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La contradicción de Isco: no se siente señalado, pero sabe que lo está
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el malagueño es suplente para zidane

La contradicción de Isco: no se siente señalado, pero sabe que lo está

Era uno de los favoritos del presidente y la grada, pero no es titular en el Real Madrid y apunta a salir en verano. Él mismo reconoce que si no juega es porque no está rindiendo

Foto: Isco, en un partido reciente (EFE)
Isco, en un partido reciente (EFE)

Isco se mueve en la contradicción de quien se sabe capaz pero no llega a demostrarlo. Su tercera temporada en el Real Madrid ha servido para que, en muchos frentes, se rompa el encanto que siempre le acompañó. Sabe que no está rindiendo y a estas alturas ya no se descarta el traspaso que antes parecía imposible. Es joven, solo tiene 23 años, pero a estas alturas ya conoce tanto la gloria como los sinsabores que puede dar el fútbol o, más aún, los que entrega el Real Madrid a los suyos. Es difícil encontrar un solo equipo en el mundo que exprima de esa manera a los que forman parte de su disciplina. No hay escala de grises, es todo un constante blanco y negro.

En esa vorágine vive Isco y, como muchos otros antes, termina cayendo en la contradicción. "No creo que James y yo seamos los culpables de todo", cuenta en la COPE para, acto seguido, decir que no se siente señalado. Son solo unos segundos los que distancian una frase y otra, ambas salen de la misma boca y conviven en las mismas ideas, pero en realidad son incompatibles entre sí. Reivindicar que no se es culpable y a la vez pensar que no se está señalado es una falla en el discurso de alguien que, en realidad, no se capaz de asimilar bien todo lo que ocurre a su alrededor.

No se siente señalado, aunque es el primero que sabe que lo está. Y para ello no hay buscar oscuras conspiraciones sino mirar la confianza que ha ido depositando en él Zidane. Y eso que, en teoría, es un jugador que le entra por los ojos, el tipo de futbolista en el que mejor se puede ver representado. Contra el Sevilla, un partido importante y en el que tenía a todos los atacantes disponibles, el francés le sentó en el banquillo y le relegó hasta el último cambio, saliendo al campo más tarde incluso de Jesé. Tampoco fue de la partida en el encuentro de vuelta contra la Roma, quedando por detrás en las preferencias del técnico de Casemiro, que en principio tiene menos galones que el del Arroyo de la Miel. Los datos no dejan bien a Isco, que mezcla su capacidad de hacer daño con una ausencia absoluta y continuada en muchas facetas del juego.

[Lea aquí: Isco, el protegido]

El propio Isco concede que sus ausencias no son fruto de la casualidad o la ojeriza del técnico, sino la consecuencia lógica de su rendimiento. "Ahora mismo hay jugadores que están mejor que yo, y entiendo que jueguen ellos antes", asume el malagueño, en una declaración inusual para un futbolista, pues suelen negar las flaquezas incluso cuando son evidentes. Su relación con el técnico, dice, es muy buena. "Me aprecia y tiene mucha confianza en mí", explica Isco, que se mostró muy enfadado cuando fue sustituido en Las Palmas. Él argumenta que su cabreo era consigo mismo.

Isco es víctima y a la vez responsable de una temporada tenebrosa del Madrid. El error en la elección de entrenador y la mala pretemporada son cuestiones asumidas pero de difícil solución en medio de la marcha. Esa marejada constante en el club ha llevado a algunos jugadores a rendir muy por debajo de su nivel. Isco y James siempre están de los primeros en esas listas de señalados.

"No es culpa de James y mía, está siendo una temporada con muchos cambios, no están saliendo las cosas bien, pero no creo que James y yo seamos los culpables de todo", cuenta el malagueño. Y es probable que sea cierto, pero el problema se agrava cuando dos jugadores comprados para ser desequilibrantes, que comparten posición y compiten por el mismo puesto, no rinden. Porque si uno de los dos hubiese dado un paso adelante el problema sería menor, pues el equipo hubiese rendido más y no habría tantas críticas. No son Isco y James jugadores normales, más bien al contrario, son de esos fichajes en los que un club confía para dar un salto de calidad.

El cartel de transferible

Ante el naufragio de ambos el Madrid valora la opción de que alguno salga en verano. El fracaso de la temporada, a la espera de que pueda aparecer la Liga de Campeones como un manto que cubra todos los sinsabores, obliga a los blancos a moverse, porque el éxito del rival y la desdicha propia no son plato de gusto en un club acostumbrado a competir más y mejor de lo que está haciendo esta temporada. La necesidad de fichar, que se dará si las cosas no cambian radicalmente, siempre obliga también a poner en venta las piezas que tienen valor pero no rendimiento. Y en esa lista, más que nadie, estará Isco.

Porque por su juventud y sus características sigue siendo una pieza cotizada, alguien por quien el Real Madrid puede sacar dinero. Además, en el club ha dejado de ser uno de los niños bonitos. Cuando llegó a Madrid la grada le recibió con fervor, aún hay aficionados que creen mucho en él, pero el romance se ha roto tras semanas de insuficiencia futbolística e irrelevancia. La afición, y una parte de la prensa, siempre le apoyaron. Veían en él un jugador diferente y, además, español, un valor muy apreciado por seguidores y cronistas, que no ayuda a jugar mejor pero sí a tener valoraciones más amables.

Peor aún, Isco ha dejado también de ser uno de los favoritos del presidente, que en su función de director deportivo será también el que decida finalmente su futuro. No hay que rastrear mucho para ver como algunos de los más cercanos voceros de Florentino Pérez han empezado a levantar armas contra el mediocampista. Caer en desgracia ante la planta noble no estaba en los planes, pues Isco siempre fue uno de los favoritos del presidente. Quizá por su juego fantasioso, pero también por las dificultades que tuvo para el equipo hacerse con los servicios de un jugador que tenía cerrado su fichaje por el Manchester City. En la labor de convicción estuvieron involucrados Zidane y Morata entre otros, y hubo que echar toda la carne en el asador para terminar con él equipo.

Todos los reveses que ha recibido esta temporada han conseguido, además, que se ponga en duda su sitio en la selección. De momento Del Bosque le sigue llamando. El seleccionador ha demostrado más que de sobra la fidelidad a sus jugadores, mucho más que su interés por los estados de forma concretos que tengan los futbolistas. Isco está puesto en duda, porque su temporada, como él mismo reconoce, no está al nivel del Real Madrid y de la selección. Y aunque ha ido en este viaje, también se puede decir de él que fue de los pocos que no salió de titular en ninguno de los dos partidos.

Isco tiene 23 años y un futuro por delante. Si confirma todo lo que prometía será un jugador importante, pero para eso tiene que retornar a sus esencias. Sus reconocidos problemas futbolísticos se unen a lo incierto de su futuro ¿seguirá en el Madrid? ¿tiene sitio en la selección? preguntas que hacen al joven dudar si sentirse señalado o no.

Isco se mueve en la contradicción de quien se sabe capaz pero no llega a demostrarlo. Su tercera temporada en el Real Madrid ha servido para que, en muchos frentes, se rompa el encanto que siempre le acompañó. Sabe que no está rindiendo y a estas alturas ya no se descarta el traspaso que antes parecía imposible. Es joven, solo tiene 23 años, pero a estas alturas ya conoce tanto la gloria como los sinsabores que puede dar el fútbol o, más aún, los que entrega el Real Madrid a los suyos. Es difícil encontrar un solo equipo en el mundo que exprima de esa manera a los que forman parte de su disciplina. No hay escala de grises, es todo un constante blanco y negro.

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