"Si no puedo jugar a este nivel, iré a uno más bajo, hasta jugar con los colegas"
20 años de carrera están a punto de acabar. Pachón jugó su último partido en Fuenlabrada y antes de decidir si pone punto final a su vida como futbolista, analiza estas dos décadas de fútbol
Hay algunos jugadores que son parte de la historia del fútbol sin que hayan ganado una Champions League, una Bota de Oro o una Liga. Lograr ascensos también es parte indispensable de este deporte, y Sergio Pachón sabe mucho de ello. Puso al Getafe en Primera y, cuando estaba allí, se fue a subir al Rayo a Segunda. Años después, volvió a casa, a Fuenlabrada, para poner al club de su corazón en la categoría de plata. Lo deja sin conseguirlo, pero no pasa nada, porque es mejor "no ponerse objetivos demasiado ambiciosos". Cuando llegó, sólo pensaba en quedarse en Fuenlabarada. Ahora no podrá jugar más de azul y ya se despidió de la grada del Fernando Torres, pero a sus 39 años aún duda sobre si seguir jugando en otro sitio o ayudar en otro ámbito a su equipo. "Ah, si estuviera solo llevaría cinco años viviendo en Australia", dice con anhelos de un padre orgulloso.
Pregunta: Dicen que uno no deja el fútbol, sino que el fútbol lo deja a uno. ¿Le ha dejado ya?
Respuesta: Discrepo con esa teoría. Sí es verdad que si hablamos de niveles, puede que el fútbol te vaya dejando, pero la decisión de apartarse del fútbol es de cada uno. El día que no pueda jugar a este nivel, jugaré en uno más bajo, hasta que aguanten las fuerzas. El fútbol son etapas. Al final de temporada hay que tomar decisiones y la de este año ha sido no continuar jugando en el Fuenlabrada e intentar ayudar de otra forma. Pero creo que la ilusión no se va a acabar nunca. Amo lo que hago, disfruto, me divierto. Otra cosa es el nivel, pero si tengo que jugar con los colegas, jugaré con los colegas. Yo tengo la última palabra, lo dije siempre: me retiraré cuando yo decida. Vine aquí con la propuesta de que cuando dejase de jugar al fútbol o cuando la situación lo requiriese, seguir aportando desde otro campo al equipo de mi ciudad. Y me apetece bastante eso.
P: Algunos otros jugadores han prolongado su carrera durante varios años y luego lo han pagado. ¿Usted cómo está?
R: De cara al exterior, estoy de puta madre [risas]. Pero cada vez cuesta recuperar muchísimo más, hay que acostumbrarse a jugar con dolores en las articulaciones, que son las que más sufren con los años. Tampoco he sido nunca un jugador de pincel. He tenido que saltar, luchar, pegarme mucho con la defensa... y eso también se nota. Es muy difícil jugar sin molestias. Acostumbrarse a ellas es lo más importante. Seguiré jugando con los colegas hasta que pueda. Evidentemente siempre que pueda compatibilizar con el trabajo. Si me sale uno bueno y apetecible en el cual pueda centrarme en el futuro, lo cogeré. Ahora yo tengo que pensar en el futuro, no en el presente.
P: Ha jugado muchos años y casi siempre cerca de Madrid. ¿Cuánto es importante hacer lo que le gusta cerca de casa?
R: Es un plus jugar en casa, es muy importante, pero no fundamental. Las decisiones han sido mías en todos los casos. Primero empecé en Fuenlabrada, luego me fui a Parla, a Leganés. Y el Valladolid me da la oportunidad de jugar en Primera, y no tengo más remedio que ir. Allí viví muy bien: en realidad, está muy cerca de casa, después de cada partido me venía a ver a la familia y los amigos. La única vez que estuve lejos fue en Cádiz, y en cuanto a calidad de vida fue muy interesante.
Me conformé con estar cerca de casa y en lo económico salí perdiendo. Pero no me arrepiento de mis decisiones, creo que acerté
P: ¿Ha tenido la oportunidad de irse a un país exótico?
R: Sí, muchas veces. En estos últimos cinco años que he estado en el Fuenlabrada he tenido alguna cosa. Este mismo diciembre he tenido la oportunidad de irme. Me llamaron de China, Tailandia, Australia... Pero es duro dejar a la familia aquí, no sabes las condiciones que vas a tener fuera, otra cultura, otro idioma, mis niños son aún pequeños. Si hubiera estado solo, llevaría cinco años viviendo en Australia. He sido un poco miedoso con todo esto. Me he conformado con estar cerca de casa y en lo económico he salido perdiendo. Pero nunca me arrepentiré de mis decisiones, creo que he acertado.
P: Hablando ya de este año, ¿qué pasó con Morientes?
R: Fue una gran apuesta del club en cuanto a imagen y deportivamente. Pero esto del fútbol son resultados. Con Fernando estuvo todo el equipo muy bien, es que no puedo decir nada más. A pesar de los resultados seguíamos trabajando, pero los números no salían. El club tomó la decisión. A Josip Višnjic ya lo conocíamos de hace dos años. A todos nos ha servido mucho la experiencia de Fernando, y a él también. Seguro que triunfará en el mundo del fútbol, porque la idea que tiene de la exposición de fútbol es muy buena. Le encanta lo que hace, disfrutaba viéndonos entrenar, cada viaje... Cuando dejas de jugar, parece que se acaba la carrera deportiva. Pero eso no es así y él lo ha demostrado. Seguro que vuelve pronto a entrenar y le desearé lo mejor.
P: Usted se sacó el título de director deportivo. ¿Por qué?
R: Porque me encanta el tema de las escuelas deportivas, la cantera. Quiero inculcar valores y apreciar el margen de crecimiento que pueden tener los niños. Puede que esta idea me surja porque es lo que los de mi generación echamos en falta. No teníamos educación deportiva, nos la tuvimos que buscar nosotros mismos. Quizá por eso me encanta bajar a los campos y ver a los niños, cómo mejoran año tras año...
P: Decía Rubén de la Red en una entrevista en 'El País' que ahora los niños lo tienen demasiado fácil, que no son capaces de sacar las cosas por sí mismos.
R: Totalmente de acuerdo. Cuando tienes unas circunstancias tan buenos para conseguirlo todo, quizás te olvidas de lo difícil que es trabajar por ello. Nosotros aquí ahora tenemos un gimnasio, un campo de césped natural para entrenar y otro para jugar, recuperadores, vemos vídeos del equipo contrario... Sólo nos tenemos que preocupar por entrenar. Pues esto, en menor nivel, pasa con los niños. Al tener a un entrenador titulado que viene con los entrenamientos preparados de casa, ropa de lujo de marca, botas de jugador de Primera... se olvida lo esencial del fútbol, que es ganarse las cosas trabajando. En la virtud también está el defecto. Pero claro, yo a mi hijo, por ejemplo, todo lo que pueda se lo compro. No sé si es bueno o malo, pero es mi hijo y creo que hago lo mejor por él.
Quiero inculcar valores a los niños. Puede que me surja porque es lo que los de mi generación echamos en falta. No tuvimos educación deportiva
P: También tiene en mente ser entrenador, ¿tiene una idea sobre cómo querría que jugaran sus equipos?
R: Sí, la tengo, pero tengo muy claro que el juego de un equipo lo marcan los jugadores. Lo he ido aprendiendo. A Morientes, por ejemplo, le sucedió. Tenía una idea de fútbol total, de control, y se fue dando cuenta de que a lo mejor este equipo no podía tener ese estilo. Por los jugadores, por la categoría, por los campos de césped natural o artificial... Claro que me gustaría jugar como el Barça, pero el Atleti juega de una manera muy diferente y se lo cepilló en Champions. A mí me gustaría jugar a un fútbol bonito, pero el 90% lo marcarán los jugadores.
P: ¿Qué técnico diría que le ha aportado más?
R: Quizá por el momento en que coincidimos, Quique Sánchez Flores. Él venía de juveniles del Real Madrid, nosotros éramos novatos en la categoría. Hubo una asociación perfecta de gente con mucha ilusión entre cuerpo técnico y jugadores. Éramos un equipo descendido en la jornada 1 y crecimos a pasos agigantados, estábamos salvados en la jornada 30. Pasamos de ser el equipo simpático a uno a tener muy en cuenta. Sigo teniendo contacto con Quique y siempre le guardaré mucho cariño.
P: ¿Qué ha podido pasar en el Getafe para estar rozando el descenso?
R: Es simple desgaste natural. Lo que me extraña es que haya aguantado tanto tiempo. Es un equipo muy humilde que debe acertar siempre en cada fichaje, en cada gestión, porque el tema económico cada vez es peor. Cada año antes vendías a uno o dos jugadores y venían dos que eran iguales y se sacaba dinero. Pero ahora ya no sucede. Este año, las salidas de Lafita, Míchel y Alexis han hecho mucho daño y se quedó un equipo muy justo, y así tiene un porcentaje muy alto de poder caer.
P: El Rayo está aún más hundido. ¿El estilo de Paco Jémez es un poco suicida?
R: En ocasiones lo puede parecer. Es un entrenador con una confianza enorme en las posibilidades de su equipo y en su idea, y ya solo por pensar así, es de chapó. Personalmente creo que se puede jugar al fútbol a pecho descubierto en un 80% de los partidos. En lo que yo no estoy de acuerdo es en que vayas a un Camp Nou y juegues como siempre. Sabes que puedes perder el partido, pero tienes que pensar en cómo afecta moralmente al equipo. No lo mismo perder 3-0, que 8-0 o 10-2, como perdió en el Bernabéu. La moral puede quedar muy tocada. Pese a todo, para quitarse el sombrero con lo que ha hecho Paco en estos años. Claramente, si le ha ido bien estos años, no lo va a cambiar ahora.
P: Cuenta la leyenda que el Rayo fichó a Pachón para Segunda B a base de yogures y flanes. ¿Qué hay de cierto en eso?
R: Se puede decir. El proyecto del Rayo era muy ambicioso. En el Getafe yo tenía los días contados, estaba más por afición y por lo que había siginificado anteriormente que como futbolista, y eso era difícil de asimilar. Me saltó un chip en la cabeza: necesitaba nuevos retos, sentirme un futbolista importante. Y el mayor reto era ascender con el Rayo Vallecano a lo más alto posible. Fue una apuesta muy difícil, pero seguía en casa, con la ilusión intacta, y si ascendíamos el primer año, que era la intención, volvería a estar en lo más alto. Y así pasó. Por eso dije que no me arrepiento de mis decisiones. Fui como cabeza visible de un proyecto ambicioso, con una responsabilidad enorme, y ascendimos. Incluso la temporada siguiente estuvimos cerca de estar en la fase de ascenso.
Fueron tres años muy bonitos y me costó mucho salir del Rayo, porque estaba muy a gusto y me sentía muy identificado con esa afición humilde. La diferencia, por ejemplo, con la afición del Getafe es que el 70% de sus seguidores son del Atlético o del Madrid. La afición del Rayo es del Rayo, y eso es lo que le hace grande. Su mayor valor es su afición, que nunca le dejará.
P: Pero se fue al Rayo y ya no volvió a jugar en Primera. ¿Se ha arrepentido en algún momento de ello?
R: No, porque hay que comprender que el fútbol son etapas. No siento que sea un privilegiado técnicamente y sé que Primera está por encima de mis posibilidades. Cuando dejé el Getafe se me pasó por la cabeza que tendría que reinvertarme y volver a ganarme estar en Primera. Estuve en Segunda a punto de subir a Primera. Y en ese momento, con 31 años, me di cuenta de que se me había pasado la época de jugar en Primera. Lo mejor que le puede pasar a un futbolista es conocer sus límites y sus posibilidades. Entendí que mi momento había pasado, pero que sí podía jugar en Segunda. Y cuando vi que tenía que ganarme jugar en Segunda, me fui a Cádiz. Si ascendemos con el Fuenlabrada, yo con mi equipo me he ganado jugar en Segunda, nadie nos lo habrá regalado, y no me gustaría que me hubieran regalado nada.
P: Al que no le han regalado nada tampoco es al Leganés. ¿Cómo explica que sea ahora uno de los favoritos para subir a Primera?
R: Es un trabajo muy bien hecho, como hizo el Getafe en su día y como ha hecho el Alcorcón durante mucho tiempo. Se lo ha ganado a pulso. Llegaron a tocar fondo cuando bajaron a Segunda B y con los propietarios argentinos, pero se demostró después que con un proyecto bueno y con mucho trabajo se pueden sacar cosas excelentes. Como nos pasó a nosotros en Getafe, ha sido muy de repente. No estás preparado para ello, pero te encuentras ahí arriba a falta de pocas jornadas y te lo crees. Y yo creo que ascenderá a Primera. Y ojalá estén en Primera el Leganés, el Getafe, el Rayo, el Atleti y el Madrid. Como madrileño, sería un pelotazo ver a tantos equipos de la zona en Primera.
Hay algunos jugadores que son parte de la historia del fútbol sin que hayan ganado una Champions League, una Bota de Oro o una Liga. Lograr ascensos también es parte indispensable de este deporte, y Sergio Pachón sabe mucho de ello. Puso al Getafe en Primera y, cuando estaba allí, se fue a subir al Rayo a Segunda. Años después, volvió a casa, a Fuenlabrada, para poner al club de su corazón en la categoría de plata. Lo deja sin conseguirlo, pero no pasa nada, porque es mejor "no ponerse objetivos demasiado ambiciosos". Cuando llegó, sólo pensaba en quedarse en Fuenlabarada. Ahora no podrá jugar más de azul y ya se despidió de la grada del Fernando Torres, pero a sus 39 años aún duda sobre si seguir jugando en otro sitio o ayudar en otro ámbito a su equipo. "Ah, si estuviera solo llevaría cinco años viviendo en Australia", dice con anhelos de un padre orgulloso.