Así explotó la burbuja de Tévez en Shanghai: crónica de una muerte anunciada
La aventura de Carlos Tévez se acabó mucho antes de lo previsto. Nunca se adaptó a la vida de Shanghai y ahora vuelve a ser feliz defendiendo otra vez la camiseta de Boca Juniors
"Gracias, Carlitos, por tu contribución y buena suerte". Así le despidió su ya ex club. Llegó como sólo lo hacen los elegidos, los más grandes. El aeropuerto de Shanghai se colapsó para recibir a Carlos Tévez. Llegaba a China algo más que un simple jugador, sí uno de los referentes del fútbol argentino durante los últimos años. El ídolo de Boca Juniors, el futbolista del pueblo. Eso sucedió cuando expiraba el 2016. Un año después, vuelve a lucir la camiseta xeneize, para confirmar que su paso por Asia fue un rotundo fracaso. Pagado a precio de oro por el Shanghai Shenhua, que le garantizó un contrato de unos 20 millones de euros netos por temporada, no tardó mucho el goleador en llegar a la firme conclusión de que la apuesta había sido fallida. Sí, el 'Apache' estuvo físicamente, pero nunca se adaptó al nuevo entorno. Su mente regresó muy pronto al hogar.
Se dio por hecho que cobraría unos 40 millones limpios por temporada, cuando esa no era la realidad. En la actualidad, es su compatriota Lavezzi el jugador que más cobra en China, que percibe 25 en el Hebei de Manuel Pellegrini, que también ha reclutado a Mascherano. Esa circunstancia le empezó a marcar nada más pisar territorio chino. La presión sobre el argentino subió de intensidad cuando todo aquel con el que se cruzaba daba por sentado que se encontraba con el fútbolista mejor pagado de la tierra, lo cual no era cierto. Aquellas informaciones le empezaron a minar, igual que tampoco gustaron en el interior de la institución, que no es precisamente de las que más dinero gasta en contrataciones de futbolistas extranjeros.
Carlos Tévez no es un tipo que se adapte con facilidad a cualquier lugar que no sea Buenos Aires. Le pasó en Inglaterra, en Italia y ahora en China. En Shanghai vivió en un lugar privilegiado, en una zona sólo al alcance de los más pudientes. Rodeado de familia y amigos, que formaron un séquito numeroso, Tévez vivió durante meses en una burbuja. No se integró en la vida cotidiana de los locales, algo que se podía dar por hecho. Es un tipo muy familiar y entre los más cercanos encontró el cobijo y el calor necesarios como para no echar nada en falta. Apenas salía del lugar que se había convertido en su hogar. Se encontraba a gusto en ese acotado espacio, pero al final el fútbol no le dio ese plus necesario para que todas las piezas quedaran ajustadas perfectamente. Podía salir por la ciudad sin problemas, sin sentirse nunca agobiado, pero se refugió en esa burbuja que finalmente explotó.
El comienzo no fue el esperado. El Shanghai Shenhua se jugaba entrar en la fase de grupos de la Champions de Asia en una eliminatoria que le enfrentó al Brisbane Roar de Australia. Cayó el equipo asiático y el camino se empezó a empinar para Carlos Tévez. Jugó bien los primeros partidos, pero se tropezó con los postes en cuatro o cinco ocasiones. Los goles se le iban escurriendo de los dedos en la misma medida que su distancia con Gustavo Poyet, el entrenador que le recibió, se iba haciendo cada vez más evidente. Lo mismo que sucedió con el resto del plantel y que finalmente le costó el puesto al estratega uruguayo. Fue entonces, al ver que su conexión con el que manda no fluía como es debido, cuando empezó a madurar que regresar a Boca era lo mejor.
#BienvenidoCarlitos ¡Tevez volvió a casa! Hoy se sumó al plantel de Guillermo en Cardales y ya se entrena con sus compañeros. #VamosBoca 💙💛💙 pic.twitter.com/gAHl2DOZpt
— Boca Jrs. Oficial (@BocaJrsOficial) 5 de enero de 2018
Cuando el local Wu Jingui se hizo cargo del equipo, el panorama no mejoró. El equipo se había jugado toda la temporada a la Copa tras una mala campaña en la Superliga. El nuevo entrenador acusó a Tévez de tener sobrepeso, generándose más tensión alrededor del argentino. Cuando le descartó para disputar la final (a doble partido), el futbolista arrojó por completo la toalla. El Shanghai Shenhua ganó la final, obtuvo así plaza fija para disputar la Champions asiática y Carlos empezó a hacer la mudanza. La institución siempre le consideró como un buen profesional y hasta hubiera aceptado que siguiera en sus filas, pero la estrella tenía su mente puesta en Buenos Aires. Posiblemente fue así desde el mismo momento en el que pisó China por primera vez...
"Gracias, Carlitos, por tu contribución y buena suerte". Así le despidió su ya ex club. Llegó como sólo lo hacen los elegidos, los más grandes. El aeropuerto de Shanghai se colapsó para recibir a Carlos Tévez. Llegaba a China algo más que un simple jugador, sí uno de los referentes del fútbol argentino durante los últimos años. El ídolo de Boca Juniors, el futbolista del pueblo. Eso sucedió cuando expiraba el 2016. Un año después, vuelve a lucir la camiseta xeneize, para confirmar que su paso por Asia fue un rotundo fracaso. Pagado a precio de oro por el Shanghai Shenhua, que le garantizó un contrato de unos 20 millones de euros netos por temporada, no tardó mucho el goleador en llegar a la firme conclusión de que la apuesta había sido fallida. Sí, el 'Apache' estuvo físicamente, pero nunca se adaptó al nuevo entorno. Su mente regresó muy pronto al hogar.
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