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Todas las razones de Messi para decir adiós a la selección argentina
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una decisión que ha provocado un terremoto

Todas las razones de Messi para decir adiós a la selección argentina

Desorganización en la AFA, dudas sobre la valía del Tata Martino, la alargada sombra de Maradona... Leo Messi no se ve con ganas -hoy- de seguir defendiendo la albiceleste

Foto: Messi acabó devastado tras caer en la final de la Copa América Centenario (EFE)
Messi acabó devastado tras caer en la final de la Copa América Centenario (EFE)

Para entender el adiós de Leo Messi a la selección argentina no basta con señalar lo obvio: el tremendo disgusto que se llevó tras fallar el penalti y que Chile ganara la Copa América. Tampoco que fuera el cuarto berrinche consecutivo, la cuarta final perdida con la albiceleste. El desastre en el que se ha convertido la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), intervenida ahora por la FIFA y con la que Messi, en un gesto inusual en él, se ha enfrentado abiertamente no explica su renuncia. Ni la escasa sintonía con el Tata Martino. Ni llevar años purgando no ser Diego Armando Maradona. “Messi no juega finales para alcanzar la gloria, sino para que lo perdonen, no se sabe muy bien el qué”, como escribió hace unos días Jorge Valdano. No. No es nada de lo anterior, pero al mismo tiempo es todo junto. La pregunta ahora es: ¿Mantendrá su decisión de dejar la selección? Y la respuesta sólo la tiene él.

Cuando Messi anunció su adiós lo hizo una hora después de llorar de manera desconsolada en el terreno de juego mientras Chile celebraba el título. Ante los micrófonos de las cámaras de televisión con derechos en el torneo se mostró tranquilo, las pulsaciones ya habían bajado. Nada en su discurso dio a entender que se trataba de una rabieta, sino de una decisión meditada. La frustración era lógica, pero no estaba sofocado cuando lo dijo. No era la primera vez que lo había pensado. Ya el año pasado, después de perder también contra Chile en la final de la Copa América, se marchó hundido por las críticas de vacaciones y caviló sobre dejar la albiceleste. No lo hizo porque con el descanso se le pasó el disgusto y el amor a su patria y a su selección le empujaron a continuar. En Barcelona, ciudad en la que reside desde que tenía 13 años, se dice que cada día que pasa es más argentino y no menos. Ni el acento perdió. Durante el último año, y especialmente durante la preparación y concentración de la Copa América, su ánimo cambió.

Duda del Tata Martino

Tras ganar la Copa del Rey, su segundo título de la temporada con el Barça, Messi se marchó para disputar un amistoso con Honduras de preparación para la Copa América. Su compromiso no se puede poner en duda teniendo en cuenta que tenía que volver unos días después para declarar en la Audiencia de Barcelona. Se lesionó contra Honduras, viajó a Barcelona, volvió inmediatamente después y para ello se pagó el avión con su dinero. La AFA está sumida en una profunda crisis. Messi no fue el único jugador que se costeó viajes para ir a jugar con la selección. Se supo justo antes de la Copa América que al cuerpo técnico liderado por el Tata Martino le debían siete meses de sueldo, igual que a algún futbolista, según aseguraron medios argentinos, pese a que ninguno quiso corroborarlo públicamente.

En pleno desastre organizativo, Messi no se cortó y a través de su cuenta de Instagram criticó a la AFA por un retraso en un vuelo. El gesto no debe pasarse por alto porque no es del estilo de Leo. Es decir, que como capitán dio un paso al frente para mostrar la disconformidad de todo el grupo. Por otro lado, su relación con Martino es correcta, profesional, pero el crack tiene serias dudas sobre si el Tata es el seleccionador ideal. Él lo conoce bien después de compartir un año en el Barça, una temporada en la que, por cierto, no se ganó nada.

La sombra de Tévez

A este panorama en particular hay que añadirle el general. Messi sigue siendo un jugador cuestionado en su país. El periodista y escritor Martín Caparrós explicaba en un artículo en 'El Periódico' hace un año cuál era la relación de Argentina con Messi en contraposición con Tévez: “Hace tiempo, en un partido de la selección argentina en Núñez, el locutor que anunciaba los equipos tuvo que presentarlos: cuando dijo Messi dijo ‘el mejor jugador del mundo’ y todos aplaudieron; cuando dijo Tévez dijo ‘el jugador del pueblo’ y la ovación fue estrepitosa. (…). Tévez es de Boca, jugó en Boca, ganó todo con Boca, es Boca; Messi es lejanamente de Newell's Old Boys, un equipo menor donde no jugó nunca. Tévez, para los argentinos, es claramente un argentino; Messi es algo indefinible: como quien descubre de pronto que en el barrio hay un pibe que no es amigo de nadie pero juega realmente bien y que lo podríamos llamar para los partidos de los sábados”.

La decisión de Mascherano

A la desconfianza de su propia afición se le suma justo antes de comenzar la Copa América unas declaraciones de Maradona en un acto publicitario con Pelé, que fue un extraordinario futbolista pero siempre se ha mostrado envidioso de todo aquel que le haga sombra en la historia. Maradona, en esta ocasión, no le fue a la zaga y soltó cuando creía que los micros no le estaban registrando: “Es buena persona, pero no tiene personalidad para ser un líder”. El calificativo de ‘pechofrío’ por su personalidad introvertida siempre le ha acompañado. Y así, con todo esto, llegó el día de la final en Nueva York y la necesidad imperiosa de Messi de sacudirse por fin el peso de una nación y de la leyenda inmensa de Maradona de encima… Y falló el penalti.

La principal cualidad de Leo Messi, lo que le hace ser el mejor jugador del mundo, es su competitividad. No soporta perder ni en los entrenamientos. En el Barça hay multitud de anécdotas sobre sus piques en los partidillos. Por ello, resulta difícil imaginar que pueda renunciar a la oportunidad de disputar el Mundial de Rusia dentro de dos años, cuando ya tenga 31 y sea probablemente el último de su carrera. Pero ahora, hoy, ha tomado la decisión de parar y es un tipo obcecado, así que lo más posible es que durante un tiempo no acuda a la llamada de la selección. No será el único, por lo que dijo Agüero también tras terminar el partido y se espera además que Mascherano le siga. Y en ese contexto está el conflicto con la AFA. Hasta que no se arregle, el azulgrana no volverá. De poco servirán ahora los llamamientos en los medios de comunicación argentinos y las redes sociales. Él ya lo tiene decidido, pero no parece que sea un ‘hasta nunca’, sino un ‘hasta luego’. Sólo él lo sabe. Y ahora necesita tiempo.

Para entender el adiós de Leo Messi a la selección argentina no basta con señalar lo obvio: el tremendo disgusto que se llevó tras fallar el penalti y que Chile ganara la Copa América. Tampoco que fuera el cuarto berrinche consecutivo, la cuarta final perdida con la albiceleste. El desastre en el que se ha convertido la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), intervenida ahora por la FIFA y con la que Messi, en un gesto inusual en él, se ha enfrentado abiertamente no explica su renuncia. Ni la escasa sintonía con el Tata Martino. Ni llevar años purgando no ser Diego Armando Maradona. “Messi no juega finales para alcanzar la gloria, sino para que lo perdonen, no se sabe muy bien el qué”, como escribió hace unos días Jorge Valdano. No. No es nada de lo anterior, pero al mismo tiempo es todo junto. La pregunta ahora es: ¿Mantendrá su decisión de dejar la selección? Y la respuesta sólo la tiene él.

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