese a todo sigue cuarto en la Liga, no sabe otra cosa que perder lejos del Ramón Sánchez-Pizjuán. Lo malo es que el equipo de Machín “le está dando vida” a equipos que antaño parecían muertos. Ocurrió frente al Real Madrid, hundido física y anímicamente cuando encaró a los sevillistas, a los que venció (2-0) y realizó su mejor partido en mucho tiempo. Lo mismo pasó con el Athletic (2-0, flirteando en las últimas posiciones de la tabla, con Williams, en plan estrella, y eso que el rojiblanco llevaba sin marcar en San Mamés dos años. Tocó visitar Balaídos para litigar contra un Celta (1-) que no levantaba cabeza, y aquellos jugadores celestes parecían aviones frente a un grupo de juveniles. El Villarreal llevaba once partidos sin conocer la victoria; pero el domingo el Sevilla visitó al deprimido submarino amarillo y, mano de santo, le metieron tres.

Foto: Julen Lopetegui da instrucciones a los jugadores del Real Madrid en una pausa de hidratación. (EFE)

El balance es aterrador: cuatro derrotas consecutivas lejos de Nervión, ocho goles en contra, ninguno a favor y, lo que es peor, la desagradable sensación de indolencia, de dejarse comer la tostada por los desesperados, que se emplearon como si les fuera la vida, que les iba, mientras que los de Machín parecían jugar con zapatillas de bailarina.

placeholder GRAFAND3248. SEVILLA, 19 02 2019.-El entrenador del Sevilla, Pablo Machín (c), conversa con el jugador Roque Mesa durante el entrenamiento efectuado esta mañana en la Ciudad Deportiva previo al partido de vuelta de dieciseisavos de Final de la Liga
GRAFAND3248. SEVILLA, 19 02 2019.-El entrenador del Sevilla, Pablo Machín (c), conversa con el jugador Roque Mesa durante el entrenamiento efectuado esta mañana en la Ciudad Deportiva previo al partido de vuelta de dieciseisavos de Final de la Liga

Reunión en la planta noble y recado

El asunto preocupa en las altas esferas del Sevilla, hasta el punto que pudimos ver este lunes en la zona noble del estadio sevillista cómo José Castro, el presidente del club, Pablo Machín y Joaquín Caparrós, el director del área de fútbol, hacían corrillo con caras de pocos amigos. De puertas para fuera, las palabras son obvias: ir a muerte con el entrenador y sus métodos. Pero de dientes para dentro, el mensaje directo y sin rodeos: cambiar el paso ya. Ni un ridículo más lejos del calor de los sevillistas, porque se puede perder, que esto es fútbol y la pelota caprichosa, pero nunca morir arrodillados. Basta de sainetes.

El entrenador soriano ha tomado buena nota del recado, porque en fútbol hasta los colchones más mullidos se estropean y terminan en el contenedor, de ahí que Machín prometa ponerse las pilas y, de paso, enchufar a un equipo que parece agotado, al menos atorado, como dicen los taurinos para definir a los que se han pasado de rosca en el sobresfuerzo, y que, después de disputar 44 partidos (comenzó a jugar partidos oficiales en julio), se observa que existen jugadores que denotan una escasez frescura evidente, siendo el Mudo Vázquez el ejemplo más palpable.

placeholder Él mudo Vázquez y Sarabia. (EFE)
Él mudo Vázquez y Sarabia. (EFE)

Liberar de presión a los artistas

Al respecto, Pablo Machín no quiere eludir su responsabilidad en estos tiempos tan calientes, todo lo contrario. Esto dijo ayer: “Cuando se pierde, los focos miran siempre al entrenador; esto es así y no me quejo. Es más, yo lo prefiero así, porque así se liberan a los artistas que son los futbolistas”. Y ahondó más: “Seguro que se va a revertir la situación, porque este equipo tiene capacidad para levantarse”. Y agitó números que duelen: “La realidad es que hemos perdido efectividad, porque hace tres meses teníamos cinco ocasiones y las metíamos y ahora no sucede así. ¿Solución? Insistiremos y trabajaremos para que esta efectividad se concrete”.

Foto: Policía en el lugar de los hechos, en Roma. (EFE)

Y ahora, de sopetón, una semana llena de adrenalina. Comenzando por el partido de vuelta de la UEFA Europa League, ante la Lazio (este miércoles, a las 18.00), que aunque el Sevilla venció en Roma (0-1), todo el mundo guarda las campanas y que no suenen hasta pasado el trago. Los italianos viajan con sus estrellas Inmobile y Milinkovic-Savic (pretendido por el Real Madrid), que no actuaron en la ida y ahora serán de la partida. Y el sábado visitará Nervión el Barcelona, con su gran depredador (Messi) al frente. El argentino le ha hecho al Sevilla casi 30 goles y el tipo quiere seguir engordando la cuenta. Y después, viaje a Huesca, donde esperará un equipo casi condenado al descenso y ya con un hilillo de vida. En Nervión tocan madera, por aquí anda el resucitador.

El fútbol es tan grande que registra cada semana un cambio de dirección o de color. O de apellido. Que le pregunten, si no, a Pablo Machín, el entrenador del Sevilla, vitoreado por los sevillistas a final de año, y ahora esos mismos aficionados están de uñas con él (y en consecuencia, con el equipo), porque los nervionenses pierden aceite y gasolina lejos de Nervión. A Machín le llaman ahora “El resucitador”.

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