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El Real Madrid y su infatigable búsqueda de 'asensios' por todo el mundo
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tanto para la cantera como para el primer equipo

El Real Madrid y su infatigable búsqueda de 'asensios' por todo el mundo

Florentino Pérez lleva un par de temporadas muy tranquilo en el mercado de traspasos. Contrasta con el incesante trabajo de captación de jóvenes promesas que se está haciendo en el club

Foto: Dani Ceballos, en su presentación. (EFE)
Dani Ceballos, en su presentación. (EFE)

Sigue sin haber conocimiento de la existencia de una dirección deportiva en el Real Madrid, así que los éxitos y los fracasos hay que atribuirselos al dúo que forman presidente y director general, es decir, Florentino Pérez y José Ángel Sánchez. En tiempos recientes todos son sonrisas, tres Champions en cuatro años, el doblete de la última temporada y la sensación general de que si alguien domina el fútbol mundial ahora mismo ese es el club blanco. Una carrera de gloria con una estrategia que, en principio, cuadra poco con la imagen que se tiene normalmente del presidente como derrochón con delirios de grandeza siempre dispuesto a pagar una morterada por la última estrella que se le ponga delante de los ojos.

Las dos últimas temporadas la cartera se ha movido más bien poco. Es más, desde el traspaso de James por 80 millones ningún otro ha llegado a los 35. Es cierto que los cimientos de una gran plantilla ya estaban ahí, parecían ahí siempre, y que no se puede decir que el once del Madrid sea precisamente barato. Pero a pesar de todos esos condicionantes, la actitud de contención de la presidencia blanca no deja de sorprender. Quizá también porque tiene truco.

Foto: Dani Ceballos, durante un partido entre Real Madrid y Betis. (EFE)

La política ha cambiado y eso es evidente. El dinero, que sigue existiendo, antes iba a parar a grandes fichajes que eran presentados con honores en el palco del Bernabéu. Ahora, en un modo de hacer las cosas más barato y, probablemente, más sensato, se construye el equipo pensando en el futuro más que en el presente. Hoy quienes desfilan por las páginas de los periódicos como objetivos o traspasos del Real Madrid no son ídolos que se hayan hinchado a firmar autógrafos sino jóvenes que algún día aspiran a ello.

La estrategia no es nueva del todo, ni siquiera es del todo original del tándem directivo del Real Madrid. Ya su predecesor en el cargo, Ramón Calderón, y su director deportivo Pedja Mijatovic, intentaron con más o menos éxito cazar jóvenes proyectos que rompiesen algún día en estrellas. Tres fueron los casos y, como si de un semáforo se tratase, uno salió bien, otro mal y otro difícil de evaluar. Porque Marcelo, el más barato de los tres, se ha convertido en el lateral izquierdo titular y un jugador clave para el club, un histórico en la casa. Higuaín, el segundo en edad y precio, demostró que valía para Europa aunque su paso por el Real Madrid fue agridulce. Gago, el más caro y formado de los tres, fue un fiasco.

Paso el tiempo, cambió la presidencia del Real Madrid y, en algún momento, en la directiva blanca retomaron ese modo de hacer las cosas. Quizá el primero fue Varane, que llegaba con el apoyo de Zidane y terminó asentándose como un central más que apto para el club. Y después Casemiro, fichado por solo seis millones con 21 años del Sao Paulo, pensado primero para formar parte del filial aunque no tardó -cesión al Oporto entre medias- en lograr su espacio en el madridismo. Incluso a ser titular con el primer equipo, lo que constituye un sueño prototípico de casi cualquier futbolista. Llegó el mismo año en el que el club pagó 32 millones por Illarramendi y demostró con el tiempo que él estaba mejor preparado para ese trabajo que el vasco.

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GRA510. MADRID, 30 11 2016.- El centrocampista noruego del Real Madrid Martin Odegaard (2d) disputa un balón con el defensa de la Cultural Leonesa Víctor Díaz (3i), durante el partido de vuelta de dieciseisavos de final de la Copa del Rey que se juega hoy en el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. EFE JuanJo Martín

De Asensio a Odegaard

Con el tiempo se ha intentado más veces. Para bien, para mal o sin diagnóstico preciso en este momento. Marco Asensio costó 3,7 millones al club. Una inversión muy modesta si se tiene en cuenta que se está operando con un presupuesto que se dispara por encima de los 600 millones de euros. Una apuesta que aún tiene que dar mucho más, pero con lo demostrado la temporada pasada parece lógico que la grada del Bernabéu sueñe cosas grandes cuando piensa en él. Y, si termina por romper en 'crack' mundial, será una de las inversiones más rentables de la historia del club.

Claro que no todo es siempre tan fácil. Martin Odegaard fue el centro de una subasta por toda Europa que le terminó destinando en el Real Madrid. El noruego apuntaba a ser el siguiente gran jugador europeo y terminó en Valdebebas a las órdenes de Zidane cuando este todavía entrenaba al segundo equipo. Si algún día se convierte en un futbolista de referencia no habrá sido sin piedras en el camino. En el Castilla no triunfó, mostró destellos de calidad pero físicamente no era capaz de completar partidos. En sus primeros meses en el Herenveen tampoco cambió mucho la cosa. Este año el técnico francés ha preferido no tenerlo en pretemporada y dejarle directamente en Holanda, a ver si ahí se encuentra con su juego.

Pero la política sigue, y cada vez parece más robusta. Jesús Vallejo, central de la sub-21, lleva dos años contratado por el Real Madrid aunque los haya pasado entre Zaragoza y Alemania. Le apuntan como un defensa para años en el Real Madrid y lo puede demostrar desde esta misma temporada, pues parece ser que el club confiará en él para cerrar la nómina de centrales de la primera plantilla y ya Nacho demostró el año pasado que esa no es una posición testimonial. En una línea parecida, aunque tenga más experiencia, hay que encuadrar el caso de Ceballos, jovencísimo interior fichado este verano del Betis que, en principio, aterrizará directamente en la primera plantilla. O Theo, el nuevo lateral izquiero suplente.

Como él llegaron la pasada temporada el paraguayo Sergio Díaz, el uruguayo Federico Valverde (que este año jugará en el Deportivo) o esta misma temporada Augusto Galván. Todos ellos acuden al Madrid muy jóvenes, pues ninguno supera los 20, y con la fama de estar entre los mejores proyectos de la cantera sudamericana. Pueden salir bien o como Lucas Silva, otro de esos fichajes en los que se esperaba mucho y quedaron en nada.

Foto: Theo Hernández, durante su presentación como jugador del Real Madrid. (EFE) Opinión
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Distinto caso es el de Vinicius, pues no puede ser considerado igual quien ha costado 45 millones al Real Madrid. Algo han visto en él, pues pagar por un chaval de 16 años ese dineral solo puede ser entendido desde la absoluta confianza. Como ocurriese con Odegaard, también se argumenta que Europa entera estaba tras sus pasos. Es cierto que el mercado ha enloquecido y la juventud, en el fútbol, es un valor en sí misma. Como siempre ocurre en estos casos, solo el tiempo dirá si la inversión es correcta o un fiasco.

Y, más allá de eso, está la cantera. El Madrid invierte un gran dinero cada año en tener Valdebebas lleno de jugadores prometedores. A lo largo del tiempo se ha trabajado mejor o peor y ha habido resultados dispares. Carvajal es el mejor ejemplo de que se puede llegar al primer equipo desde la ciudad deportiva. Morata, vendido por 80 millones, es otra muestra de los buenos resultados -deportivos o económicos- que arroja una tarea que no es en absoluto sencilla. Esta temporada, si no cambian los planes, Marcos Llorente buscará su espacio en el primer equipo después de haber tenido un muy buen año en el Alavés.

El Real Madrid puede tener una difusa estructura deportiva. O escasa, al menos. Pero es evidente que está atento al mercado y no solo a lo evidente, también a las apuestas. Son, por lo general, inversiones de bajo riesgo. Si rompen a jugar, el futuro es brillante.

Sigue sin haber conocimiento de la existencia de una dirección deportiva en el Real Madrid, así que los éxitos y los fracasos hay que atribuirselos al dúo que forman presidente y director general, es decir, Florentino Pérez y José Ángel Sánchez. En tiempos recientes todos son sonrisas, tres Champions en cuatro años, el doblete de la última temporada y la sensación general de que si alguien domina el fútbol mundial ahora mismo ese es el club blanco. Una carrera de gloria con una estrategia que, en principio, cuadra poco con la imagen que se tiene normalmente del presidente como derrochón con delirios de grandeza siempre dispuesto a pagar una morterada por la última estrella que se le ponga delante de los ojos.

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