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El lado desconocido de Solari: cómo maneja su distancia con la plantilla y Florentino
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SU MÉTODO LE HA PERMITIDO TRABAJAR SU IDEA

El lado desconocido de Solari: cómo maneja su distancia con la plantilla y Florentino

El entrenador argentino del Real Madrid se ha ganado el respeto del equipo y los dirigentes manteniéndose a una distancia higiénica de ambos bandos. No se posiciona con nadie

Foto: Santi Solari, el pasado fin de semana en el Metropolitano. (Reuters)
Santi Solari, el pasado fin de semana en el Metropolitano. (Reuters)

Santiago Solari es un tipo de convicciones profundas. Cuando Zinédine Zidane fue nombrado entrenador del Real Madrid, el argentino renunció a ascender a la primera plantilla como ayudante del francés. Era un camino sencillo para colocarse cerca del foco, pero el ex de River siempre ha descreído del éxito instantáneo. Eligió quedarse en el Castilla, cumplir una etapa formándose en el filial y aprender levantándose tras cada caída.

Solari concede mucha importancia a esa etapa en la que ha trabajado con jugadores en formación, chicos a los que ha podido ir modelando futbolísticamente y personalmente. El técnico sabía que sus palabras tenían más influencia en estos jóvenes que ahora en la primera plantilla. Y por eso no quiso saltarse esa etapa que le ha permitido tallar diamantes como Vinícius, Fede Valverde o Reguilón. El argentino se ha hecho cargo del primer equipo después de dirigir el filial durante casi 90 partidos en algo más de dos temporadas.

Ascendió tras el cese de Lopetegui asumiendo con naturalidad el reto. Desde fuera, se le colgó inmediatamente la incómoda etiqueta de 'interino' y se hablaba de su provisionalidad mientras se filtraban nombres como los de Klopp y Pochettino como principales candidatos a sentarse en el banquillo del Real Madrid. Sin embargo, él lo vivió de una forma muy espontánea. Entendió que se encontraba ante una oportunidad única y al mando de la mejor plantilla que había dirigido nunca. No derramó una lágrima por los que no están ni perdió un segundo en pensar en los que podían venir. No pidió a Neymar, nunca habló de Hazard y nadie le preguntó su opinión sobre Brahim.

Su conversación con Sergio Ramos

Se colocó al mando de la plantilla, habló con el grupo y mantuvo una conversación con Sergio Ramos, como capitán. Después, fiel a sus convicciones forjadas en su etapa como futbolista y gracias a sus antecedentes como hijo y sobrino de entrenadores, decidió establecer una distancia de seguridad con los jugadores. Una distancia que le permite mantener un contacto fluido, porque su puerta siempre está abierta, pero sin involucrarse hasta una complicidad que muchas veces se malinterpreta como un compadreo con los jugadores.

placeholder Solari, frente al Atlético de Madrid. (EFE)
Solari, frente al Atlético de Madrid. (EFE)

Admirador de la escuela de entrenadores de perfil discreto y profundamente futboleros como Vicente del Bosque o Zinédine Zidane, Solari comparte muchos de los pensamientos de otro rosarino ilustre, Marcelo Bielsa. Decía el Loco algo que Solari rubrica: "Un entrenador no es mejor por sus resultados ni por su estilo, modelo o identidad. Lo que tiene valor es la hondura del proyecto, los argumentos que lo sostienen, el desarrollo de la idea. No hay que juzgar la idea, sino el sustento. Yo puedo valorar proyectos antagónicos. Lo que nunca se puede hacer es sustituir las convicciones".

El desplante de Isco volviendo de Eibar

La prensa le definió venenosamente como "un empleado obediente de Florentino". Pero Solari, ajeno al ruido mediático, se ha limitado a defender con elegancia y siempre de forma constructiva sus planteamientos. Ha modelado 'su' Real Madrid apostando por el vértigo arriba en los extremos y siempre por los jugadores en mejor forma. Isco se cavó su tumba en el viaje de vuelta de Eibar, con un desplante al segundo entrenador que dolió más a Solari que el feo que le hizo a él mismo. Pero, inteligentemente, el argentino convirtió aquel episodio en una oportunidad para mostrar su autoridad ante la plantilla. A Santiago no le tembló el pulso, como no le tembló en su apuesta indisimulada por Reguilón, mandando a Marcelo al banquillo, o cuando colocó a Llorente por delante de Casemiro.

Solari aprendió mucho la temporada en que se ganó el rol de "jugador número 12 de los Galácticos". Cada vez que salía del banquillo sumaba, su actitud siempre era encomiable y su entrega le hizo ganarse el respeto y el cariño del Bernabéu. Por eso es consciente de que, más allá de Isco, todos los jugadores son útiles para el equipo. Después de recuperar a Casemiro para la causa, anda en la lucha por resucitar al mejor Marcelo, de quien tiene la certeza que será un jugador decisivo en el tramo final de temporada. Lucas Vázquez es el Solari de este equipo y a Bale, que vive de espaldas al grupo, lo mantiene 'wired', como advirtió tirando de su inglés casi bilingüe, porque es un recurso valioso para el grupo.

Vigor y solidaridad en su Madrid

Después de un par de tropiezos sonados ante Eibar y CSKA, el equipo ha terminado desarrollando una identidad de juego en la que, siendo Vinícius y Benzema referentes ofensivos, todo el equipo se suma con entusiasmo a las labores en ataque y en defensa. El Real Madrid de Solari no es un equipo exuberante, pero es un rival vigoroso y solidario que suma al talento de sus jugadores el hambre de un grupo revitalizado.

Solari no ha telefoneado nunca a Florentino Pérez, con quien departe cuando el presidente baja al vestuario, visita al equipo en los hoteles o se deja ver por Valdebebas. Mantiene algo más de contacto con José Ángel Sánchez, porque el director general del club trabaja más cerca del equipo. Y no espera ni le preocupa que le pidan su opinión sobre los fichajes para el próximo verano, aunque un central no le vendría mal.

Foto: Isco, durante el último entrenamiento antes del derbi en el que luego fue baja. (EFE)
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Hoy le llueven los elogios a un Solari que recela de ellos porque, como advertía Bielsa, "los elogios en el fútbol son de una hipocresía absoluta". El argentino sigue trazando su camino y lo hace de una forma singular: distanciado higiénicamente de los jugadores y viviendo al margen de las oficinas del club. En los últimos años, ha habido dos tipo de entrenadores en la casa blanca, los que han sobrevivido basando su éxito en su relación con el vestuario, casos de Ancelotti y Zidane, y los que han tratado de vivir al amparo del presidente, como Mourinho o Rafa Benítez. Con Solari, se inaugura la tercera vía.

El rosarino no tiene marcada la fecha de la final de la Champions en la agenda, porque escribe su futuro en presente. Piensa en Ámsterdam y en la visita del Girona. Ni siquiera se plantea aún el clásico de vuelta en Copa ante el Barcelona del 27 de febrero. Antes tendrá tiempo de leer algún libro, ver alguna serie en casa y jugar con sus hijos o ayudarles a hacer los deberes. Santi sigue escribiendo su historia a su manera.

Santiago Solari es un tipo de convicciones profundas. Cuando Zinédine Zidane fue nombrado entrenador del Real Madrid, el argentino renunció a ascender a la primera plantilla como ayudante del francés. Era un camino sencillo para colocarse cerca del foco, pero el ex de River siempre ha descreído del éxito instantáneo. Eligió quedarse en el Castilla, cumplir una etapa formándose en el filial y aprender levantándose tras cada caída.

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