El favor que hace Messi en el Santiago Bernabéu por ir a la final de River - Boca

Un trocito de Sudamérica y otro de Europa estará en el Santiago Bernabéu este domingo en la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors. Los argentinos tienen un motivo de alivio para olvidar que juegan en el exilio. A la polémica decisión de sacar la final de la Copa de Libertadores del continente sudamericano sólo le faltaba una situación todavía más rocambolesca. Messi estará en el estadio madridista. El ídolo de los argentinos tiene una invitación de la Federación de su país para asistir al encuentro de vuelta que fue suspendido por la agresión de los violentos con lanzamientos de piedras al autobús de Boca en el trayecto al estadio del Monumental. A la final más larga de la historia del fútbol asistirá su mejor estrella, a un palco privado.

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Entre las diferentes sedes que se presentaron como una opción triunfó la del Bernabéu con la mediación del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, para poner en bandeja a Florentino Pérez la posibilidad de ejercer de anfitrión. “El Bernabéu está a tú disposición”, fue la respuesta de Florentino Pérez al presidente de la CONMEBOL, Alejandro Domínguez. Faltaba la guinda a una operación rocambolesca: la presencia de Leo Messi es posible porque el Barcelona juega el sábado su partido contra el Espanyol en Cornellá.

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Messi estará presente en el partido que los sudamericanos sienten como ‘robado’. Al que llaman la final de la Copa de los Conquistadores por el sentimiento de desarraigo que produce ver cómo les han quitado la esencia de la Libertadores. La ofensa es todavía más grande para los que recelan de esta decisión cuando escuchan decir al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que “se jugará en Madrid, que es también un poco Sudamérica”. Más madera a la indignación que produce ver cómo el Superclásico de América cruza el océano a Europa. Quejas han llegado desde todos los sectores. “Es una derrota del fútbol argentino”, dice Juan Ramón Riquelme, uno de los ídolos. “Jugar el River-Boca fuera de Sudamérica es la vergüenza más grande que he visto”, ha declarado con dureza Dani Alves, el brasileño del Paris Saint Germain.

Corazones rotos

Ese trocito de Sudamérica y Europa es Messi. Su presencia en el Bernabéu es fundamental, vital y esencial en una final cargada de controversia que necesita calmantes. El fútbol argentino y sudamericano tendrá en las gradas a su mejor exponente y bandera. Leo Messi, con todo el morbo que supone que el azulgrana acuda al Bernabéu, hace un bien impagable que debe servir para tranquilizar y rebajar las tensiones. Demasiada vergüenza pasa el fútbol argentino con los episodios violentos que son el pan de cada día en ese país. Le faltaría a Messi pronunciarse y mojarse. Pero no lo va a hacer porque sería echar más leña al fuego. Sí lo ha hecho por ejemplo Solari, que ya ocupa un puesto relevante como entrenador del Real Madrid: “Ojalá el Bernabéu ayude a poner un buen cierre a esta final tan complicada. Pero que se tenga que jugar a un Océano de distancia de Buenos Aires ha roto muchos corazones”.

Una final que tendrá en el palco al presidente del Gobierno –Pedro Sánchez–, la alcaldesa de Madrid –Manuela Carmena–, el embajador de Argentina en Madrid –Federico Ramón Puerta–, el presidente de la Comunidad de Madrid –Ángel Garrido–, el de la Federación Española –Luis Rubiales–, la CONMEBOL -Alejandro Domínguez– y Florentino Pérez, entre otras personalidades. Una final que, según el presidente de la patronal madrileña –Juan Pablo Lázaro– tendrá un impacto de 42 millones de euros para Madrid.