La sombra de Monchi y la ruina de su heredero en el Sevilla, Óscar Arias

Cuando llueve o truena, en el Sevilla no se acuerdan de la patrona de estos desastres (santa Bárbara), sino de Monchi. Y ahora, tras la enésima goleada recibida en Liga y el equipo fuera de puestos europeos para el año que viene, el personal de Nervión echa humo, mira a Roma (donde trabaja ahora el ex director deportivo) y apunta al entrecejo de Óscar Arias, el heredero del 'león de San Fernando', cuya carrera en el Sevilla está a punto de arruinarse.

Si uno echa números en el Sevilla llegará a una conclusión irrefutable: la presente pasará a la historia como una de las temporadas más locas que el aficionado recuerda. Esta noche (20:45 horas), ante el Bayern Munich, el equipo de Nervión juega un partido de vuelta de cuartos en Champions y hace 60 años que no lo hacía. Y dentro de unos días, el 21 de este mes, disputará frente al Barcelona una nueva final de Copa del Rey. Pero también se ha tocado el polo opuesto. El desastre. Este Sevilla europeo lleva recibidos 50 goles, solo en una campaña (la 96/97, que descendió) había sido agujereado tantas veces. Este balance, atronadoramente negativo, amenaza con llevarse por delante a Óscar Arias y puede que también a Vincenzo Montella.

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85 millones de euros en fichajes

Porque el Sevilla de esta temporada contaba con 200 millones de presupuesto y se ha gastado 85 millones de euros en fichajes; un club que miraba muy alto, para rebatir la tercera posición en la Liga al Atlético y al Valencia y se encuentra desplazado a la séptima posición, con la Champions del próximo año perdida y en el alero su participación en la Uefa Europa League.

Las balas apuntan a la cabeza de Óscar Arias, el delfín que dejó Monchi, que ha manejado un presupuesto de oro para tiros de sal. En ataque, el Sevilla solo ha contabilizado 39 goles, contando con el 'aval' de un delantero, Luis Muriel, que costó 21 millones de euros, y solo ha logrado siete tantos. El percutor del colombiano falla en demasía: hace un gol de seis ocasiones claras que suele disponer, un desastre para cualquier matarife que se precie. Sandro, goleador el año pasado, fichado en este mercado invernal, todavía no ha estrenado su casillero, aunque tampoco tiene mucha culpa, pues el entrenador apenas ha confiado en el canario.

Desbandada y búsqueda de sucesor

Óscar Arias tampoco ha sembrado amigos dentro del staff técnico, pues tras su llegada observó impasible el desfile por la puerta de atrás de otros valiosos colaboradores de Monchi, como Miguel Ángel Gómez y varios scouters de la afamada sala de máquinas descubridora de talentos. Arias cuenta como persona de confianza a Javi Guerrero, que coincidió con el onubense en el Recreativo y en Las Palmas. También a Emilio Gijón, ex del Sporting. Pero han pasado a segunda fila gente del perfil de Ramón Vázquez, cuyo ojo clínico era muy valorado por Monchi.

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En el consejo de administración que preside José Castro no se disimula el enfado por la rueda de resultados adversos y sonoras goleadas que recibe el equipo. Ya no cuela el discurso de la mala suerte, sino la poca capacidad de reacción de un equipo que clava los colmillos en la arena y abochorna en la Liga. De ahí que, discretamente, los dirigentes del Sevilla, con José María Cruz (director general), sondeen el mercado en la búsqueda de un sustituto. Hace unas semanas se habló del joven André Geraldes (32 años), director deportivo del Sporting de Lisboa, noticia que no desmintió el interesado y que en el seno del club nervionense se silenció.

Así están las cosas en el día que el Sevilla pisa cuartos de Champions en Munich (Allianz Arena, 20,45), y se asoma a la historia. Y el 21 de los corrientes, en el Wanda del Atlético, la final de la Copa con el Barça. Dos balas para conseguir la gloria. Pero la diana está lejísimos y los tiradores blancos andan miopes. A ellos se agarra Arias y en su cinturón, Montella.

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