La Selección no está en Krasnodar, sino en una película de ciencia ficción
España entrenó por primera vez en las instalaciones del F.C. Krasnodar, un impresionante oasis dentro de la gigante nube de humo y polución que es la ciudad
España no está en Krasnodar. En Krasnodar está Túnez, nuestro rival de esta noche, entrenando en el estadio Kubán, que está en el centro de la ciudad y tiene unas instalaciones dentro de lo que cabe esperar. La Selección, por contra, se encuentra en la Krasnodar Academy, un megacomplejo que recuerda más a películas como 'Gattaca' (1997) que a lo que entedemos por estadio de fútbol.
A más de un kilómetro se divisa el estadio donde jugarán esta noche, una majestuosa construcción inspirada en el Coliseo de Roma que deja la boca abierta. "¿Que si estamos contentos con las instalaciones? Son más que perfectas, desde luego si nos eliminan pronto esta no será la excusa", explicó Lopetegui ante la prensa. Tiene razón. El estadio, que ha costado 200 millones de euros -más o menos como el Metropolitano, pero con la mitad de localidades- está en las mejores condiciones imaginables. Los 34.000 asientos verde pistacho están acolchados, el césped recién plantado e incluso dispone de cuatro enormes paneles led sobre las gradas en los que se proyectan imágenes durante el partido. Ni un papel en el suelo, ni una muestra de desgaste en las paredes, ni un quemazón de cigarro en el suelo. Todo huele a nuevo. "Había mobiliario roto, pero lo hemos cambiado todo", dice un operario, que presume de las calidades de los materiales: "Es todo lo mejor que había en el mercado".
El estadio donde juega España contra Túnez mañana. pic.twitter.com/8a9eqxW3lN
— Alfredo Pascual (@Guyb) 8 de junio de 2018
España entrenó en el complejo por primera vez ante casi 2.000 espectadores, en su mayoría niños y jóvenes, que accedieron sin pagar. Fue, si no hay nueva orden, el único entrenamiento abierto del Mundial. Los presentes corearon a Iniesta, a Ramos, a Piqué, a Asensio e incluso a un tal Iker, quizá por Casillas. Jugó con normalidad Busquets, de baja los últimos días por una fuerte gastroenteritis, y se estiró a pocos metros Dani Carvajal, al que el seleccionador dice que hay que sujetarle de las ganas que tiene de echarse al verde: "Hay que frenarlo, quiere dar dos pasos en vez de ir de uno en uno, pero no tengo dudas de que va a llegar". No hubo mucho más allá que reseñar salvo un puñado de palomitas de Kepa que levantaron a la grada y evidenciaron que el vizcaíno se encuentra en una forma superlativa.
Otra de las atracciones ayer fue Manolo el del Bombo, plenamente recuperado de la afección cardiaca que sufrió en Sudáfrica. Se plantó en mitad de la grada e hizo con los asistentes lo que quiso, desde cantar a dar palmas: "Estoy encantado de estar aquí. Los médicos me han dejado viajar y vengo a darlo todo". Ha viajado con el bombo, por supuesto, que es nuevo y tiene GPS por si se pierde. "Me han avisado que podrían no dejarme entrar en los estadios con él, porque hay muchos gamberros. Yo le pido a la FIFA que tengan un poco de mano izquierda y permitan un bombo por cada equipo", dice. Manolo viaja invitado por la federación, empotrado con algunos periodistas, y habla de los jugadores como si fueran sus hijos: "No tengo jugadores preferidos. Todos son buenos chavales y, para mí, no importa quien lleva la camiseta roja, yo voy a animarle".
Manolo tiene 69 años y lleva 40 siguiendo a la Selección por todo el planeta. Es su décimo campeonato del mundo. También tiene un bar en Valencia, pero eso le importa mucho menos: "Con que me dé para pagar los impuestos es suficiente. No me da para costearme estos viajes, como a mí me gustaría, por eso estoy muy agradecido a la federación, antes a Villar y ahora a Rubiales, y a todo el personal que me trata tan bien, porque saben que Manolo no sabe hacer otra cosa que animar a su Selección", dice emocionado. ¿Podemos ganar el Mundial? "¡Sí, hombre! Pero tenemos que centrarnos, que todos dicen que vamos a ganar y esto es fútbol y puede pasar cualquier cosa, como sucedió con aquel árbitro en Corea". "En cualquier caso", continúa, "he visto a España ganar dos Eurocopas y un Mundial, así que si me muero mañana, lo hago tranquilo".
Los jugadores regresaron a sus bungalós a pie, de los que solo les separa una arboleda de diseño, cercados por un dispositivo de seguridad que involucra a un centenar de guardas. Fuera, en el parque del complejo, los niños disfrutaban de las praderas y los lagos artificales iluminados con leds, en lo que parece la contraprestación pública a un pelotazo urbanístico de primera magnitud. Alrededor está el humo y las autopistas urbanas donde los coches circulan a 100 km/h, pero eso es Krasnodar y, esto, otra cosa.
España no está en Krasnodar. En Krasnodar está Túnez, nuestro rival de esta noche, entrenando en el estadio Kubán, que está en el centro de la ciudad y tiene unas instalaciones dentro de lo que cabe esperar. La Selección, por contra, se encuentra en la Krasnodar Academy, un megacomplejo que recuerda más a películas como 'Gattaca' (1997) que a lo que entedemos por estadio de fútbol.
- España se aísla en Krasnodar, un infierno de coches y calor sin atractivo turístico Alfredo Pascual. Krasnodar