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Dónde acaba la camiseta de un futbolista: de la barra libre del Barça al límite del Atlético
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Dónde acaba la camiseta de un futbolista: de la barra libre del Barça al límite del Atlético

Cientos de camiseta se regalan o se intercambian en cada partido del fútbol de élite, pero no todos los clubes lo permiten. ¿Y qué pasa con las que se quedan en el vestuario? ¿Y a final de curso?

Foto: Oblak regala su camiseta en un partido de Champions. (EFE)
Oblak regala su camiseta en un partido de Champions. (EFE)

Ha sonado el tercer pitido. El árbitro da el partido por finalizado. Ese es el momento en el que los rivales pasan a ser aficionados: "¿Me das tu camiseta?". En un gesto de admiración, ya sea de uno a otro o mutua, cientos de jugadores alrededor del mundo se intercambian la camiseta. Forma parte de la tradición futbolística. Otros, ya sea por alegría o decepción, regalan su camiseta a los aficionados lanzándola como en la imagen que ilustra este reportaje. Y muchas otras vuelven al vestuario y el jugador se desentiende de ellas, y ahí empieza la labor oculta y tan poco valorada de los utilleros. ¿Qué pasa con todas estas camisetas?

Tengan clara una cosa: muy pocas acaban en la basura. De alguna manera, muy variadas dependiendo de la categoría de la que hablemos, la gran mayoría de las camisetas que se producen y se utilizan por los clubes de fútbol españoles encuentran una nueva utilidad. Y decimos que depende sobremanera de la categoría porque las diferencias que encontramos entre Primera y Tercera División son, como es lógico, insalvables. Pero no hace falta irse tan abajo. ¿Qué tiene que ver la reutilización (o no) de zamarras del Fútbol Club Barcelona con la del Getafe, ambos clubes de la máxima categoría? Muy poco o nada, en realidad.

Foto: Cristiano Ronaldo vive complicados momentos en el Real Madrid. (Reuters)

El actual líder de la liga de nuestro país, el Barça, dispone de tal cantidad de indumentarias que todas las que utilizan sus jugadores son suyas por derecho propio. A partir de ahí, el futbolista decide si prefiere regalarla, intercambiarla con un rival o simplemente dejarla en su taquilla del vestuario para que sea lavada y reutilizada. Y vamos más allá: si necesitan o requieren más, tanto la marca, en este caso la estadounidense Nike, y el club les facilitan todas las que necesiten sin costo alguno para ellos. Por el contrario, en el Getafe, según la respuesta ofrecida por la entidad azulona, ocurre justo lo opuesto: todas las que regalen o intercambien serán cubiertas por el futbolista.

Otro club de muy alto presupuesto (el tercero de Primera), el Atlético de Madrid, permite a los jugadores quedarse con una camiseta de todas las que disponen por partido y comprar más con descuento, igual que el Valencia. Al ser así, ambos clubes reutilizan una gran cantidad de zamarras en cada encuentro. Por su parte, el Villarreal, equipo asentado en competiciones europeas, permite que sus jugadores se queden con hasta 40 camisetas por temporada, contando todos los torneos en los que participen, por lo que siempre tienen menos de los aproximadamente 50 partidos que disputa cada año el 'submarino amarillo'. Si superan el número establecido, a final de temporada pasarán por caja.

placeholder Casillas y Buffon, una camiseta intercambiada hasta la saciedad. (EFE)
Casillas y Buffon, una camiseta intercambiada hasta la saciedad. (EFE)

En cambio, el Alavés regala una camiseta por partido a cada uno de los integrantes de la plantilla vitoriana, que también tienen un descuento sobre el precio final, aunque no especificado. Esto sucede así en parte en el Leganés, uno de los presupuestos más bajos de Primera, ya que 'regala', por así decirlo, 25 camisetas al año a sus jugadores, según informaron los utilleros del club pepinero a este periódico. Después, cada elástica extra les costará 35 euros, un precio reducido al que tiene cualquier aficionado en la tienda del equipo (54,99€).

En Segunda B y Tercera no sobra nada

La cosa cambia cuando bajamos de división. Si miramos el ejemplo del Real Sporting, histórico club con una enorme tradición recién descendido a Segunda, cada jugador dispone de 21 camisetas para su uso y disfrute por temporada, es decir, una cada dos partidos (de los 42 encuentros de la Liga 1/2/3). Eso sí, tiene permiso para regalar o intercambiar las que quiera, sabiendo que si se pasa, tendrá que pagar 50€ por camiseta (reducido de los 75€ que cuesta en la tienda).

Foto: Imagen de un cartel publicitario de Joma. (FOTOS cedida por Joma)

Y si seguimos bajando, el futbolista sabe que si hace algo más con la camiseta que jugar el partido, tendrá que pasar por caja. Al no haber dorsales personalizados en Segunda División B, lo más normal es que la remera se quede en el club, se lave y se reutilice la siguiente jornada. Así pasa en el Toledo y en el Real Murcia, por ejemplo. El club pimentonero asegura que en todo el curso apenas se ha sustituido una camiseta rota. Un poco más generosos son en el Racing de Santander, que da tres indumentarias a sus futbolistas y, si quieren alguna más, pueden pagar 40€ por ella (en vez de los 65€ originales), además de tener permiso para intercambiar o regalar.

En el Compos, dos camisetas para todo el año

Un clásico como la Sociedad Deportiva Compostela, no hace tanto un equipo de Primera, permanece sumergido en la profundidad de Tercera División (liderando su grupo, eso sí) y explica a El Confidencial que su plantilla solo dispone de dos camisetas por temporada, la titular y la suplente y, por tanto, tampoco se les permite hacer otra cosa que dejarlas en el vestuario al acabar cada encuentro, salvo casos excepcionales, aunque las pueden adquirir por 30€. Igualmente sucede con el Club Deportivo Calahorra, que cuenta con tan solo dos camisetas por número y equipación (primera o segunda) cada fin de semana.

La principal similitud entre todos los clubes consultados, desde los de Primera hasta los de Tercera, es que todos disponen de una lavandería propia. En el caso particular del Calahorra, utiliza un servicio privado de lavandería contratado para la ropa de entrenamiento, tal y como comunica el equipo riojano.

placeholder La agotadora labor del utillero. (EFE)
La agotadora labor del utillero. (EFE)

¿Y al final de temporada, dónde acaban?

Desde hace ya varias décadas, es realmente extraño que un club de fútbol, ya sea de Primera o de Segunda, utilice la misma equipación en dos campañas consecutivas. Forma ya parte de la cultura del fútbol que la marca que les patrocina cree una indumentaria para que cada año el aficionado pueda ir a la tienda a comprar otra camiseta. El ciclo comercial, el mercado. ¿Y qué sucede con esa ropa que de repente desaparece de las instalaciones deportivas de todos los clubes cada verano?

Como decíamos al inicio de este artículo, muy pocas son las que acaban en los contenedores de basura (de hecho, solo el Toledo ha asegurado que una vez se dejan de utilizar en la siguiente temporada, algunas se desechan). Hay clubes como el Villarreal que simplifican mucho el 'reciclaje' de su vestimenta. En la ciudad deportiva tienen instalados unos contenedores de Cáritas donde acaba buena parte de su ropa, tanto del primer equipo como de las categorías inferiores. Otros equipos, tales como Barcelona, Atlético y Valencia, utilizan sus fundaciones propias para repartir de manera benéfica todo aquello que ya no les sea útil, además de que, en el caso del Barça, sus jugadores también utilizan las organizaciones benéficas en las que participan para donar material propio.

Casi todos los equipos consultados, salvo Sporting y Alavés, afirman colaborar con una o varias ONG o diferentes organizaciones benéficas a la que donan sus indumentarias usadas, tanto las que han sufrido muchos usos como las que están como nuevas. Aunque también es bastante habitual que la ropa, sobre todo en clubes con menos posibilidades económicas, pasen a llevarla las categorías inferiores, más en particular la ropa de entrenamiento, que suele encontrarse en buenas condiciones.

*Todos los demás clubes de Primera División no mencionados han rechazado o no han respondido a la petición de El Confidencial de participar en este reportaje, así como otras entidades de Segunda, Segunda B y Tercera también consultadas.

Ha sonado el tercer pitido. El árbitro da el partido por finalizado. Ese es el momento en el que los rivales pasan a ser aficionados: "¿Me das tu camiseta?". En un gesto de admiración, ya sea de uno a otro o mutua, cientos de jugadores alrededor del mundo se intercambian la camiseta. Forma parte de la tradición futbolística. Otros, ya sea por alegría o decepción, regalan su camiseta a los aficionados lanzándola como en la imagen que ilustra este reportaje. Y muchas otras vuelven al vestuario y el jugador se desentiende de ellas, y ahí empieza la labor oculta y tan poco valorada de los utilleros. ¿Qué pasa con todas estas camisetas?

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