Cristiano Ronaldo y Florentino Pérez: cronología de una enemistad rentable
Cristiano Ronaldo sorprendió tras la final de Champions con unas declaraciones en las que ponía en duda su futuro. No gustaron a Florentino Pérez, con el que mantiene una relación de amor-odio
Están condenados a entenderse. Nunca han tenido una relación fluida ni la tendrán. Ha habido mejores y peores momentos, pero el ego de uno y la arrogancia del otro siempre han supuesto una barrera insalvable en esta enemistad rentable. Y aún así, la bomba que activó el pasado sábado Cristiano Ronaldo a la conclusión de la final de la Champions League será desactivada una vez más entre Jorge Mendes y Florentino Pérez, muy a su pesar.
El presidente está muy enfadado. Ha entendido como una imperdonable falta de respeto hacia el Real Madrid las declaraciones del delantero tras la final. "Fue bonito estar en el Madrid. Daré una respuesta en los próximos días", advirtió desafiante el portugués. El dirigente se mordió la lengua ante los micrófonos, aunque dejó claro con tono desafiante que "yo también he ganado cinco Champions y aquí lo que importa es el bien del equipo".
Los dos se sienten ofendidos. Cristiano ha entendido como una afrenta la oferta de mejora por objetivos que le ha realizado el club, que ofrecía al luso aumentar su ficha en función a los pluses. El jugador exige estar a la altura de Neymar o Messi, por encima de los 35 millones netos al año. Pero Florentino se niega a asumir esa inversión en un jugador de 33 años, por más que siga siendo el referente ofensivo del equipo. Por eso Cristiano ha mostrado su malestar en los últimos tiempos con el presidente, quien además ha aislado al Real Madrid del contencioso judicial que libra el delantero con el fisco por el fraude fiscal del que se le acusa.
Ronaldo se ha sentido abandonado en este trance, a diferencia del trato que recibió en su día Messi, que vio como el Barcelona se volcaba con él creando una campaña en redes sociales y negociando un aumento salarial que lo ha convertido en el jugador mejor pagado del fútbol mundial con 36 millones netos anuales. Florentino ha preferido que el club no se viera salpicado por el fraude del jugador y se ha mantenido al margen, además de no acelerar las negociaciones en la mejora de contrato.
Varias quejas y dos mejoras de contrato
Sin embargo, los roces entre el dirigente y el jugador arrancan casi con el desembarco de Cristiano en el Bernabéu en el año 2009. El delantero, cuyo fichaje acometió Ramón Calderón en su etapa presidencial, conoció por voz de ese dirigente que Pérez había tratado de frustrar su fichaje por el Real Madrid. Algo que no le hizo ninguna gracia y que ha marcado desde el inicio le relación entre Ronaldo y Pérez.
Después se produjo un tira y afloja en la negociación por la mejora de su contrato que provocó un tenso episodio en el despacho presidencial. En aquel incidente, Florentino, cansado de las exigencias de Ronaldo y su agente, les advirtió desafiante, según el entorno del jugador: "Traed el dinero de la cláusula y con eso puedo fichar a Messi". Unas palabras que retumban en la cabeza de Ronaldo desde entonces. Un golpe irreparable para su ego. La semana después de ganar la Liga, en 2012, sembró por primera vez la duda de su futuro en una entrevista con medios ingleses, a los que suele utilizar recurrentemente para generar incertidumbre: "El Real Madrid es un club muy grande, pero uno nunca sabe dónde acabará. Me siento muy bien aquí, pero dentro de un año o dos no se sabe".
Pasó el verano, y las celebraciones de la Undécima, y no se produjo el esperado acuerdo, lo que aumentó la locuacidad del portugués: "Estoy triste por un tema profesional y en el club lo saben. Por eso no celebro los goles, porque no estoy feliz. La gente aquí sabe por qué estoy triste y no me siento querido". Una vez más señalaba al presidente, quien acostumbrado a no tener que aguantar los caprichos de sus empelados, tiraba de diplomacia para no provocar un incendio mayor. Finalmente Florentino terminó con la tristeza del luso tras cerrar un acuerdo por el cual el portugués pasaba a cobrar 17 millones de euros.
Cuatro años después, en 2016, y tras un par de declaraciones incómodas del luso, Florentino y Cristiano escenificaban una complicidad poco convincente con otra extensión de contrato que conllevaba una sustancial mejora de contrato que disparaba su sueldo hasta acercarse al de Messi. Un incremento progresivo durante los cinco años firmados (hasta 2021), temporada en la que el madridista cumplirá 36 años. Pero el Barcelona se volvía a adelantar disparando la ficha de argentino hasta los 36 millones netos, a lo que se sumaba la marcha de Neymar al PSG, adonde llegaba cobrando casi 30 millones netos por temporada. Cristiano volvía a quedarse atrás con 23 millones al año.
Molesto por la falta de protagonismo
Para más inri estallaba el escándalo que ponía al portugués en el ojo del huracán por unas prácticas fiscales fraudulentas que Hacienda tasaba en 14,7 millones de euros. Ronaldo reaccionaba de nuevo cuestionando su estancia en el Real Madrid. En junio el diario portugués 'A Bola' advertía sobre una inminente salida de CR7 del Bernabéu por la persecución a la que estaba siendo sometido por el fisco español. El entorno del luso filtraba su malestar y saltaban de nuevo las alarmas. En septiembre del año pasado se conocía que en su declaración ante el juez Cristiano afirmó: "Me gustaría volver a Inglaterra".
Desde entonces, Florentino Pérez ha aislado al Real Madrid de los problemas fiscales del delantero. Pero mientras Cristiano comenzaba a deslizar su malestar por la falta de apoyo del club, Florentino negociaba el pasado mes de enero con Mendes una mejora de contrato del jugador utilizando la fórmula de incremento por objetivos. La cifra pasaba de 23 millones a 30 millones, insuficiente para el futbolista en el montante y, especialmente, en la forma. Ante esa tesitura Cristiano decidió utilizar la final de Champions para amplificar una acción estratégica: cuestionar su permanencia en el club el día que el Real Madrid encadenaba su tercera Champions consecutiva. Molesto por eso y por no tener protagonismo en la final, en la que Bale le robó los focos con una chilena espectacular, Ronaldo se presentó en la flash interview a pie de campo y soltó la bomba en el micrófono de Rodrigo Fáez.
Cristiano ha medido mal. El egoísmo le ha hecho pasarse de frenada, provocando el efecto contrario al esperado. Sergio Ramos y Marcelo, pesos pesados de la plantilla, le llamaron la atención por sus declaraciones antes de poner un pie en Madrid. La afición ha dejado claro en las redes sociales que el club está por encima de cualquier jugador. Y lo que es peor, Cristiano ha dado a Florentino una excusa más para no subir la oferta que le hizo en enero. "El Real Madrid es de los socios. Aquí no hay jeques", repite el presidente a Mendes y a todos los que le preguntan por la renovación de Cristiano. Mantendrán su enemistad por conveniencia. A los dos les interesa y business es business.
Están condenados a entenderse. Nunca han tenido una relación fluida ni la tendrán. Ha habido mejores y peores momentos, pero el ego de uno y la arrogancia del otro siempre han supuesto una barrera insalvable en esta enemistad rentable. Y aún así, la bomba que activó el pasado sábado Cristiano Ronaldo a la conclusión de la final de la Champions League será desactivada una vez más entre Jorge Mendes y Florentino Pérez, muy a su pesar.