Fin de ciclo en el Barcelona: el padre de Messi abre la puerta a Sampaoli
El batacazo de París hace aún más perentoria la renovación de Leo, para la cual se antoja necesario esclarecer el futuro de un banquillo para el que Luis Enrique está descartado
La abultada -por el resultado- y humillante -por el juego- derrota del martes en París marca un fin de ciclo del FC Barcelona. Luis Enrique, cuya pérdida de papeles después del partido y ante el micrófono 'amigo' de 'TV3' le acabó de retratar, termina contrato a final de temporada y, como quiera que hasta el 27 de mayo su equipo no disputa la final de Copa ante el Alavés, el mejor favor que le podía hacer al club que preside Josep María Bartomeu es despejar las dudas y, ya puestos, anunciar que no aceptará una oferta de renovación, suponiendo que ésta le llegue tal y como se han puesto las cosas, claro.
Tras el 4-0 ante el París Saint-Germain, parece evidente que el Barça tiene pie y medio fuera de la Champions. Esta atípica situación no sólo llega mucho antes de lo que se podía pensar, sino que a ello se le añade que LaLiga está liderada con autoridad por el Real Madrid, de ahí que la renovación de Leo Messi cobre aún más importancia si cabe. Al margen de una suculenta propuesta económica y una cantidad de años de contrato más o menos razonable para un futbolista que en junio cumplirá 30 años, en las negociaciones con el padre y agente del argentino será muy importante el aspecto deportivo, para lo cual es indispensable conocer lo antes posible quién entrenará al Barça la próxima temporada.
De este modo, se puede decir que el Barça está a los pies de Leo Messi y en las manos de Jorge Messi, quien tiene muy claro quién debería ser el sustituto del amortizado Luis Enrique. Al igual que sucediera cuando Argentina buscaba seleccionador tras la espantada del Tata Martino y Messi padre no dudó en animar a su tocayo Sampaoli a coger la Albiceleste con la promesa de que con él Leo volvería seguro, el progenitor del crack azulgrana se mantiene al habla con el técnico del Sevilla para preparar su desembarco en el Camp Nou.
Las largas de Luis Enrique
Si hace dos meses ya contábamos que la renovación de Luis Enrique no corría ninguna prisa, al menos mientras el juego del Barça siguiera dejando unas dudas que el entrenador asturiano negaba, tras el batacazo del Parque de los Príncipes la situación es mucho más clara. El contrato de Lucho acaba al final de la presente temporada y él siempre ha dicho que no tiene intención de abordar este tema hasta entonces. Jordi Mestre aseguró que "al míster no le preocupa esta cuestión. ¿Cuándo podíamos empezar a hablar? Yo creo que en enero o febrero será el momento adecuado", añadió el vicepresidente deportivo del Barça.
Jorge Sampaoli tiene contrato con el Sevilla hasta 2018, pero con una cláusula de rescisión que ronda el millón y medio de euros que le permitiría abandonar el Pizjuán a final de temporada. Al aval que Sampaoli tiene de los Messi se une el de Paco Seirul.lo, ex preparador físico del primer equipo y actual responsable del Área de Metodología, con Juanma Lillo, a quien lleva años queriendo tener en el Barça. Difícilmente podría haber un momento más oportuno para lograrlo, pues si algo vive el club catalán es una desintegración identitaria y nadie conoce mejor que el tolosarra como emprender el camino de vuelta. "¿Qué sería ese cerebro de Juanma Lillo liderando un proyecto de grandísima envergadura?", se pregunta Óscar Cano, director deportivo de la Cultural Leonesa, en una recomendable entrevista con Martí Perarnau en 'The Tactical Room'.
Lillo y su caballo de Troya
Cabe recordar que Lillo formaba parte de la candidatura de Lluís Bassat cuando el publicista aspiró en 2003 a la presidencia del club catalán, con Pep Guardiola como director deportivo. Más tarde, Seirul.lo puso sobre la mesa de Andoni Zubizarreta, anterior director deportivo azulgrana, el nombre de Lillo, precisamente como sustituto de Guardiola, algo parecido a lo que hizo Jorge Valdano en el Real Madrid. Sin embargo, ha tenido que ser a través de Sampaoli, una especie de caballo de Troya, como el exentrenador de equipos como Real Sociedad, Zaragoza, Tenerife, Oviedo o Millonarios de Bogotá haya empezado a ser reconocido dentro de esa simbiosis que ya se conoce como 'Sampaolillo' y que aspira a llevar al Sevilla a llegar muy lejos en la Champions y disputarle LaLiga a Madrid y Barça.
Sirva la pausada y certera reflexión de Iniesta tras el bochorno de París para explicar la verdadera causa del descalabro azulgrana ante el PSG de Emery. "A mí la palabra actitud nunca me ha gustado para explicar una derrota. Es una cuestión de fútbol, de estar bien situados y que no te superen en el campo. Siempre tengo presente que es un juego y ellos nos han superado jugando a fútbol y aprovechando todas sus virtudes, mientras que nosotros durante todo el partido no hemos tenido las cosas claras". Se puede decir más alto, pero no más claro. El problema del Barça es -y no de ahora- una cuestión de fútbol, precisamente lo que la dupla Sampaoli-Lillo pueden aportar a un equipo en el que Messi debe seguir siendo la piedra angular, aunque para ello no sólo habrá que convencer con un buen contrato económico, sino también con un proyecto deportivo.
La abultada -por el resultado- y humillante -por el juego- derrota del martes en París marca un fin de ciclo del FC Barcelona. Luis Enrique, cuya pérdida de papeles después del partido y ante el micrófono 'amigo' de 'TV3' le acabó de retratar, termina contrato a final de temporada y, como quiera que hasta el 27 de mayo su equipo no disputa la final de Copa ante el Alavés, el mejor favor que le podía hacer al club que preside Josep María Bartomeu es despejar las dudas y, ya puestos, anunciar que no aceptará una oferta de renovación, suponiendo que ésta le llegue tal y como se han puesto las cosas, claro.
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