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La sorprendente ovación a Luis Enrique une a España para desgracia de los fanáticos
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triunfa el carisma del seleccionador

La sorprendente ovación a Luis Enrique une a España para desgracia de los fanáticos

Que en el primer partido en España, el nombre de Luis Enrique sea coreado con ese clamor y pasión debe servir para hacer una reflexión profunda. El fútbol no es de los fanáticos

Resulta alucinante que Luis Enrique haya conseguido unir a un país (en lo futbolístico) después de sólo dos partidos. Un toque de atención importante a los que miran a los internacionales de la Selección con el prisma de la rivalidad de los clubes y el forofismo rancio. Este martes, Luis Enrique fue ovacionado y aclamado por los espectadores que asistieron al estadio Martínez Valero de Elche. Que en el primer partido en España, el nombre de Luis Enrique sea coreado con ese clamor y pasión debe servir para hacer una reflexión profunda. El fútbol no es de los fanáticos ni de los locos de las redes sociales que buscan intoxicar. Tampoco de los bárbaros que acuden a las gradas a insultar y desatar sus iras. El fútbol es de los aficionados y ha tenido que llegar Luis Enrique, un tipo polémico, para unir España.

A Luis Enrique le preguntaron, después de la goleada contra Croacia, qué sintió cuando escuchó que coreaban su nombre. Se sonrojó. Es la primera vez que se ve esta imagen en la sala de prensa. Ruborizado y enrojecido por lo sucedido. Hasta el punto que reconoció que sintió "vergüenza ajena", que le había "sorprendido y no lo esperaba". Lo agradeció y pidió que las ovaciones sean para los jugadores. Pero fue para él porque España lo ha pasado muy mal desde uno de los mayores ridículos de nuestro fútbol con la destitución de Lopetegui a dos días del debut del Mundial contra Portugal. Los que corearon el nombre de Luis Enrique en Elche, como muchos aficionados en sus casas, ven en el nuevo seleccionador un profesional carismático, con personalidad, ganador y un líder que no se casa con nadie. Capacitado para construir un proyecto ganador y recuperar la ilusión. Hemos pasado de los pitos a Piqué a aclamar a Luis Enrique. Los buenos pueden con los malos.

Foto: Luis Enrique da órdenes desde la banda del Martínez Valero, de Elche. (Reuters) Opinión
Foto: Isco conduce el balón ante la oposición de Modric durante el partido contra Croacia. (EFE)
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Ulises Sánchez-Flor

Resulta alucinante que Luis Enrique haya conseguido unir a un país (en lo futbolístico) después de sólo dos partidos. Un toque de atención importante a los que miran a los internacionales de la Selección con el prisma de la rivalidad de los clubes y el forofismo rancio. Este martes, Luis Enrique fue ovacionado y aclamado por los espectadores que asistieron al estadio Martínez Valero de Elche. Que en el primer partido en España, el nombre de Luis Enrique sea coreado con ese clamor y pasión debe servir para hacer una reflexión profunda. El fútbol no es de los fanáticos ni de los locos de las redes sociales que buscan intoxicar. Tampoco de los bárbaros que acuden a las gradas a insultar y desatar sus iras. El fútbol es de los aficionados y ha tenido que llegar Luis Enrique, un tipo polémico, para unir España.

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