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La traición a David Vidal: "¿Qué hago si no entreno? ¿Engordar y no verme la 'gaita'?"
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habla el entrenador tras salir mal del lorca

La traición a David Vidal: "¿Qué hago si no entreno? ¿Engordar y no verme la 'gaita'?"

Al técnico gallego nunca le ha perseguido la suerte, ni siquiera cuando cumple objetivos marcados. Hablamos con él después de que el Lorca incumpliera su palabra y le deje sin entrenar en Segunda

Foto: Jugadores del Lorca empapan a David Vidal en la celebración del ascenso a Segunda. (EFE)
Jugadores del Lorca empapan a David Vidal en la celebración del ascenso a Segunda. (EFE)

David Vidal tiene una relación muy peculiar con la prensa. No le apetece mucho, por lo general, mantener una entrevista con cualquier medio y lo primero que pregunta es de qué ciudad es el periódico, radio o televisión que le contacta. Pero ese rechazo inicial no quita que finalmente acepte a mantener una conversación, siempre tensa, con la persona al otro lado del teléfono. "Ya lo he contado todo, ¿qué quieren ustedes ahora?", empieza con El Confidencial, pero seguidamente accede a hablar un poco más en detalle de lo que sucedió en el Lorca, su último club, al que en dos meses ha ascendido a Segunda División por primera vez en su historia, éxito que no le ha valido la renovación de su contrato que, según él, le habían prometido.

Las traiciones dentro del mundo del fútbol están a la orden del día. Existirán pocos futbolistas, entrenadores o directivos que no hayan sentido en algún momento de sus más o menos largas carreras un cuchillo metafórico clavándose en su espalda. El caso de David Vidal es más escamoso por las circunstancias que han rodeado su salida del club al que le ha dado un éxito inesperado. Poco antes de finalizar la temporada, la madre de Vidal falleció. El entrenador, en un gesto increíble, no le dijo nada a nadie en el club y siguió con los entrenamientos como si nada hubiera pasado. Se perdió el entierro de su propia madre por no dejar su puesto de trabajo. "No fui por si el dueño no lo entendía", dice.

El presidente chino

El presidente y máximo accionista del Lorca FC es Xu Genbao, un exfutbolista y exseleccionador chino multimillonario que se hizo con el club. Algo similar a lo que pasó con el Jumilla, ambos en el grupo IV de Segunda B, que cuando se enfrentaron el partido fue llamado el 'derbi de Shangái', ya que iba a ser emitido en China. Esta temporada, el Lorca ha tenido tres entrenadores, todos ex del Real Murcia. Empezó Iñaki Alonso, pero fue sustituido en la jornada 5 por Julio Algar. Su rendimiento fue excelente, hasta colocarse líder. Pero un bache de dos puntos de doce llevó a la directiva a despedirlo cuando era segundo en la jornada 33ª. Ahí entro Vidal, que recuperó el liderato, acabó así la liga y en la eliminatoria de ascenso de los campeones, ganó al Albacete y ascendió a Segunda.

"A otros clubes les cuesta siete u ocho subir a Segunda y nosotros, en dos meses, subimos —dice Vidal con indignación—. Cuando se encuentra uno con un vestuario jodido hay que saber meter la mano donde hay que meterla y eso no es fácil, se lo aseguro. Algunos dirán que sí, pero muchos creen saber, pero pocos entienden. Para mí ha sido un éxito aplacar en 30 días a la plantilla, decirles cuatro cosas y lo hemos hecho bien. Yo fijé unas directrices y las han llevado hasta las últimas consecuencias". El vestuario ha quedado con un fantástico recuerdo del breve paso de Vidal. "Algunos de los jugadores me llamaron, pero esto no tiene nada que ver con ellos. Ellos van por su lado y yo por el mío", dice.

"Esto es cosa de piratas"

Su situación contractual era clara. Tenía contrato hasta el 30 de junio, pero él no tenía intención de aceptar un puesto en el Lorca por solo unos meses, sino que quería un proyecto más a largo plazo. Cuando firmó, llegó la mentira. "Vino Joaquín Romeu —expresidente del Murcia, por cierto—, que fue el que trajo al chino, y me dijo que yo tendría un año más. Nos estrechamos la mano y yo le creí. Y ahora esto, ¿qué somos, piratas?". Su conversación con el presidente le indicó lo mismo. "Me vi un día con el presidente en un hotel en San Pedro del Pinatar —localidad justo al norte de La Manga del Mar Menor—, me dijo de seguir y yo respondí que estaba encantado".

Después, la sorpresa de la no renovación prometida y el silencio por parte del club. "Nadie me ha dado justificación, ¿qué justificación me van a dar si el presidente está en China? A mí me firmaron con un objetivo y se cumplió. Esto es de piratas", refunfuña. "Me revienta que me intenten tomar el pelo. Primero hablaré con el colegio de entrenadores de Murcia y como si tengo que ir a Madrid... Con lo que aguanté aquí, que tuve que aguantar carros y carretas".

En el Real Murcia le sucedió algo similar, aunque en aquel caso fue él el que tomó la decisión y así lo cuenta David Vidal. "Allí ascendimos a Primera (porque hay que decirlo en plural, yo solo no hice nada) siete jornadas antes del final como el más goleador y el menos goleado con un equipo al que el año anterior salvamos del descenso, además de jugar los cuartos de final de la Copa del Rey. El presidente me dijo que tenía tres años para subir al equipo a Primera porque iba a construir un estadio, y lo subimos al primer año sin gastarnos un euro. Pero no tuve una buena relación con Juan Antonio Samper, hermano del presidente. No me dejaron participar en la confección de la plantilla, me dijeron que yo me debía dedicar solo a entrenar, pero un entrenador debe decidir qué jugadores tener si va a construir un proyecto a largo plazo. Y si yo quería jugar al patadón y tente tieso, necesito jugadores fuertes, agresivos, violentos... Después de dos años haciéndolo bien, creo que merecía poder participar, pero me dijeron que no. Entonces yo me fui a mi casa y dejé allí el dinero que se llevaron los que vinieron detrás de mí. Con ese dinero podía vivir 30 o 40 años".

Estas historias del entrenador más longevo del fútbol español —cumplirá 67 años en agosto y ha entrenado a catorce clubes—, estos recuerdos amargos del fútbol de ultratumba no le incitan a abandonar el fútbol, al contrario. "Yo soy una persona de mucha vitalidad y agilidad, tengo que estar haciendo algo, ¿por qué no voy a hacer lo que más me gusta? ¿Qué voy a hacer si no, sentarme en una silla a engordar para tener una panza que no me vea ni la 'gaita'? Hay que estar ágil y delgado para andar por ahí". Y así seguirá todo el tiempo que le dejen.

David Vidal tiene una relación muy peculiar con la prensa. No le apetece mucho, por lo general, mantener una entrevista con cualquier medio y lo primero que pregunta es de qué ciudad es el periódico, radio o televisión que le contacta. Pero ese rechazo inicial no quita que finalmente acepte a mantener una conversación, siempre tensa, con la persona al otro lado del teléfono. "Ya lo he contado todo, ¿qué quieren ustedes ahora?", empieza con El Confidencial, pero seguidamente accede a hablar un poco más en detalle de lo que sucedió en el Lorca, su último club, al que en dos meses ha ascendido a Segunda División por primera vez en su historia, éxito que no le ha valido la renovación de su contrato que, según él, le habían prometido.

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