La misión que Florentino Pérez le ha puesto a Solari: calma y jugar más verticales
La primera misión de Solari es sosegar y apaciguar el estado de nervios y desquiciamiento que ha ido en aumento entre los propios futbolistas. El estilo de juego será más vertical
Florentino Pérez pone, todavía más, el foco en la responsabilidad que tienen los jugadores en salir de esta crisis con la incorporación de Santiago Solari al banquillo. El presidente elige un entrenador interino, a la espera de lo que pueda suceder con otro de perfil más alto y de mayor prestigio (como Antonio Conte), para que en el vestuario borren de sus cabezas que el problema no es un entrenador de mano dura o blanda sino un cambio de actitud radical. El enfado de Florentino y los directivos con la plantilla ha ido creciendo desde la bochornosa primera parte en el Sánchez Pizjuán hasta comprobar la falta de ambición y errores de diferentes jugadores que han bajado su nivel. A Lopetegui se le culpa de no sacar mejor rendimiento y consolidar una estructura más sólida en lo colectivo, pero el diagnóstico más profundo inculpa a la plantilla por su relajación. Sirve de agravio comparativo cómo de enchufado salió el Barcelona en un día que no estaba Messi con la desidia del equipo de Lopetegui.
Solari, mientras dure en el banquillo, tiene más que ganar que perder a ojos de Florentino porque si bien la apuesta se considera de riesgo también se entiende que son los jugadores los que tienen que hacer un ejercicio serio de reflexión y autocrítica para reaccionar. En el club respaldan las palabras de Casemiro tras la debacle en el Clásico. Solari aterriza para calmar el ambiente exterior -los aficionados no podrán reprochar nada al técnico del Castilla- y el interior -los jugadores evitarán medidas drásticas-. Solari llega para ganarse el respeto y no imponerlo -como diría Sergio Ramos-. Un entrenador de la casa que tenderá la mano a los futbolistas y en especial a los pesos pesados para remar en la misma dirección.
No hará una revolución
El efecto o impacto que puede producir Solari es mínimo porque no llega para hacer una revolución. Su primera misión en cuanto desembarque es sosegar y apaciguar el estado de nervios que ha ido en aumento entre los propios futbolistas. El calendario le beneficia: Melilla en Copa del Rey, Valladolid en Liga y veremos si está contra el Viktoria Plzen y el Celta. Un entrenador que se debe manejar en un escenario de crisis y un vestuario de egos. Adoptará medidas templadas. No llega para volverse loco sino más bien para pacificar y moderar la excitación y ansiedades. Si consigue serenar el ambiente interior tendrá el efecto de recuperar la seguridad y la autoestima de una plantilla tocada. A partir de ahí pedirá el compromiso para trabajar más, subir la energía, concentración y mejorar la forma física.
Vinicius, beneficiado
A Solari también le corresponde tomar decisiones y la primera de ellas es decidir quiénes van a jugar el partido de Copa en Melilla. La portería -Courtois, Keylor Navas y Kiko Casilla- vuelve a cobrar protagonismo y morbo. Su conocimiento de los jóvenes, en especial de Vinicius por haberlo tenido en el Castilla, provocará que suba la tensión y la competencia en el día a día. A Lopetegui le ha penalizado, a ojos de la directiva, no gestionar los minutos de los fichajes. Empezó mal con Mariano por no utilizarle en Bilbao cuando el equipo necesitaba un delantero, se multiplicaron sus problemas por la desconfianza con Vinicius -le llevó a Barcelona y le dejó en la grada cuando le habían quitado la sanción- y prescindió de Odriozola en los últimos dos partidos para utilizar en el lateral derecho a Lucas Vázquez y Nacho.
Solari es el decimotercer entrenador de una larga lista que acumula Florentino Pérez en los dos mandatos presidenciales. Del Bosque, Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro, Pellegrini, Mourinho, Ancelotti, Benítez, Zidane, Lopetegui y Solari. El efecto que se busca con Santiago Solari, el ‘Indiecito’, es el de calmar y apaciguar los nervios y proponer un estilo más ofensivo y práctico. Recuperar la frescura y la fluidez con un juego más vertical que horizontal y posesiones más útiles que ineficaces porque algún jugador, de puertas para adentro, ya hizo llegar su incomodidad por la confusión que creaba el estilo de Lopetegui.
Florentino Pérez pone, todavía más, el foco en la responsabilidad que tienen los jugadores en salir de esta crisis con la incorporación de Santiago Solari al banquillo. El presidente elige un entrenador interino, a la espera de lo que pueda suceder con otro de perfil más alto y de mayor prestigio (como Antonio Conte), para que en el vestuario borren de sus cabezas que el problema no es un entrenador de mano dura o blanda sino un cambio de actitud radical. El enfado de Florentino y los directivos con la plantilla ha ido creciendo desde la bochornosa primera parte en el Sánchez Pizjuán hasta comprobar la falta de ambición y errores de diferentes jugadores que han bajado su nivel. A Lopetegui se le culpa de no sacar mejor rendimiento y consolidar una estructura más sólida en lo colectivo, pero el diagnóstico más profundo inculpa a la plantilla por su relajación. Sirve de agravio comparativo cómo de enchufado salió el Barcelona en un día que no estaba Messi con la desidia del equipo de Lopetegui.
- Santiago Solari, el sindicalista de los galácticos que toma las riendas del Madrid Gonzalo Cabeza
- Solari será el entrenador del Real Madrid en Melilla y seguramente ante Valladolid y Celta Fermín de la Calle
- Cristiano se despacha con Florentino y le señala como culpable de su salida del Madrid El Confidencial