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¿Quién quiere ser James y Morata en el nuevo Real Madrid?
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la segunda fila todavía no carbura

¿Quién quiere ser James y Morata en el nuevo Real Madrid?

Los futbolistas menos habituales, los que la temporada pasada fueron básicos para la consecución de un doblete de Liga y Champions histórico, aún no ha dado el paso adelante necesario

Foto: Asensio celebra un gol de Ceballos en Vitoria. (Cordon Press)
Asensio celebra un gol de Ceballos en Vitoria. (Cordon Press)

Al introducirnos en la última semana del tercer mes de competición, el Real Madrid empieza a asustar. Ahí arriba está, suficientemente cerca del liderato como para no sentir cómo se tira la Liga a las primeras de cambio, algo bastante habitual y por lo cual se entiende mejor eso de haber ganado la segunda liga en casi diez años el curso pasado. Y luego se mantiene con buen ritmo en un grupo complicado en Champions League. Vamos, que todo está en una posición más o menos aceptable para que la temporada se desarrolle en los derroteros previstos. Es posible que así sea y que finalmente el Madrid gane todos los títulos, pero las sensaciones que ofrece no son similares a lo que se vio en la 16-17.

No marca goles. Pocos, al menos. Eso es el punto número uno. Cada partido que pasa se aprecia más la dificultad creciente que se encuentra el equipo de Zidane para crear ocasiones claras de gol y transformar al menos varias de ellas. El caso del Eibar supuso todo lo contrario: hizo poco y consiguió mucho. Ahí está el otro punto, está perdiendo capacidad creativa, pese a que ante los armeros jugaron cuatro centrocampistas de infinito talento que, por motivos todavía por esclarecer, no surtieron de balones a Cristiano ni fueron un constante problema para la defensa azulgrana.

Foto: Cristiano volvió a quedarse en blanco. (Reuters)

En ese último aspecto se incluye, en buena medida, la tesis principal de este artículo: la segunda línea ha perdido lo que los modernos llamarían su 'mojo'. ¿Qué es la segunda línea? Ese grupo de futbolistas que no jugaría una final de Champions a no ser que hubiera lesionados o sancionados. Es decir, los Asensio, Kovacic, Nacho, Theo, Ceballos, Lucas... Todos ellos fantásticos jugadores de prestigio y calidad ampliamente reconocida y demostrada, pero que no tienen el estatus de indiscutibles en la alineación de Zidane, pese a encontrarse, en ocasiones, en mejor forma y ofrecer mejor rendimiento que el compañero que ocupa el puesto como titular. Todos ellos están por debajo del nivel que ofrecieron la temporada pasada.

Bien es cierto que estar a la altura de las cifras de los suplentes de entonces es casi imposible. Que un jugador de banquillo tenga mejores números que un titular dice muchísimo de la increíble profundidad de plantilla de la que disponía Zidane. Los ejemplos que más saltan a la vista son los de James y Morata. Ninguno se ganó el apelativo de titular con Zidane, pero ambos acumularon unas cifras tan impresionantes que en cualquier otro equipo habrían sido propias de un hombre indiscutible. El colombiano jugó solo en 33 partidos y realizó 11 goles y dio 13 asistencias. Morata, en cambio, hizo números mejores que los de Benzema, al marcar 20 goles entre todas las competiciones.

placeholder James y Morata fueron fundamentales en la conquista del Doblete. (EFE)
James y Morata fueron fundamentales en la conquista del Doblete. (EFE)

En cierta manera esto sucede porque buena parte de ese segundo equipo es nuevo. Con un criterio propio de una mercantil con visos de crecimiento, el Real Madrid realizó una incursión al mercado de fichajes muy de puntillas, adquiriendo futbolistas jóvenes de complemento que en unos años serán, probablemente, importantes. Esa fue la manera en la que decidieron suplir a lo que fue la segunda línea la temporada pasada. Todo lo nuevo ocupaba el lugar de lo viejo. Y esas piezas recién asambladas todavía necesitan engrasarse para que el motor funcione a plena potencia.

Asensio, el jefe de filas de los rezagados, apadrina una generación de chavales que todavía no está aporreando la puerta de la titularidad y que tampoco pide a gritos oportunidades constantes en el once. Como siempre, es Nacho Fernández el que más ha participado y el que mejor rendimiento, después de Marco, ha aportado. Más allá del defensa y el mediapunta, los demás no llegan ni a los 500 minutos oficiales. Lucas destaca mínimamente con un gol y una asistencia, mientras que Theo se está haciendo un sitio como alternativa a Marcelo, sin aún la brillantez de sus meses en el Alavés. Lo mismo le sucede, aunque con todavía menos presencia, a Marcos Llorente, al que se le ha visto todavía fuera de sitio, sin confianza y nervioso. Casilla y Achraf han aprovechado las bajas por lesión de los que ocupan su lugar y su papel ha sido más que interesante. Los sub-21 Ceballos y Mayoral han tenido ambos un buen partido, poco más. Solo han disfrutado de ratitos en los que han pasado bastante desapercibidos. Kovacic, siempre cumplidor, apenas ha podido participar tras lesionarse a principios de septiembre. Y Jesús Vallejo ni siquiera ha debutado oficialmente.

La Copa del Rey a estas alturas no sirve de nada. Es una competición desfasada, por momentos hasta ridícula y molesta que ni siquiera llena los estadios de los clubes de Segunda B que reciben a grandes (como le pasó al Real Murcia con la visita del Barcelona), pero al menos sirve para que estos chavales que no siempre juegan en Liga o Champions, tengan unos minutos valiosos para que esa tensión e inquietud de los días con mayor necesidad desaparezca y tengan la oportunidad de lucirse, de hacer lo que realmente saben hacer, lo que ha hecho que el Madrid confíe en ellos para que formen parte de la primera plantilla. No habitualmente van a tener tanta responsabilidad, tener sobre su espalda la obligación de hacer al campeón de Europa hacer pasar una ronda. Quizás no es la que ellos buscan, pero es el camino, el primer paso para convertirse en los James y Morata de este año.

Al introducirnos en la última semana del tercer mes de competición, el Real Madrid empieza a asustar. Ahí arriba está, suficientemente cerca del liderato como para no sentir cómo se tira la Liga a las primeras de cambio, algo bastante habitual y por lo cual se entiende mejor eso de haber ganado la segunda liga en casi diez años el curso pasado. Y luego se mantiene con buen ritmo en un grupo complicado en Champions League. Vamos, que todo está en una posición más o menos aceptable para que la temporada se desarrolle en los derroteros previstos. Es posible que así sea y que finalmente el Madrid gane todos los títulos, pero las sensaciones que ofrece no son similares a lo que se vio en la 16-17.

Zinédine Zidane
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