Álvaro García, el tesoro que esconde el Cádiz y que no podrá retener

Álvaro García (25) es el futbolista de moda. De momento, juega en el Cádiz. Digo bien: una docena larga de equipos (media Europa, aseguran en el equipo amarillo) de postín están dispuestos a pagar del tirón los 8 millones de su cláusula para llevárselo en esta ventana invernal. El club gaditano solo espera que termine esta película con presumible final agridulce: recibirá un talón por dicha cantidad, pero perdería a uno de los jugadores clave para dar el salto a Primera. O no.

“No puedes ir contra la naturaleza. Si viene uno y paga, qué le vamos a hacer. En Segunda, 8 millones es una cifra complicada, pero en Primera veo que pagan 18 o 20 millones por otros jugadores y yo prefiero a Alvarito”. Eso dijo este lunes en el portal 'ElDesmarque' Álvaro Cervera, el entrenador del Cádiz, que se refiere al jugador con un cariñoso diminutivo, porque en el fútbol le recuerda mucho a él cuando era jugador del Racing, del Mallorca y luego del Valencia.

Álvaro García, representado desde que jugaba en las filas del equipo de su pueblo, el Utrera CF, por Rafa Rodríguez, Rafita (Agencia Implica-T), pasó al San Fernando, de allí lo fichó Quique Pina, cuando era dueño del Granada, donde llegó a debutar en Primera división. Luego pasó cedido por el Racing de Santander. De allí, en 2016, al Cádiz. El futbolista renovó en octubre pasado hasta 2022, y se le subió la cláusula de 6 millones hasta los 8 de la actualidad. Con una particularidad: si el Cádiz ascendiese a Primera, la cláusula subiría a 15 millones de euros.

Velocidad endiablada

¿Y quién es Álvaro García? ¿Por qué se pelea media Europa por un futbolista que mide 1,67 y juega en Segunda? Porque, según todos los especialistas, es un 'rara avis' en el fútbol. Un futbolista con una velocidad endiablada, pero jamás descontrola. Alguien que en la curva más alta de una carrera explosiva es capaz de pensar un segundo antes que el rival, cambia el ritmo, siempre lleva el balón cosido al pie y, lo más importante, guarda en su cerebro dos planes: o dispara o pasa al compañero mejor situado. Un diamante en bruto.

Sabemos, porque está publicado, que Valencia y Nápoles han llamado con insistencia a la puerta del Cádiz. Pero también el Bayer Leverkusen, el Oporto, la Roma de Monchi, el Liverpool, el Newcastle, el Atlético de Madrid, el Sevilla, el Betis…

La admiración de Dani Ceballos

Paisano de José Antonio Reyes y Dani Ceballos, Álvaro García estuvo en la diana del Real Betis durante la última ventana de verano. El club verdiblanco se mostró muy dispuesto a pagar los seis millones de su cláusula. Hasta Dani Ceballos, en la actualidad jugador del Real Madrid, habló maravillas de su paisano de Utrera: “Este jugador es muy top”. Pero el Betis, ante la incredulidad de los expertos, puso el freno de mano y zanjó el asunto. Se enteró de que tanto Álvaro y como toda su familia son sevillistas. Cosas que pasan en las orillas tan peculiares del Guadalquivir.

El Getafe, experto equipo cazador de talentos, puso sobre el tapete una oferta suculenta de 5 millones de euros. No podía subir más. Álvaro García se veía ya de azulón y jugando en Primera. El Cádiz aguantó el envite y el Getafe se retiró de la puja, lo que deprimió al futbolista, que arrancó la temporada con la moral por los suelos, aunque alcanzó la velocidad de crucero a finales de septiembre. Desde entonces lleva siete goles (seis en Liga) y otras tantas asistencias. Y lo que es una bendición: la original y simpática afición amarilla la tiene a sus pies. Alvarito reina en Cádiz.

Los dirigentes del club de la Tacita de Plata se frotan las manos porque las piernas de Álvaro García garantizan un gran negocio. A las puertas de la entidad del Carranza han llamado con fuerza Valencia y Nápoles, pero también “media Europa”. El precio mínimo son 8 millones de euros. La dirigencia maneja la puja y ha prohibido hablar al jugador. Solo que haga lo que mejor sabe, poner el turbo y activar su enorme caudal futbolístico. El que pague más se lo llevará. O el que le saque una sonrisa al aficionado cadista: que fichen al jugador, pero que siga haciendo goles de amarillo hasta final de temporada. Se juegan un ascenso.