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El Barça, entre la autocrítica de Luis Enrique y el Empire State del club
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antagónicos discursos tras la derrota liguera

El Barça, entre la autocrítica de Luis Enrique y el Empire State del club

Mientras desde el club se le quita importancia a la derrota ante el Alavés, el técnico azulgrana se reunió con sus jugadores antes del entrenamiento para analizarla

Foto: Luis Enrique, cabizbajo en una rueda de prensa. (EFE)
Luis Enrique, cabizbajo en una rueda de prensa. (EFE)

Luis Enrique se reunió este domingo a las diez de la mañana antes del entrenamiento con la plantilla para analizar los errores cometidos ante el Alavés y hacer autocrítica. Horas después, el vicepresidente del club catalán, Carles Vilarrubí, en el acto de la ofrenda floral al monumento Rafael Casanovas con motivo de la 'Diada', declaró ante los medios: “Todo el mundo coincide en que tenemos un equipo ganador, un entrenador ganador, en que nos hemos reforzado de manera extraordinaria. Lo de ayer, por tanto, es puramente anecdótico y será anecdótico en el devenir de la temporada”. El discurso entre el vicepresidente y el entrenador fue antagónico. Luis Enrique, nada más terminar el partido entonó el mea culpa, reconoció que le sorprendió el posicionamiento táctico del Alavés que no tenían previsto y habló de poca fluidez en ataque y fragilidad en defensa. En definitiva, de accidente, nada.

El entrenador azulgrana se ha tomado lo suficientemente en serio la derrota como para reunirse con sus jugadores a la mañana siguiente del encuentro, algo que no es habitual. Es el tercer partido de LaLiga Santander, justo después de un parón de selecciones y solo estamos en septiembre, pero Luis Enrique tiene claro y así lo afirmó tras el encuentro que hay aspectos que deben mejorar ya, cuanto antes mejor. Asumió su parte de culpa, admitió que el 5-4-1 de Pellegrino les pilló por sorpresa y errores en su equipo de posicionamiento que no supieron ni evitar, ni superar. “No merecimos mucho más, si acaso un empate, pero el resultado es justo”, admitió con la voz rota, afónico por los gritos que había dado durante el partido.

El mensaje institucional del club fue el contrario. Un ‘circulen que aquí no hay nada que ver’ de manual. El día después de la inesperada derrota con una alineación titular en la que sólo había un jugador de la cantera, Sergio Busquets, Vilarrubí sacó pecho: “El Barça es una institución capaz de simultanear, en cuatro días, el iluminar el Empire State de Nueva York, dando esa imagen de globalidad y crecimiento, con ese punto de equilibrio de no olvidarnos de nuestras raíces, de quién somos y quiénes son nuestros socios”. Con la marcha solo este verano de Bartra, Sandro, Munir, con un Masip que no pinta nada, con un filial estancado y la previsión de Robert Fernández sobre que “en dos o cuatro años aparecerán jugadores”, en el once azulgrana ante el Alavés de la casa nada más estaba Busquets, pero el mensaje del club sigue siendo el de las raíces y la identidad; un eslogan que empieza a parecer vacío de contenido.

Luis Enrique ha pregonado en este inicio de campaña que tiene “la mejor plantilla” desde que se hizo cargo del Barça. Con esta premisa, Messi tocado, Luis Suárez agotado, Ter Stegen lesionado, Iniesta recién recuperado y Piqué y Sergi Roberto descansando en la grada pensando ya no solo en el Celtic, sino en los siete encuentros en 23 días que les esperan, el asturiano apostó por el fondo de armario. No salió bien. “Se ha juntado todo. No tuvimos fluidez en el ataque y estuvimos frágiles en defensa”, sentenció.

Foto: Deyverson celebró el primer tanto del encuentro. (EFE)

Mascherano falla con demasiada regularidad, el rendimiento de Aleix Vidal empieza a ser preocupante, Busquets tampoco tuvo su mejor día, Arda se perdió por la derecha, Neymar quiso en la primera parte hacerlo todo él solo, Alcácer fue demasiado estático y el equipo naufragó en todas las líneas. El entrenador lo sabe y ha comenzado a trabajar. Desde el club, con la corbata puesta y sacando pecho por el Empire State con los colores azul y grana, están a otra pelicula.

Luis Enrique se reunió este domingo a las diez de la mañana antes del entrenamiento con la plantilla para analizar los errores cometidos ante el Alavés y hacer autocrítica. Horas después, el vicepresidente del club catalán, Carles Vilarrubí, en el acto de la ofrenda floral al monumento Rafael Casanovas con motivo de la 'Diada', declaró ante los medios: “Todo el mundo coincide en que tenemos un equipo ganador, un entrenador ganador, en que nos hemos reforzado de manera extraordinaria. Lo de ayer, por tanto, es puramente anecdótico y será anecdótico en el devenir de la temporada”. El discurso entre el vicepresidente y el entrenador fue antagónico. Luis Enrique, nada más terminar el partido entonó el mea culpa, reconoció que le sorprendió el posicionamiento táctico del Alavés que no tenían previsto y habló de poca fluidez en ataque y fragilidad en defensa. En definitiva, de accidente, nada.

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