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La vergüenza de la gala: el DJ pide a la ganadora del Balón de Oro que perree
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a modric no le pidieron lo mismo

La vergüenza de la gala: el DJ pide a la ganadora del Balón de Oro que perree

El DJ Martin Solveig consideró oportuno pedirle a la ganadora del Balón de Oro, Ada Hegerberg que "hiciese twerking" tras darle el galardón, que se concedía por primera vez a una mujer

Foto: Ada Hegerberg, con Martin Solveig. (Reuters)
Ada Hegerberg, con Martin Solveig. (Reuters)

La gala del Balón de Oro daba este año un paso por la igualdad. El trofeo lo da la revista France Football desde 1956, pero hasta ahora no se concedía también a la mejor jugador de fútbol de la temporada. Sí lo hace la FIFA desde hace años, pero el trofeo de la revista era, hasta el momento, estrictamente masculino. El machismo inherente al premio, que parecía que se sacudían con esta decisión, volvió en la entrega a Ada Hegerberg.

El DJ Martin Solveig, que amenizaba la gala, decidió que era admisible preguntarle si podía "hacer twerking" [lo que en castellano bien se podría traducir como "perrear"]. Ella respondió con un gesto de asco, un educado "no" y marchándose del lugar lo antes posible. A su gesto, de evidente incomodidad, le siguieron risas del músico y también algunas más distinguibles en el fondo.

Twitter, poco después, empezó a comentar lo ocurrido, como una idea en pos de la igualdad, con la intención de dar un paso en el buen sentido, termina pisoteada por un comentario pretendidamente gracioso que, con mucha razón, incomodó a Ada Hegerberg, que no estaba allí por el baile sino por su fútbol, al fin y al cabo es la delantera del Olympique de Lyon, uno de los grandes equipos del fútbol femenino. Nadie le pidió, que se sepa, a Luka Modric que bailase de ninguna manera.

La gala del Balón de Oro daba este año un paso por la igualdad. El trofeo lo da la revista France Football desde 1956, pero hasta ahora no se concedía también a la mejor jugador de fútbol de la temporada. Sí lo hace la FIFA desde hace años, pero el trofeo de la revista era, hasta el momento, estrictamente masculino. El machismo inherente al premio, que parecía que se sacudían con esta decisión, volvió en la entrega a Ada Hegerberg.