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Los clubes deben ser de los aficionados: qué hay detrás del odio al fútbol moderno
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el libro 'odio el fútbol moderno'

Los clubes deben ser de los aficionados: qué hay detrás del odio al fútbol moderno

Dos aficionados, Carlos Roberto y Miquel Sanchis, publican un libro que es un ejercicio de nostalgia, pero también una crítica a un fútbol que ha cambiado aficionados por consumidores

Foto: El Real Zaragoza campeón de la Recopa de Europa en 1995. (Imago)
El Real Zaragoza campeón de la Recopa de Europa en 1995. (Imago)

A cualquier aficionado al fútbol le ha pasado alguna vez: ve la nueva camiseta de su equipo, con colores diferentes a los que siempre ha vestido, y reacciona con recelo. No le gusta. Lo comenta, lo critica, pero, salvo alguna excepción, el cabreo no pasa de ahí. A las pocas semanas lo ha olvidado. A Carlos Roberto y Miquel Sanchis les sentó mal que la Selección española vistiera de negro en casa contra Italia. Fue la gota que colmó el vaso de su desencanto hacia el fútbol actual. Su reacción fue crear la página de Facebook 'Odio el fútbol moderno', un espacio donde homenajear el fútbol de hace unas décadas, en su opinión mucho más auténtico. Cuatro años y medio después, la página tiene más de 100.000 seguidores y ahora han escrito un libro con el mismo nombre en el que amplían ese homenaje.

El libro es un enorme ejercicio de nostalgia, una oda a las gestas europeas de equipos pequeños, a los futbolistas con bigote, a los estadios con cerveza, almohadillas y marcadores manuales; a un fútbol más noble, resume Miquel. Pero lo que es un elogio a lo antiguo es, a la vez, una crítica a lo nuevo. Y ahí está el mensaje del libro: el negocio se ha colocado por delante del juego.

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Odio el fútbol moderno libro portada (Ed. Planeta)

"Los clubes son como Mercadona"

"Es un deporte secuestrado por el dinero", denuncian. "Nosotros crecimos yendo al estadio con nuestros padres y abuelos, coleccionando cromos... Y ahora el aficionado ha pasado a ser un consumidor. Los clubes se han transformado en empresas y se ha perdido el valor de club. Son como Mercadona o El Corte Inglés, que buscan fidelizar al cliente, que ya no es un aficionado", dice Roberto. "Los clubes miran por el dinero. Y todos han formado un sistema que supongo que da grandes beneficios, pero que aleja de la pasión de antaño".

"Lo que más odio es que se ha convertido en un deporte caro, cuando siempre fue un deporte de gente obrera, inventado por la 'working class' en Inglatrerra. Siempre ha estado relacionado con gente popular y humilde. Y ahora seguir a un equipo e incluso a apuntar a tu niño a una escuela cuesta mucho. El dinero que mueve el fútbol es lo que menos me gusta", continúa Sanchis, que entrena a un equipo de niños.

El odio al fútbol moderno, además de la frase, que ha acabado convirtiéndose casi en un cliché, es un movimiento bastante extendido. Con diferentes formas y orígenes, pero con el elemento común del rechazo a que el fútbol sea solo un negocio. "Es una corriente ideológica que nació en Inglaterra con los seguidores del Wimbledon. Y a la que se ha adherido mucha gente por todo el mundo. Y nosotros, sin quererlo prácticamente, nos hemos convertido en altavoz de esa corriente en España", explica Sanchis. "Podría decirse que sí es como un cliché —reconoce Roberto—, pero yo lo veo como una forma de canalizar el descontento. La gente aficionada sigue a su equipo, pero ve cositas que no le van gustando, y esta frase es una forma de encontrar una respuesta".

El aficionado también es culpable

El aficionado al fútbol es conservador, no le gustan los cambios, quizá porque la mayoría de los que ha habido en las últimas décadas se han realizado sin contar con él, que al final es el que lo sostiene todo. Le han dejado de lado y le han convertido en un cliente. Pero el aficionado también es muy pasivo y no está libre toda culpa. "Hemos sido muy permisivos en cuanto a cambios de horario", afirma Sanchis. "Al socio no le apetece ir al fútbol por la noche un lunes de febrero. No es lo mismo. También está el fútbol de pago, el precio de las entradas, que las camisetas valgan 120 euros... Hemos sido muy permisivos con nuestro club y con el fútbol en general. Y eso nos lleva a que se juegue un derbi catalán en Estados Unidos. Con lo cual se adultera la liga, porque hay equipos que no juegan 19 partidos en casa y 19 fuera. Y lo hemos permitido".

"Evidentemente todos somos cómplices", coincide Carlos Roberto. "El fútbol no deja de ser un pasatiempo. Es lo que hace mucha gente cuando acaba el trabajo, y te dejas llevar. Hay poco espíritu crítico. Es como el aficionado a un grupo de música que saca un disco malo y se lo compra igual".

No se trata de recuperar todo lo que había antes, señalan ambos. "Somos nostálgicos, pero no somos unos fanáticos del fútbol de antes ni pensamos que todo era mejor. Nosotros proponemos el fútbol del futuro cogiendo lo mejor del fútbol de antes y lo mejor del fútbol de ahora, que también tiene cosas que nos gustan", dice Sanchis, que cita el juego más vistoso y menos agresivo o la seguridad y la comodidad en los estadios como ejemplos, aunque también apunta a efectos perjudiciales en la libertad de expresión de los aficionados. "Las conscuencias del 'hooliganismo' las han pagado justos por pecadores".

Foto: Jadon Sancho debutó con la selección inglesa este viernes ante Croacia en Rijeka. (Reuters)

El final de las SAD

Entre lo que debería volver, según ellos, está la organización en forma de clubes y no de sociedades anónimas deportivas. "Confiamos en que el fútbol vuelva a ser de la gente. Se está moviendo. Hay muchos que se rigen por un modelo popular, donde cada socio tiene su voto, en una democracia. Quizá mañana, cuando al burbuja del fútbol explote, tomen las riendas. Quién sabe", continúa Sanchis, que cita los ejemplos del St Pauli, el Unión Club Ceares o el Unionistas. "Allí donde hay equipos que han sufrido a empresarios que han sido una catástrofe, la gente se ha movido y ha recuperado el club".

La obligación de convertirse en sociedades anónimas deportivas (solo FC Barcelona, Real Madrid, Athletic Club y Osasuna se libraron) ha sido muy criticada en España. Para muchos es la causa de los desmadres que arrasaron a algunos clubes y estuvieron a punto de llevarse por delante a otros. El mismo plan está encontrando rechazo en Argentina en la actualidad. "Lo peor es el monopolio. Lo que ha pasado en el Atlético de Madrid con la familia Gil. O Piterman en el Alavés. Gente que monopoliza el club. Creo que en Argentina temen eso, que venga un ricachón, compre cuatro estrellas y que luego los deje tirados", dice Carlos Roberto.

"Los dos pensamos que la situación es reversible", comenta Roberto. "Es difícil, porque está todo muy mercantilizado. Hay que recuperar valores de antes. Ese trabajo lo tiene Miquel, que es entrenador de chavales. Los clubes pueden cambiar y volver al sistema antiguo. Eso está sucediendo en algunos países. Quizá cuando equipos como el Football Club United of Manchester o el Ciudad de Murcia alcancen cotas más altas, se haga un poco más visible y se pueda extender".

A cualquier aficionado al fútbol le ha pasado alguna vez: ve la nueva camiseta de su equipo, con colores diferentes a los que siempre ha vestido, y reacciona con recelo. No le gusta. Lo comenta, lo critica, pero, salvo alguna excepción, el cabreo no pasa de ahí. A las pocas semanas lo ha olvidado. A Carlos Roberto y Miquel Sanchis les sentó mal que la Selección española vistiera de negro en casa contra Italia. Fue la gota que colmó el vaso de su desencanto hacia el fútbol actual. Su reacción fue crear la página de Facebook 'Odio el fútbol moderno', un espacio donde homenajear el fútbol de hace unas décadas, en su opinión mucho más auténtico. Cuatro años y medio después, la página tiene más de 100.000 seguidores y ahora han escrito un libro con el mismo nombre en el que amplían ese homenaje.

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