El arrepentido Bale tiene el desafío de reivindicarse con la cifra de 30 goles
Bale se tragó el ego tras la marcha de Zidane y llamó al club para decir que en el Madrid era feliz. Los cálculos que se hacen es si el galés podrá alcanzar la cifra de 30 goles
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Había dos egos en el vestuario del Real Madrid que agotaron la paciencia de Florentino Pérez y las energías de Zinedine Zidane. Uno con una difícil gestión (Cristiano Ronaldo) y otro que se podía reconducir (Gareth Bale). El presidente decidió que había que tomar decisiones con dos futbolistas que, por su egoísmo, habían estropeado la celebración en la final de Kiev ganada al Liverpool en un momento histórico para el club tras ganar tres Champions seguidas. El entrenador francés se marchó, entre otras cosas, porque entendía que lo de Cristiano no tenía remedio por la tensión que acumulaba con Florentino y Bale no era santo de su devoción porque, al margen de las razones deportivas para ponerle o no en el once, la relación estaba rota.
Estalló el polvorín de Cristiano Ronaldo, como se esperaban en el club, y Florentino no tuvo más remedio que abrirle la puerta para aceptar los 100 millones de euros de la Juventus. A José Ángel Sánchez -mano derecha y director general ejecutivo del club- le tocó lidiar con el caso Bale porque el galés se había marchado de vacaciones enfadado y avisando que no podía aguantar otra temporada más con el rol de suplente al que había relegado Zidane. Con el técnico francés fuera y sin conocer el nuevo entrenador, la situación de Bale dio un giro radical. Decidió tragarse el ego, no escuchar ofertas y se puso en contacto con el club para decir: “Aquí soy feliz”.
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Hay diferencias entre la consideración que tiene Florentino con Cristiano y Bale. El portugués fue un fichaje del anterior presidente, Ramón Calderón, y el galés lleva la marca registrada de Florentino como una de las operaciones que más esfuerzo tuvo que poner en las negociaciones. Bale, desde el primer día que contactó el Madrid con él, siempre puso facilidades hasta el día de Kiev que soltó su inoportuna queja. Florentino le ha mimado y lo seguirá haciendo porque considera que es un futbolista diferente que no ha dado todo lo que tiene dentro en el Real Madrid. A diferencia de Cristiano, con el que su relación fue de amor y odio y cuando le abrió la puerta lo dio por amortizado por insoportable.
Ahora Bale, con su ego centrado únicamente para rendir en los partidos como le recomendaron en el club, tiene que hacerse voraz porque se le ha despejado el camino sin Zidane, Cristiano Ronaldo ni la llegada de otro gran fichaje (Neymar, Mbappé o Hazard). Es un activo del club que hay que revalorizar y está en manos de Julen Lopetegui para gestionar un potencial que ensalzan con celo en Chamartín porque dicen que ha sido maltratado por Zidane y parte de la prensa.
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Potenciar al galés
Gareth Bale ha marcado cuatro goles en el mes de agosto y enseguida se han apresurado en la página oficial del club para recordarlo con un vídeo de sus mejores acciones y golazos en la gira americana y el del estreno de Liga contra el Getafe. Hay mucho interés en potenciar su figura para provocar ilusión entre los aficionados que recelan de la planificación deportiva por la ausencia de más fichajes.
Los cálculos que se hacen es si el galés podrá alcanzar la cifra de 30 goles esta temporada ahora que no está Cristiano y se le ve como un futbolista con olfato de gol. Los más optimistas sí lo creen posible porque en su última temporada en el Tottenham (2012-13) hizo un total de 26 tantos. En la primera en el Real Madrid (2013-14) llegó a los 22. La pasada temporada alcanzó los 21. Cifras que pueden sufrir un incremento si juega más y consigue que las lesiones no le perjudiquen. Lopetegui tiene un trabajo de prevención para el galés y le ahorrará minutos -ante el Getafe le quitó en el minuto 76 para meter en el campo a Lucas Vázquez-.
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Hay un cambio de actitud en Gareth Bale porque necesita aprovechar la oportunidad que se le ha presentado con Lopetegui y mostrar su arrepentimiento por estropear la fiesta de la última Champions. En el club confirman que ha recuperado la humildad que nunca debió perder y que le hizo explotar en Kiev por anteponer sus intereses a los del equipo. Lo asegura Julen Lopetegui cuando habla de él y dice que "tiene una tremenda ilusión y entrena como un juvenil. Nos encanta porque está motivado con el trabajo y se le ve con ilusión".
Gareth Bale llegó en 2013, el mismo año en el que el Barcelona fichó a Neymar, con el cartel del mejor futbolista de la Premier League y ahora afronta su sexta temporada en el Real Madrid con más motivación que el primer día. Está ante la gran oportunidad para reivindicarse como la figura del equipo y mostrar su capacidad realizadora.
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Había dos egos en el vestuario del Real Madrid que agotaron la paciencia de Florentino Pérez y las energías de Zinedine Zidane. Uno con una difícil gestión (Cristiano Ronaldo) y otro que se podía reconducir (Gareth Bale). El presidente decidió que había que tomar decisiones con dos futbolistas que, por su egoísmo, habían estropeado la celebración en la final de Kiev ganada al Liverpool en un momento histórico para el club tras ganar tres Champions seguidas. El entrenador francés se marchó, entre otras cosas, porque entendía que lo de Cristiano no tenía remedio por la tensión que acumulaba con Florentino y Bale no era santo de su devoción porque, al margen de las razones deportivas para ponerle o no en el once, la relación estaba rota.