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El futuro de Isco en el Real Madrid pende de tres hilos: jugar más, Hazard y Verratti
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Se irá si el belga o el italiano mueven ficha

El futuro de Isco en el Real Madrid pende de tres hilos: jugar más, Hazard y Verratti

Sus últimas actuaciones y el temor a una fuga al Barça han puesto al 22 blanco en la senda de la renovación. Pero el malagueño no se decide a dar el paso por varias razones de peso

Foto: El malagueño suma siete goles y seis asistencias esta temporada. (Reuters)
El malagueño suma siete goles y seis asistencias esta temporada. (Reuters)

Quiero que Isco renueve. Lo está haciendo bien. Él lo que quiere es jugar aquí”. A tenor de las palabras vertidas por Zinédine Zidane tras la victoria del pasado domingo sobre el Alavés, la ampliación y mejora del contrato del futbolista malagueño con la entidad de Concha Espina debería darse ya por cocinada. Esa sería la consecuencia lógica de los hechos en cualquier club del fútbol del planeta. No así en el Real Madrid.

Foto: Isco cerró la goleada de España ante Israel. (EFE)

Aprovechando que el de Arroyo de la Miel anda de dulce últimamente y con el miedo metido en el cuerpo ante su posible (aunque inviable, al menos este verano) fuga al Camp Nou, no hay un solo correligionario merengue que no haya pedido estos días, por activa o por pasiva, la continuidad de un jugador que, por diferentes motivos, no ha dejado indiferente a nadie desde que arribara a Chamartín cuatro campañas atrás.

Isco conoce mejor que nadie lo efímeros y cambiantes que son los estados de ánimo en el coliseo blanco, de ahí que, lejos de haberse despejado, las dudas sigan dando vueltas en su disco duro sin tener para nada clara una decisión definitiva sobre el camino que seguirá en el futuro, y si le mantendrá unido al Real Madrid por siete temporadas más, como parece ser la pretensión desde las altas esferas del vigente campeón de Europa.

Foto: Isco está siendo uno de los más destacados del Madrid en los últimos partidos (Fernando Alvarado/EFE).

El internacional español salió el domingo del Bernabéu encantado de la vida por dos razones de peso: jugó el partido entero y le salió todo redondo. Pudo sacar a relucir buena parte de su repertorio creativo sin que su vertiente operaria, esa que detesta, pero que sabe no le queda más remedio que hacer, se resintiera un ápice sobre el césped. De ahí también la felicidad de un Zidane que querría ver siempre al malagueño mostrar ese perfecto equilibrio sobre el difícil alambre del exigente mediocampo merengue. El problema, y eso es algo que saben de sobra ambos protagonistas, es que ni al uno le da el físico para cerrar el círculo a una temporada entera desdoblándose en el rol de mago-peón, ni el otro le puede asegurar al uno que, aun en el caso de que no bajara el pistón en sus actuaciones, vaya a ser titularísimo en un once con cinco de los seis puestos de arriba adjudicados ‘de oficio’, máxime si el esquema de cabecera sigue siendo (nada indica que vaya a cambiar) el 1-4-3-3 actual.

Como quiera que el asunto de llenar la saca y multiplicar sus actuales ingresos económicos quedará solventado tanto si se queda en Madrid como si decide hacer las maletas (en tal caso ganaría incluso más que con la mejor de las ofertas de renovación blanca), la prioridad absoluta de Isco es asegurarse un papel preponderante en el equipo cuya camiseta defienda a partir del próximo ejercicio, algo poco menos que imposible con la BBC copando la banda ancha en el Bernabéu. Isco, además, tiene bien presente al afrontar este asunto el ‘calvario’ que está viviendo su querido amigo Morata después de que Zidane le convenciera para dejar atrás Turín y regresar a la capital de España dispuesto a tomar las riendas del ataque blanco, algo que nunca ha llegado a suceder de manera efectiva.

Foto: Isco fue el mejor del Real Madrid en el derbi (Sergio Pérez/Reuters).

Hazard, más cerca que nunca

Otra circunstancia colateral que tiene en vilo al malagueño son los insistentes rumores sobre la llegada de Eden Hazard al Real. Sabido es que Zidane bebe los vientos por el belga desde que saltó a la fama en el Lille. Es un futbolista por el que siente devoción y al que desearía dirigir desde el banquillo del Bernabéu. Aunque complicado, su fichaje parece estar más cerca que nunca. De producirse finalmente, Isco sería, sin duda alguna, el gran damnificado (dando por hecho que James se irá de todas, todas) del aterrizaje del ‘diablo rojo’. La calidad de sus minutos sufriría el enésimo revés y sólo las rotaciones, lesiones o sanciones le darían la oportunidad de aparecer en primera plana. En suma, más de lo mismo. O incluso peor.

La posibilidad de que dicha operación llegue a buen puerto no es la única que invita al internacional español a seguir dando largas a Florentino. Sabe de primera mano el mediapunta costasoleño que el PSG, uno de sus dos pretendientes reales (junto al City de Guardiola), anda con la mosca detrás de la oreja con Verratti y los cantos de sirena que le han lanzado desde Barcelona. El ‘regista’ italiano es el objetivo número uno azulgrana con vistas a la campaña que viene. Una operación tremendamente difícil, pero no imposible. El temor a su marcha del Parque de los Príncipes fue el motivo principal por el que el campeón francés se aprestó hace un mes, como adelantó el diario 'L’Equipe', a contactar con el entorno de Isco para hacerle saber de su interés. Bien es cierto que Unai Emery, de quien no guarda un buen recuerdo de su etapa valencianista, también ha apostado este año en París por el 1-4-3-3 que tanto obliga a correr detrás del balón al malagueño. Pero la previsible salida de Motta y, si llegara a producirse, la de Verratti, le otorgarían un papel estelar en el mediocampo de los galos junto a Rabiot y Matuidi. Al fin y al cabo, lo que viene reclamando desde que dejó La Rosaleda.

Quiero que Isco renueve. Lo está haciendo bien. Él lo que quiere es jugar aquí”. A tenor de las palabras vertidas por Zinédine Zidane tras la victoria del pasado domingo sobre el Alavés, la ampliación y mejora del contrato del futbolista malagueño con la entidad de Concha Espina debería darse ya por cocinada. Esa sería la consecuencia lógica de los hechos en cualquier club del fútbol del planeta. No así en el Real Madrid.

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