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Los fallos crónicos de De Gea, el portero al que le queda grande la camiseta de España
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Los fallos crónicos de De Gea, el portero al que le queda grande la camiseta de España

Otra vez más, David de Gea encajó tres goles, como le pasó con Inglaterra. Después de un calamitoso Mundial en el que casi no paró un balón, no puede quejarse de falta de oportunidades

Foto: De Gea, tras un gol de Croacia. (Reuters)
De Gea, tras un gol de Croacia. (Reuters)

Se quedó de nuevo debajo del larguero, viendo cómo llovían balones, temeroso de salir a por ellos. David de Gea, el portero de la Selección —de momento—, encajó tres goles más. Con ello España perdió y necesita un empate de Croacia e Inglaterra en Wembley para pasar. Algo parecido le pasó al meta hace no mucho contra Inglaterra. Y viene de un Mundial calamitoso. Es, dicen, uno de los mejores guardametas del mundo, un portero ágil y brillante. Cuando el escudo que cruza su pecho es el de España, se queda en nada, como un 'amateur', con las piernas temblorosas. Mal, muy mal, y cada vez son más las voces que recuerdan que en este país los porteros surgen como hongos en otoño y que hace no mucho el Chelsea se dejó una morterada en Kepa. ¿Ha llegado ya el momento de apostar por él?

No fue el único culpable, pero sí uno de los principales. En el primer gol no tuvo nada que ver, pero en el segundo dejó que un croata le rematase en el segundo palo de cabeza sin necesidad de saltar siquiera. Con los pies clavados en el suelo, dejando en evidencia a la defensa y también, por supuesto, al portero. Se lo repiten desde pequeños, el área pequeña es tu templo, es sagrada, nadie te la puede mancillar. Se lo cuentan, que manden, que griten, que nadie más que ellos, que son diferentes a todos los demás y pueden utilizar las manos, debe tener ahí un lugar. David de Gea, con 1.90 y brazos largos, ni saltó, ni atrapó ni casi se percató de que había un hombre allí para marcar un gol. En el tercero, un mal despeje ayudó a los ajedrezados. Sí, luego detuvo con el pie un mano a mano, su única acción positiva en todo el encuentro. Parar un balón no debería significar tanto para un portero, para eso están.

Foto: Los jugadores de la Selección, cabizbajos tras la derrota de España en Croacia. (Reuters)

Podría ser un mal partido, un par de lances del juego. Podría ser, sí, pero no es, porque un error es un error, pero cuando los fallos se encadenan no son casualidad sino parte de la situación. No es que De Gea falle a veces con España, es que raro es el partido en el que está a la altura de las circunstancias. España pudo necesitar durante un tiempo que el portero madrileño estuviese a la altura de lo que se le ha visto en otras porterías, pero ha llegado un momento en el que esa fe es ciega, no hay nada en la serie histórica que lleve a pensar que esto cambiará. Es más, esperar cambio en un suceso que se repite en el tiempo una y otra vez del mismo modo es una bonita pérdida de tiempo. Si todas las veces haces lo mismo, todas las veces recibirás lo mismo.

Sí, es lógico que todos esos queridos amantes de la Premier League recuerden que, en realidad, hablamos de un portero de élite. Uno que cada fin de semana salva a su equipo, el Manchester United, valorado por todos en la liga más grande del mundo como uno de los grandes. Tan cierto es eso como que en el Mundial nadie le recuerda un balón parado, y como que falló en los partidos previos a ese campeonato y ahora, a la vuelta, con nuevo entrenador, no hace más que naufragar. No es su culpa exclusiva, por descontado, tampoco es que la defensa esté ayudando demasiado a parar la sangría, pero es difícil recordarle ningún mérito con España. Y oportunidades no le han faltado.

placeholder Uno de los goles de Croacia. (EFE)
Uno de los goles de Croacia. (EFE)

La cabeza en otro lado

¿Qué le pasa a ese portero que brilla en el United y no lo hace con España? Hay explicaciones, una deportiva y otra psicológica. La primera tiene que ver con las cualidades del arquero y lo que se le pide en uno y otro contexto. La Selección es dominante, con la defensa adelantada y sacando el balón desde detrás, mientras que en el United, con Mourinho en las máquinas, se busca estar arropado, con centrales en el área y mediocentros robustos como Matic. Ambas filosofías piden cosas diferentes. En el United, los delanteros rivales tirarán desde cerca, lo que es una maravilla para enseñar los reflejos que De Gea, sin duda, tiene. La abundancia de jugadores en el área ayudará a que no tenga que salir a mandar, podrá estar resguardado debajo de los palos, sin salir, sin enseñarse.

Con España, la exigencia no es mayor, pero sí es diferente. Se le pide que sepa jugar desde atrás, aunque eso con Luis Enrique se ha reducido. Se le exige que salga a por más balones, que sea poderoso en su área porque no va a haber muchos futbolistas de su equipo para auxiliarle. Se le nota mucho más incómodo porque aquí no vale con un milagro a una pelota que ya entraba, tiene que ser más que portero, tiene que ser jugador de fútbol, y para eso no parece preparado.

Foto: David de Gea durante la tanda de penaltis contra Rusia en el Mundial. (Efe)
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Como tampoco parece estarlo mentalmente. Más allá de que se le ve mucho más inseguro con España que con el United, están sus frases de los últimos tiempos para entender que cada viaje con la Selección tiene un punto de calvario para él. Ha dicho en ocasiones que se siente maltratado, que no le quieren lo suficiente, sin darse cuenta de que en el fútbol no vale con ser llamado al equipo, tienes que demostrar tu valía para hacerte un hueco en los corazones de tus aficionados. No le beneficia jugar en Inglaterra, porque este es un país de clubes y estando en España ya tendría un pequeña parte de la afición dispuesta a aceptarle ciertos fallos. Es así, no pasa nada. Podría, como otros hicieron antes —Silva, Xabi Alonso...— ganarse el cariño con su calidad y sus buenas actuaciones. Pero él prefiere combinar un silencio casi perpetuo con la queja en las escasas ocasiones en las que toma la palabra.

Los porteros son diferentes, y no solo porque vistan de colores extraños. Se ha hablado mucho de sus personalidades, de sus excentricidades y esa manera de vivir diferente a los demás. Son muchas cosas las que tiene que controlar un portero y, entre ellas, están los nervios. No es el caso, en el Mundial, donde estuvo calamitoso, ya se mostró frágil, en la portería y con la cabeza. Y es un problema que se repite en el tiempo una y otra vez y que a estas alturas es difícil de sobrellevar. Ha tenido muchas oportunidades, el tiempo corre en su contra.

Se quedó de nuevo debajo del larguero, viendo cómo llovían balones, temeroso de salir a por ellos. David de Gea, el portero de la Selección —de momento—, encajó tres goles más. Con ello España perdió y necesita un empate de Croacia e Inglaterra en Wembley para pasar. Algo parecido le pasó al meta hace no mucho contra Inglaterra. Y viene de un Mundial calamitoso. Es, dicen, uno de los mejores guardametas del mundo, un portero ágil y brillante. Cuando el escudo que cruza su pecho es el de España, se queda en nada, como un 'amateur', con las piernas temblorosas. Mal, muy mal, y cada vez son más las voces que recuerdan que en este país los porteros surgen como hongos en otoño y que hace no mucho el Chelsea se dejó una morterada en Kepa. ¿Ha llegado ya el momento de apostar por él?

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