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Oblak hace grande al Atleti... lo mismo (o más) que el Atleti le hace grande a él
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el portero eslovaco

Oblak hace grande al Atleti... lo mismo (o más) que el Atleti le hace grande a él

El penalti que le detuvo con 1-0 a Müller y sus providenciales paradas, diez en total, cuando el Bayern buscaba desesperadamente el 3-1 resultaron decisivas para que el

Foto: Oblak, con todos sus compañeros al fondo celebrando el pase a la final de la Liga de Campeones. (Reuters)
Oblak, con todos sus compañeros al fondo celebrando el pase a la final de la Liga de Campeones. (Reuters)

El penalti que le detuvo con 1-0 a Müller y sus providenciales paradas, diez en total, cuando el Bayern buscaba desesperadamente el 3-1 resultaron decisivas para que el Atlético de Madrid se plantara en su segunda final de la Liga de Campeones en tres años, toda una gesta del equipo que dirige Simeone. El guardameta Jan Oblak (7 de enero de 1993, Škofja Loka, Eslovenia) fue el mejor colchonero en Múnich, aunque después del 2-1 final se repartiera el protagonismo con el francés Antoine Griezmann, autor del 1-1 que a la postre supondría la clasificación por el valor doble de los goles.

Lo mismo que sucede con el Cholo, a quien no se le puede negar ni un miligramo de mérito por lo que está consiguiendo, aunque futbolísticamente hay mucho que debatir, Oblak sólo se merece elogios, si bien, lo mismo que él está haciendo grande al Atleti, hay que destacar que el Atleti le está haciendo grande a él, incluso puede que más. Así, y tal y como coinciden en destacar a El Confidencial varios entrenadores de porteros de Primera que prefieren mantenerse en el anonimato, "ser portero del equipo que mejor defiende de Europa es más fácil, sobre todo si, como en el caso de Oblak, se trata de un guardameta corpulento, muy sobrio en todas sus acciones y muy seguro, especialmente bajo palos".

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La manera de defender del Cholo, con la defensa muy metida atrás, sin dejar que el rival les coja la espalda y atacando siempre el balón cuando llega por alto, es el mejor refugio para un guardameta, pues éste no necesita, por ejemplo, tener juego con los pies, algo muy de moda en el fútbol actual. En esta misma línea argumental cabe destacar que otros cancerberos como Courtois -e incluso Moyà antes de que Oblak se hiciera con la titularidad en propiedad- brillaron en la portería del Atleti de Simeone. Normal que el belga no quisiera irse al Chelsea, no sólo por lo a gusto que vivía en Madrid, sino también por lo protegido que se sentía en el equipo del Cholo. De hecho, basta con ver cómo le ha ido esta temporada en Stamford Bridge, donde se ha visto desguarnecido y ya hay incluso rumores de que podría ser traspasado.

Si alguien nota ese espíritu de equipo en el que, como dijo Fernando Torres en Múnich, "todos mueren por cada compañero", ese es el portero. Los datos no engañan: Oblak sólo ha recibido goles en un tercio de sus encuentros con el Atlético, 23 de 69, mientras que en 46 (15 de la pasada campaña y 31 de la actual) dejó su puerta a cero.

La presión de costar 16 millones

La llegada de Oblak al Atlético hay que apuntársela a Andrea Berta, el responsable del área internacional del Atlético. El hecho de que el ojeador italiano también fuera el culpable de que Courtois recalara cedido en el Calderón procedente del Chelsea, fue lo que le dio crédito para que el club apostara tan fuerte por el esloveno, por quien también estuvo interesado, entre otros, el Real Madrid. Tal y como contamos en El Confidencial, a Florentino Pérez le hablaban del enorme futuro de Oblak, aunque sabido es que el presidente de ACS dice que invierte, aunque deportivamente sólo gasta. Cuando el Benfica vio que sólo el Atlético seguía interesado en el esloveno y que, cómo no, Jorge Mendes andaba detrás de la operación, rebajó de 20 a 16 millones la cláusula de un guardameta por el que cuatro años antes pagó poco más de un millón y medio. Es decir, el clásico negocio que hacen los clubes portugueses.

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Como suele suceder en estos casos, el alto precio pagado por él supuso una presión añadida para Oblak, aunque también para Simeone, quien no podía tardar el concederle la titularidad en detrimento de Moyà. Sin embargo, las primeras semanas en el Atlético resultaron complicadas para Jan, sobre todo después de que Luis Filipe Vieira, presidente del Benfica, asegurara públicamente que un representante les había ofrecido la posibilidad de recuperar al esloveno, que convalecía de una lesión. El diagnóstico médico determinó que sufría una pequeña rotura en el psoas-iliaco a nivel de la cadera derecha. En este sentido, el propio José Luis Caminero, director deportivo del Atlético, alimentaría más tarde estas declaraciones con comentarios 'off the record' que apuntaban en la misma dirección... y contra Simeone.

El Cholo, al que nunca le tiembla el pulso para dejar en el banquillo al jugador que no ve disponible, empezó contando con Moyà, quien se hizo acreedor de la titularidad. Como decíamos antes, la fortaleza defensiva del Atlético es tal que mejora a cualquier portero, y Moyà no fue la excepción. El balear había venido a suplir al suplente, valga la redundancia, Aranzubía, pero de buenas a primeras se vio siendo titular a pesar de tener como compañero al portero más caro de la Liga. Cuando éste tuvo su oportunidad, no sólo no la desaprovechó, sino que se convirtió en indiscutible y, poco a poco, partido a partido, en uno de los guardametas más cotizados de Europa.

El penalti que le detuvo con 1-0 a Müller y sus providenciales paradas, diez en total, cuando el Bayern buscaba desesperadamente el 3-1 resultaron decisivas para que el Atlético de Madrid se plantara en su segunda final de la Liga de Campeones en tres años, toda una gesta del equipo que dirige Simeone. El guardameta Jan Oblak (7 de enero de 1993, Škofja Loka, Eslovenia) fue el mejor colchonero en Múnich, aunque después del 2-1 final se repartiera el protagonismo con el francés Antoine Griezmann, autor del 1-1 que a la postre supondría la clasificación por el valor doble de los goles.

Diego Simeone
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