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El caos de la España de Luis Enrique pinta feo: ¿a qué jugamos y hacia dónde vamos?
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El caos de la España de Luis Enrique pinta feo: ¿a qué jugamos y hacia dónde vamos?

La derrota contra Croacia deja a España pendiente de que ingleses y croatas empaten en Wembley para poder clasificarse para la 'final four' de la Liga de Naciones. Hay problemas

Foto: Los jugadores de la Selección, cabizbajos tras la derrota de España en Croacia. (Reuters)
Los jugadores de la Selección, cabizbajos tras la derrota de España en Croacia. (Reuters)

La España de Luis Enrique ha pasado de la euforia por tener a un entrenador que triunfó en el Barcelona y con el que nos frotábamos las manos porque llegaba a poner orden —dentro y fuera del césped— al caos de un juego que produce frustración. La derrota contra Croacia (3-2) provoca que la única opción para estar en la 'final four' de la Liga de Naciones sea la de un empate entre ingleses y croatas en Wembley este domingo. España ha tirado en los dos últimos partidos, con las derrotas ante Inglaterra y Croacia, las ilusiones que los aficionados tenían depositadas en Luis Enrique. Se le veía como uno de esos entrenadores casi invencibles, capacitados para reinventar o hacer evolucionar el juego y subir el nivel competitivo. Las buenas sensaciones han durado poco o casi nada. Luis Enrique tiene un caos importante a la hora de hacer las convocatorias y plasmar un juego de superioridad.

Las horrorosas primeras partes contra Inglaterra y Croacia son el motivo de que España quede en una situación complicada y a merced de lo que suceda en Wembley. Dos primeros periodos de juego ramplón, aburrido e inofensivo. España solo disparó en una ocasión a la portería croata. El día de Inglaterra, en el Benito Villamarín, el naufragio fue defensivo. Las carencias de la Selección están más que detectadas. Es un equipo híbrido. Tan pronto juega en largo, con balones desde los centrales a los puntas, como se hace un lío para sacar la pelota jugada desde la defensa. De esta forma llegó el primer gol de los croatas. Con un enredo entre Sergio Ramos y un mal pase de Sergi Roberto. No hay fluidez ni claridad de ideas en la zona de creación.

Foto: Solari, durante una conferencia de prensa en la Ciudad Deportiva de Valdebebas. (EFE)

El juego de España está en la indefinición. A veces abusa de tocar la pelota con el dichoso vicio de los pases horizontales y en otras ocasiones —las pocas— le mete aceleración sin un criterio claro en la construcción. Juego alocado. Lo preocupante, lo grave, es que es un equipo frágil en defensa y al que le cuesta acabar las jugadas para hacer gol. Lo frustrante es que no ha demostrado una evolución en su estilo. Ya no se sabe si esto es ‘tiqui-taca’ o impotencia para ser verticales porque contra Croacia hasta desapareció Jordi Alba, al que todos reclamaban. Nada de profundidad por el carril izquierdo ni por el derecho. ¿A qué juega España y hacia dónde va? Tiene trabajo Luis Enrique para reconstruir un plan estructural que tenga más equilibrio y sea más efectivo. Lo extraño fue escuchar al seleccionador tras el partido hablar con tono de resignación.

Los desaparecidos

El otro drama ha sido ver a futbolistas bajos de forma física y sin la influencia que tienen en sus equipos. Isco jugó todo el partido contra Croacia. Un jugador que no tiene ritmo ni chispa. Saúl fue sustituido. Empezó siendo de lo más destacado en los primeros partidos de Luis Enrique y se ha apagado en los dos últimos, que eran decisivos. Busquets ha perdido el ancla y la factura es un centro del campo roto. A De Gea le falta contundencia y la defensa sigue despistada. Hay demasiada inseguridad atrás. Podríamos seguir con más casos individuales, pero valen algunos ejemplos de los que se consideran claves.

Lo mejor, por destacar algo positivo, es la reacción de orgullo que tiene España en las segundas partes. Contra Inglaterra estuvieron a punto de igualar los tres goles de desventaja. Y contra Croacia reaccionaron con el 1-0 gol de Ceballos, el mejor del partido— y el 2-1 —gol de penalti de Sergio Ramos, y no fue a lo Panenka—. Pero el caos de la indefinición de un estilo a mitad de camino —no se sabe de qué— se paga caro. Croacia manda a Luis Enrique al rincón de pensar. España está verde.

La España de Luis Enrique ha pasado de la euforia por tener a un entrenador que triunfó en el Barcelona y con el que nos frotábamos las manos porque llegaba a poner orden —dentro y fuera del césped— al caos de un juego que produce frustración. La derrota contra Croacia (3-2) provoca que la única opción para estar en la 'final four' de la Liga de Naciones sea la de un empate entre ingleses y croatas en Wembley este domingo. España ha tirado en los dos últimos partidos, con las derrotas ante Inglaterra y Croacia, las ilusiones que los aficionados tenían depositadas en Luis Enrique. Se le veía como uno de esos entrenadores casi invencibles, capacitados para reinventar o hacer evolucionar el juego y subir el nivel competitivo. Las buenas sensaciones han durado poco o casi nada. Luis Enrique tiene un caos importante a la hora de hacer las convocatorias y plasmar un juego de superioridad.

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