Xabi Alonso nunca dio un paso en falso, tampoco en su adiós al fútbol
El centrocampista, hijo de futbolista, valoró los movimientos que tenía que dar en su carrera para llegar a ser el jugador que fue. Ahora, y como siempre, vuelve a decidir él
La historia de Xabi Alonso empieza en Tolosa porque en algún sitio hay que empezar. En realidad el lugar de nacimiento es siempre poco más que un accidente, lo importante es lo que llega después, las calles de la infancia, en las que empieza todo, también el fútbol. En este caso, las de El Antiguo, barrio singular de San Sebastián donde todo empezó a fluir para el jugador que ahora anuncia su retirada.
Xabi Alonso no es un futbolista al uso. No lo ha sido durante su carrera y no lo fue en sus inicios. Quizá no lo ha sido precisamente por eso, porque sus inicios no son los habituales. Él nació en una familia en la que el deporte era el sustento. Su padre, Periko, fue un gran campeón. Dos ligas con la Real, otra con el Barcelona. La circunstancia marca al chico, talentoso desde joven, siempre con las ideas claras. La mayor parte de los niños que sueñan con ser futbolistas no se saben el camino. Xabi Alonso lo conocía desde niño.
"A diferencia de lo que le pasa a la mayoría de chavales, Xabi llegó tarde a la cantera de la Real", explica Kike Marín, autor del libro 'Xabi Alonso, un modelo de futbolista'. "Su madre siempre dio mucha importancia a los estudios", explica como uno de los motivos por los que no entró en Zubieta hasta una edad avanzada. Su fútbol empezó en el Antiguoko, el club del barrio en el que crecía. Una buena fábrica de talento que, en aquellos días, estaba vinculado al Athletic y no a la Real, como sucede actualmente.
Sin embargo, a Alonso la idea de jugar de rojiblanco no le seducía en absoluto. Ser guipuzcoano es, en la inmensa mayoría de los casos, ser de la Real. Pero el compás era de espera, los padres de Xabi no querían apresurar las cosas. La máxima de su carrera, la que le inculcaron sus padres y después siguió él, es dar el paso correcto en el momento oportuno.
"Antes de fichar por la Real juega el torneo internacional juvenil de este club, que se celebra siempre en Semana Santa. Forma parte de un combinado guipuzcoano porque todavía estaba en el Antiguoko", rememora Marín. Llegó por fin al equipo txuri urdin pero lo hizo, eso sí, en sus propios términos. Periko aceptó el cambio con una condición: jugar directamente en el Sanse.
En la Real siguió aprendiendo, que era lo que se exigía a la edad. En realidad, y esto distancia a Xabi Alonso de muchos, él siempre ha tenido el aprendizaje como una de sus guías, un inconformismo que es parte de la fórmula que le ha llevado a ser historia del Liverpool, del Madrid, de la Real y de la Selección Española. En ese desarrollo entró en el club Javier Clemente que, como era previsible, no tenía ninguna confianza en un jovencito que sabía tocar el balón y entendía la posición de mediocentro como un lugar para construir el juego.
El Eibar como mili para curtirse
"Lo mandó a Eibar porque pensaba que era demasiado blando", rememora Kike Marín. Fue poco tiempo, pero suficiente para darle al jugador un poco de fuste. "Para él ir a Ipurua fue como hacer la mili, la Segunda División le sirvió para curtirse", explica el autor de su biografía. No era aquel Eibar el equipo que hoy sueña incluso con ir a Europa. Al contrario, era el gran clásico de Segunda, canchero, además de destacar por su campo pequeño y con frecuencia embarrado.
A la vuelta a San Sebastián, Clemente ya no estaba. El técnico del primer equipo era la persona del mundo que más le conocía, su padre Periko. Un problema, porque él tampoco se atrevió a darle la venia a su hijo. Las circunstancias eran anómalas. Pronto se fue y le sustituyó John Toshack. El galés no tardó dos tardes en reclamar la presencia de Xabi. "Le dijo que tenía diez partidos para ganarse el puesto, y lo hizo", explica Marín.
El tiempo de Xabi Alonso en la Real coincide con el mejor momento del club en las últimas dos décadas. Subcampeón de Liga, escuchó el himno de la Champions en Anoeta, lo que es en sí mismo un sueño para un niño que quería ser estrella en la Real. Lo que pasa es que Xabi es realista en todas las acepciones. De la Real, sí, pero también de la realidad. Y era consciente de que no podría llegar al máximo sin salir de su equipo.
"Deportivamente, más que económicamente, él necesitaba dar el salto. Estuvo a punto de ganar la Liga con la Real, había llegado al máximo allí", explica Marín. El problema era el destino. El Real Madrid estaba interesado, aunque no lo suficiente. Florentino, en aquellos días, tenía una estricta política de canteranos y superestrellas y Xabi no era (aún) ninguna de las dos cosas. Benítez, que se marchaba al Liverpool, no lo dudó.
Campeón del mundo, campeón de Europa
Ahí empieza quizás la parte más conocida de la vida de Xabi. Llega a Liverpool y en el primer año es campeón de Europa. Se asienta en la Selección, es campeón de Europa también. Y del mundo. Parte de la mejor historia del fútbol español. Un medio del campo imbatible junto a Sergio Busquets. Partidos y partidos en los que demuestra que es uno de los mejores mediocampistas del continente. Lo tiene todo o prácticamente todo. El pase en largo y en corto. Instinto defensivo, un magnífico despliegue táctico. Inteligencia por encima de lo común y cierta llegada. En Inglaterra afinó los rudimentos defensivos.
Terminó teniendo rifirafes con Benítez, un entrenador al que sin duda debe mucho pero con quien no tenía demasiada sintonía futbolística. Le tentó el Arsenal, y la idea de jugar con Wenger le atraía, pero el siguiente paso no iba a ser ese. Era, esta vez sí, el Real Madrid.
Había vuelto Florentino Pérez a la casa blanca y preveía hacer un equipo nuevo. Fichar en un año lo que no se había hecho en tres. Empezó, porque así está en su naturaleza, por Cristiano, Kaká y Benzema. Siguió, casi a continuación, Xabi Alonso. Él tenía que ser la manija del nuevo superproyecto, aunque terminar en el Madrid era, de algún modo, una anomalía.
"Su padre había jugado en el Barcelona y él es de San Sebastián y de la Real", cuenta Marín. A pesar de que en su entorno el Real Madrid no estuviese especialmente valorado, era el paso correcto. "Su trayectoria siempre la ha pensado desde el crecimiento deportivo, él en eso tiene una cabeza muy estructurada", cuenta el autor. Y ese paso adelante, el salto desde el Liverpool, tenía que ser al blanco.
Le esperaba Pellegrini, un nuevo cambio de concepto, pues el chileno y Benítez se parecen poco. "Es muy camaleónico, él se amolda bien a las circunstancias. No es el típico futbolista, es un tipo muy inteligente y con criterio, lo hizo con Pellegrini como lo haría después con Guardiola o Ancelotti", explica Marín.
En el Real Madrid, amplias luces y algunas sombras. Fue campeón de Europa con Ancelotti, aunque no jugase por sanción la final. También de Liga, y de Copa. Fue clave en el conjunto blanco las cinco temporadas en las que estuvo. En su tiempo, sin embargo, se vivió uno de los mayores cismas del madridismo, la guerra entre mourinhistas y los que no lo eran, un fango que afectó al equipo, a la selección y, por descontado, a Xabi Alonso.
"Siempre evita la polémica"
"Siempre ha evitado la polémica, prefiere mantenerse un poco a la sombra", cuenta Marín. Y es cierto, aunque aquel 'tusnami' alcanzó a todos. "Con Casillas hubo menos de lo que parece, aunque todo se enquistó mucho en aquellos días. También hay que tener en cuenta que es íntimo amigo de Arbeloa, quizá su mejor amigo en el fútbol", enumera el autor.
Xabi Alonso ha tenido muchísimo fútbol, pero a diferencia de otros, no ha sido solo fútbol. Su imagen es muy diferente a lo que uno espera de un jugador. "Él cuida mucho eso, lo valora y por eso no se expone tanto. No es una cuestión de aparentar, él tiene inquietudes y está formado, para poder ser así necesita tener una barrera de seguridad", explica su biógrafo. Personalidad no le ha faltado: "No deja de ser un vasco que ha jugado y triunfado con España, y eso ha sabido gestionarlo. En su momento se cansó de ir con Euskadi porque le pitaban en San Mamés".
Esas ideas claras son las que le hicieron marcharse del Madrid camino de Múnich, a pesar de que Ancelotti le quería un año más en su equipo. Creía que, para su formación personal, tenía que cambiar de aires, conocer una nueva liga y trabajar para Guardiola. Son también las que le hicieron salir de la selección, en la que ya no se veía más. También las que ahora le empujan a irse del fútbol cuando bien podría marcharse a recaudar a Estados Unidos o a China. "Su vida deportiva ha sido como una carrera universitaria, siempre en línea ascendente, pensando mucho cada paso, sin pretender coger atajos"
El Xabi Alonso futbolista se conjugará en pasado a partir de junio. El futuro no es fácil de prever. Está perfectamente formado, sabe de fútbol porque lo ha aprendido de los mejores. Es sencillo pensar que el siguiente paso es ser entrenador, incluso su recorrido vital se asocia con una preocupación para formarse en ese campo. La decisión está por tomar, pero si decide finalmente no optar por esa opción tendrá mucho que ver en eso su padre. "Periko lo pasó fatal cuando dejó de entrenar a la Real, Xabi siempre dice que sabe lo que fue aquello", explica Marín. El banquillo gasta mucho. Está en la mano de Xabi Alonso, solo él sabe qué quiere hacer mañana.
La historia de Xabi Alonso empieza en Tolosa porque en algún sitio hay que empezar. En realidad el lugar de nacimiento es siempre poco más que un accidente, lo importante es lo que llega después, las calles de la infancia, en las que empieza todo, también el fútbol. En este caso, las de El Antiguo, barrio singular de San Sebastián donde todo empezó a fluir para el jugador que ahora anuncia su retirada.