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Manuel Llorente, el hombre de Tebas que dejó paso a Larrea por sus causas judiciales
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las elecciones son este jueves

Manuel Llorente, el hombre de Tebas que dejó paso a Larrea por sus causas judiciales

Es el número 2 de la candidatura del extesorero y el verdadero poder en la sombra. El hombre de Tebas está encausado por la supuesta venta fraudulenta del Valencia CF

Foto: Javier Tebas y Juan Luis Larrea, en un acto promocional. (EFE)
Javier Tebas y Juan Luis Larrea, en un acto promocional. (EFE)

Juan Luis Larrea saboreó las mieles de la presidencia de la RFEF cuando su amigo, o en otro tiempo amigo, Ángel María Villar cayó en desgracia. Llegó en principio porque se necesitaba alguien que cubriese el hueco, una presencia institucional que pudiese tirar durante unos meses hasta encontrar un recambio. Nadie le veía como un respuesto viable a medio plazo, pero la búsqueda de un candidato válido se fue complicando. Habría elecciones seguro, pues Luis Rubiales anunció pronto que él concurriría. Eso no hizo más que aumentar la necesidad de algunas fuerzas vivas del fútbol español de encontrar otro aspirante, a ser posible uno que pudiese ganar. Cualquiera menos Rubiales, se escuchaba en diversos despachos de gente poderosa.

Si alguien está interesado en esta operación es Javier Tebas, presidente de La Liga. Después de años de fricciones con la federación se ha abierto una ventana en la que, cree, puede llegar a controlar también esa institución. Él, por descontado, no podía presentarse, como tampoco podía un exsecretario de Estado de su cuerda por incompatibilidad. Empezó a buscar, pero no era sencillo. Primero llegó a Emilio García Silvero, abogado deportivo con alto cargo en UEFA y pasado en la federación española. Su currículo es irreprochable, pero rechazó el ofrecimiento.

Foto: El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Ángel María Villar, a su salida esta tarde de Soto de Real el verano pasado. (EFE) Opinión

El abogado, cuentan fuentes conocedoras de su situación, solo se hubiese planteado aterrizar de nuevo en España si hubiese tenido el camino expedito y las manos libres. No iba a ser así, primero porque Rubiales no estaba dispuesto a salirse de esta carrera, pero también porque había demasiada gente alrededor con idea de meter mano y arrimar el ascua a su sardina tras 28 años de 'villarismo'. El nuevo presidente servirá, en principio, dos años, después tendrá que someterse a unos nuevos comicios. Silvero, cuentan, quería estar solo esos dos años y hacerlo con plenos poderes. Sin esa seguridad no pudo más que declinar la sugerencia. Una serie de problemas personales, además, así se lo aconsejaban.

Y ahí entró en escena la figura de Manuel Llorente. El expresidente del Valencia, que lo fue en dos ocasiones, tiene un gran ascendente sobre muchos de los personajes que más mando han tenido en los últimos años. Se le reconocen como cualidades una agenda privilegiada, contactos y simpatía. Era el candidato de Javier Tebas, un buen aliado para el futuro. Pronto se dieron cuenta de que también era imposible. Su paso por el Valencia tiene algunos agujeros en la gestión importantes, está imputado por sus tejemanejes con Bancaja en la venta del club a la Fundación Valencia CF, un traspaso que se hizo, supuestamente, por medio de un crédito concedido a ciegas, sin ningún aval válido, según el sumario al que ha tenido acceso este periódico. Ese préstamo, además, fue castigado por la Unión Europea al considerar que el club había recibido ayudas ilegales y que tenía que resarcir al Estado por esos movimientos.

placeholder Manuel Llorente, con gafas oscuras. (EFE)
Manuel Llorente, con gafas oscuras. (EFE)

Los problemas judiciales de Llorente

Sus batallas judiciales le convertían en un problema, sobre todo de cara a la opinión pública. Tebas, a pesar de todo, no quiso deshacerse del todo de él. Le incluyó entre sus hombres de confianza y, cuando por fin cristalizó un candidato, lo colocó como número 2, posible sucesor dentro de dos años y encargado de las finanzas de la federación en caso de victoria en los comicios. El poder en la sombra. Curioso si se tiene en cuenta que está en los juzgados —recientemente ha vuelto a declarar— encausado por estafa, falsedad documental, maquinación para alteración del precio de las cosas y malversación de caudales públicos.

Creyeron entonces que la opción viable era Juan Luis Larrea, que para ese instante ya había decidido que le gustaba eso de ser presidente y que la carga laboral que suponía un cargo así es muy asumible. Tebas, Llorente y compañía asumieron al guipuzcoano como un mal menor, incluso les podía dar entrada en entornos en los que eran muy contestados —Tebas lleva años peleado con Villar, y eso se nota— por su pasado en el 'villarismo'. No era la opción más carismática, tampoco Larrea es alguien admirado en el fútbol español, pero era una vía de escape rápido con ciertas ventajas. A cambio, la presidencia. Y, también, por los tira y afloja hasta encontrar una fecha electoral, un puesto en el Comité Ejecutivo de la UEFA que reportará a Larrea unos 200.000 euros anuales.

Foto: Queco Piña, en el partido que en 2016 enfrentó al Huesca contra Las Palmas. (EFE) Opinión

Larrea proclama ahora la necesidad de entendimiento entre LaLiga y la Federación Española. Esto, que ha faltado de una manera clara en todos estos años, ha cambiado radicalmente desde que él y Tebas tienen sintonía personal. Tanto es así que el próximo año habrá VAR en Primera División, algo que hubiese sido imposible sin que ambos lo acordasen. La implementación del mismo se está haciendo al unísono, con emails cruzados entre ambas instituciones en un entorno de normalidad que no se recordaba. Para enfado, entre otros, del propio Villar, que ve a Larrea como un traidor.

LaLiga y la RFEF han vivido de espaldas, aunque incluso en las mayores guerras hubo canales de comunicación. Y la mayor prueba de ello es, precisamente, Manuel Llorente. Cuando se repasa una historia del poder en el fútbol español de los últimos años destaca el grupo que el expresidente valencianista apadrinó y, posteriormente, diseminó por los despachos más importantes del deporte en el país. Es el caso de Javier Gómez, actual director general de LaLiga y, como él, imputado por la venta fraudulenta del Valencia CF.

Javier Gómez es el ejecutor de las ideas de Tebas en La Liga y antes fue la mano derecha de Llorente. Es también un especialista en blindar contratos, el suyo mismo en el Valencia, sin ir más lejos, que le reportó una indemnización de dos millones de euros cuando finalizó sus funciones en el club ché. Llamativo si se tiene en cuenta que fue él mismo quien pidió marcharse. En tiempos recientes se ha cambiado el contrato de Tebas como presidente de LaLiga, con un fuerte aumento de sueldo y un blindaje acorde a las nuevas cifras.

placeholder El candidato Luis Rubiales. (EFE)
El candidato Luis Rubiales. (EFE)

El 'clan de los valencianos'

Pero Javier Gómez solo ha representado parte del poder estos años. También trabajó en aquel Valencia, y tuvo después un puesto importante en la federación, María José Claramunt. Directora de la selección, asesora y amiga de varios futbolistas, destituida por Larrea cuando la situación era insostenible por sus implicación en el sumario de la Operación Soulé. Durante años apareció como persona de confianza con el expresidente, aunque fuentes conocedoras de la situación aseguran que nunca perdió el vínculo con Llorente y Gómez, por lo que los movimientos que se hacían en su institución eran rápidamente conocidos en la sede de LaLiga. Tebas sabía casi todo lo que pasaba en la trinchera contraria.

El 'clan de los valencianos' es parte del amalgama que quiere hacer del fútbol español un conjunto único. Los esfuerzos, pilotados por Tebas, siempre bien acompañados en el diseño por el empresario audiovisual Jaume Roures, tienen incluso el sindicalismo como objetivo. Ahora está en manos de los asambleistas el futuro del fútbol español: si quieren un deporte más cohesionado pero también alarmantemente monolítico; o prefieren que se mantenga, al menos dos años, este juego de contrapesos que ha ido primando en la historia del deporte rey en España.

Es difícil pensar, en todo caso, que haya una renovación total. Larrea no va a dedicar su mandato a enmendar el pasado, aunque solo sea porque el pasado es él mismo, por más que Villar ande enojado con él y lo que ahora representa. Estas semanas, el extesorero, poco confiado con sus cifras, se dedica a organizar cenas que le puedan rascar los últimos votos. En publico se dice ganador, su entorno habla de una votación ajustada. Rubiales, que también fue directivo con Villar, aunque su relación fue más superficial, emite un discurso muy diferente. Dice que sus datos le dan claramente ganador y que no descarta incluso llegar al jueves como único candidato ante lo obvio de su victoria. ¿Está la suerte echada?

Juan Luis Larrea saboreó las mieles de la presidencia de la RFEF cuando su amigo, o en otro tiempo amigo, Ángel María Villar cayó en desgracia. Llegó en principio porque se necesitaba alguien que cubriese el hueco, una presencia institucional que pudiese tirar durante unos meses hasta encontrar un recambio. Nadie le veía como un respuesto viable a medio plazo, pero la búsqueda de un candidato válido se fue complicando. Habría elecciones seguro, pues Luis Rubiales anunció pronto que él concurriría. Eso no hizo más que aumentar la necesidad de algunas fuerzas vivas del fútbol español de encontrar otro aspirante, a ser posible uno que pudiese ganar. Cualquiera menos Rubiales, se escuchaba en diversos despachos de gente poderosa.

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