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El polémico Balón de Oro de la Tercera vizcaína a un indultado por abusos sexuales
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paul abasolo, jugador del portugalete

El polémico Balón de Oro de la Tercera vizcaína a un indultado por abusos sexuales

El pleno del Ayuntamiento de Durango exige retirar la candidatura a este galardón que se entrega en Tercera, a un condenado a tres años y tres meses de prisión, que no cumplió

Foto: Paul Abasolo, con la camiseta del Portugalete
Paul Abasolo, con la camiseta del Portugalete

Paul Abasolo (Durango, Vizcaya, 1984) se ha enfrentado sobre el terreno de juego a muchos jugadores con la más de una decena de camisetas que ha vestido en su carrera futbolística. Pero su rival más duro nunca ha calzado pantalón corto y medias. Su contrincante más severo ha sido el rechazo social sobre su figura por la condena de tres años y tres meses de prisión que le fue impuesta en 2010 por abusos sexuales a tres mujeres entre 2006 y 2007. En una ocasión sí consiguió regatear a la Justicia con el indulto parcial que le concedió el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, siendo el primer condenado por agresión sexual o violencia machista amnistiado, aunque nunca ha logrado superar al contundente adversario del repudio de parte de la ciudadanía.

No vio la 'tarjeta roja' de la Justicia por la decisión en 2011 del Ejecutivo socialista de rebajar a dos años la pena de cárcel a cambio de participar en programas de reeducación sexual, medida que le libró de entrar en prisión, si bien acumula muchas expulsiones en el terreno de juego social. Allí donde ha recalado le ha acompañado la polémica, con una parte de los aficionados en su contra alentados por los movimientos feministas. Ahora, la última tarjeta roja fuera de los terrenos de juego se la ha sacado el Ayuntamiento de su localidad natal, que ha aprobado en pleno una moción para exigir al periódico 'Cantera Deportiva' que retire la nominación de este futbolista a los premios Balón de Oro 2017 de Tercera División al constituir esta candidatura “otra agresión a las mujeres”.

La moción, presentada por la Plataforma Feminista de Durango, que mantiene una lucha permanente contra Abasolo, contó este martes con el apoyo de todos los grupos salvo el PP y el PNV, que se abstuvieron. El edil popular Fran Garate defiende que se están “mezclando dos asuntos” y quiso diferenciar la repulsa por las agresiones sexuales del “merito deportivo”, mientras que el PNV rehusó intervenir. Los partidos que han respaldado la moción han sido muy duros con la decisión de “premiar” a un agresor, quien además “ni ha reconocido el daño causado ni se ha arrepentido”, ya que supone “sustentar” los abusos cometidos. Especialmente crítica ha sido la portavoz del PSE, Pilar Ríos, socia de gobierno del PNV, que ha acusado al periódico de tener “nula sensibilidad” hacia la violencia de género y mostrar una “total falta de respeto” a los esfuerzos realizados por las instituciones y la sociedad para erradicar esta lacra.

'Cantera Deportiva', el periódico que informa del fútbol base en Vizcaya (desde Segunda B a Benjamín), incluyó a Abasolo, que actualmente milita en el Portugalete de Tercera División, entre los 21 nominados al Balón de Oro 2017 de esta categoría. La votación de los lectores se cerró este martes y el jugador afectado quedó en sexta posición con el 2% de los sufragios, frente al mayoritario 51% obtenido por Mario, del Bermeo. Los ganadores finales en las diferentes categorías saldrán de la suma de los votos de los entrenadores y los lectores al 50%, de modo que está descartado que logre el premio. En todo caso, su nominación ha provocado rechazo social.

placeholder Abasolo, frente a Michel Salgado, en el partido de Copa entre el Real Madrid y el Real Unión
Abasolo, frente a Michel Salgado, en el partido de Copa entre el Real Madrid y el Real Unión

En el momento de su detención, en diciembre de 2007, Abasolo despuntaba en el Real Unión en 2º B como centrocampista y estaba en el punto de mira del Athletic. Pasó cinco meses en prisión preventiva y, tras su puesta en libertad, recobró su puesto en el club de Irún, con el que jugó y eliminó al Real Madrid de la Copa del Rey, pero las puertas a su posible fichaje por los bilbaínos se cerraron a cal y canto al trascender los supuestos abusos sexuales cometidos. La Audiencia Provincial de Vizcaya consideró probado que el jugador forzó y realizó “tocamientos” a las tres mujeres (una cuarta retiró la denuncia), quienes fueron atacadas de espaldas tanto en portales como en la calle a plena luz del día en Gernika (Vizcaya).

Abasolo no llegó a cumplir pena de cárcel. Tampoco la condena que le impuso la Justicia le expulsó de los terrenos de juego, ya que desde entonces ha militado en clubes como el Sestao River o el Zamudio antes de recalar esta temporada en el Portugalete. Su fichaje por el club jarrillero generó gran controversia a nivel social e institucional hasta el punto de que el ayuntamiento de esta localidad reprobó al equipo esta contratación y le instó a “revisar su política de fichajes”. Conocida su incorporación por la entidad que viste de amarillo y negro, el pleno municipal aprobó por unanimidad una declaración institucional el pasado 30 de junio en la que, a modo de reproche, recordaba al club que “posee una proyección pública que le corresponde una responsabilidad social y una obligación de ejemplaridad", así como su "compromiso público con la defensa de valores como la igualdad de oportunidades”. En todo caso, no se exigió la rescisión del contrato como reclamaba EH Bildu al no salir adelante la propuesta de la coalición 'abertzale', decisión que provocó las airadas quejas de los asistentes y que llevaron al alcalde, Mikel Torres (PSE), a suspender la sesión por un tiempo.

placeholder Protesta de grupos feministas contra Paul Abasolo (Foto: Ecuador Etxea)
Protesta de grupos feministas contra Paul Abasolo (Foto: Ecuador Etxea)

Ante la polvareda de su fichaje, el Portugalete ha venido replicando que “nunca discriminará” a ningún jugador por “tener antecedentes policiales” y ha puesto en valor que el jugador “dispone de los mismos derechos y obligaciones que el resto de la ciudadanía”. No opinan lo mismo algunos aficionados del club, que evidencian sus protestas en los partidos en casa con pitos. El crispado ambiente que procede desde un sector de la grada llevó incluso a un arbitro a parar en septiembre el partido contra el Basconia por los continuos insultos.

Foto: Miguel Ángel Millán (EFE)

Las protestas de una parte de su afición no le son nuevas. Seguidores de los equipos en los que ha militado tras la sentencia judicial han mostrado su rechazo a que Abasolo defienda los colores del club. Durante su estancia en el Sestao River peñas y aficionados emitieron un comunicado público para exigir al jugador un “arrepentimiento público” que no ha llegado. El Zamudio le rescindió el contrato en 2015 tras un acuerdo entre el alcalde y el club ante la polémica existente. Se le reprocha que nunca ha pedido perdón ni ha dado muestras de arrepentimiento por los abusos sexuales cometidos. Pero este ex jugador del Barakaldo, Eibar, Lemona, Oviedo o Logroñés, entre otros, niega los hechos e insiste en su inocencia. “No puedo arrepentirme de algo que no he hecho”, aseveró en septiembre en una entrevista concedida a 'Deia' en la que pedía que “me dejen hacer mi vida”. Por lo pronto, Abasolo ha recibido una nueva tarjeta roja del Ayuntamiento de su localidad natal, que ya sacó una cartulina de este mismo color por unanimidad al Gobierno de Zapatero por el indulto parcial que le fue concedido.

Paul Abasolo (Durango, Vizcaya, 1984) se ha enfrentado sobre el terreno de juego a muchos jugadores con la más de una decena de camisetas que ha vestido en su carrera futbolística. Pero su rival más duro nunca ha calzado pantalón corto y medias. Su contrincante más severo ha sido el rechazo social sobre su figura por la condena de tres años y tres meses de prisión que le fue impuesta en 2010 por abusos sexuales a tres mujeres entre 2006 y 2007. En una ocasión sí consiguió regatear a la Justicia con el indulto parcial que le concedió el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, siendo el primer condenado por agresión sexual o violencia machista amnistiado, aunque nunca ha logrado superar al contundente adversario del repudio de parte de la ciudadanía.

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