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Guardiola siempre caminará por la senda que le marcó su maestro Cruyff
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Guardiola siempre caminará por la senda que le marcó su maestro Cruyff

Johan Cruyff marcó la carrera de Pep Guardiola. Éste aprendió el método del holandés, siendo su gran referencia desde que comenzó su vida en los banquillos

Foto: Johan Cruyff y Pep Guardiola siempre estuvieron muy unidos, a nivel profesional y personal (EFE)
Johan Cruyff y Pep Guardiola siempre estuvieron muy unidos, a nivel profesional y personal (EFE)

Ya veían en él un entrenador camuflado en su estilizado cuerpo. Los que jugaron a su lado atisbaron claramente que debajo de la piel del futbolista anidaba un gran técnico en potencia. En cuanto colgó las botas, dirigió su vida al solitario banquillo para dar rienda suelta a su imaginación, a ideas de todo tipo para hacer más grande el fútbol. Tal vez Pep Guardiola empezó a tener clara su faceta de estratega cuando durante años fue testigo directo de las enseñanzas de Johan Cruyff. El holandés fue su maestro, su guía futbolístico y finalmente su amigo. Una amistad que se ha mantenido viva hasta el adiós del genio que tanto aportó al deporte rey.

La admiración era mutua y por algo a lo largo de los años se dedicaron frases que han quedado en la historia. "Cruyff hizo la capilla sixtina del fútbol", resumió Pep Guardiola sobre la inmensa figura del genio recién fallecido. Durante la época en la que el Dream Team daba paso al cambio de ciclo futbolístico en España, el ahora técnico del Bayern tomaba nota de todo, para en un futuro aplicar muchas de esas ideas -la filosofía, sobre todo- en sus equipos. Cada vez que Pep aterrizaba por la Ciudad Condal, pasar unas horas con 'el flaco' era de obligado cumplimiento. En todo momento estuvo pendiente de la evolución del enfermo, de su amigo...

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Johan siempre tuvo palabras elogiosas cuando le tocaba valorar la figura del Pep entrenador. Cuando el Barcelona navegaba con fuerza bajo el mando de Guardiola, el holandés destacó que "pulir una idea, una forma de entender el fútbol tan particular como la del Barça, ya no es mérito de quien la puso en marcha, sino de quien es capaz de mejorarla. Por ello, primero Rijkaard y luego Pep son dos figuras fundamentales". Y siempre defendió el modelo que implantó en el club blaugrana, a pesar de que estuvo cerca de ser cesado antes de que comenzara la etapa de gloria. "Iniesta, Xavi o Guardiola no se habrían desarrollado en otro equipo", dijo en 'L'Equipe' para defender una manera única de entender el fútbol.

En su libro 'Mi gente, mi fútbol', autobiografía de Pep Guardiola (2001), el de Santpedor ensalza la inigualable figura de Cruyff, al que dedica un capítulo. Entre muchas e interesantes reflexiones, destaca que "hizo un equipo con identidad propia; distinto a todo y a todos". Recordó que "ni la prensa, ni la afición ni tampoco los jugadores aceptaron con facilidad -durante los dos primeros años- el cambio radical que se estaba produciendo. Era una nueva filosofía que jugáramos así, por los extremos y con los extremos, y aplicó esa teoría por encima de todas las circunstancias”. Y remata diciendo que "fue él quien impuso los criterios de circulación rápida del balón, la obligación de abrir el campo para encontrar espacios. Llenar el centro del campo para poder jugar con superioridad numérica; implantar, en fin, un montón de cosas para que todo el mundo supiera cómo jugaba el Barcelona y, sobre todo, para que se supiera cómo quería hacerlo en el futuro".

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Para el mentor, Pep se convirtió en un estratega de primer nivel por muchas razones. Uno de los puntos en los que incidió especialmente en más de una ocasión fue en el de la mentalidad y visión que siempre mostró -y sigue haciendo- el futuro entrenador del Manchester City. Así, Cruyff destacó que "Guardiola es un técnico que emplea muy bien la cabeza; sabe perfectamente cuáles son las necesidades del equipo, pero por encima de todo destacaría que sabe tomar decisiones en todo momento". En opinión de Cruyff, la clave de la exitosa trayectoria de Pep como entrenador de un poderoso Barcelona -lo explicó cuando daba sus primeros pasos en el banquillo azulgrana-, es que "siempre fue fiel a la misma filosofía, pensar en el partido que toca jugar y no en el siguiente".

El intercambio de loas siempre fue una constante. Guardiola siempre tuvo claro que "el Barcelona debería estar eternamente agradecido a Johan Cruyff por todo lo que hizo. Aunque en su primera etapa las cosas le fueron muy mal, él persistió hasta cambiar la tendencia". "Si no tienes unas fuertes convicciones y un liderazgo tan grande como Johan, las cosas no funcionan", subrayó. "Yo no hubiese sido capaz”, reconoció al recordar esos dos primeros años de Cruyff en el banquillo del Barcelona, convulsos y que estuvieron cerca de costarle el puesto.

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Discrepancias, pero pocas

La apuesta por el 3-4-3 de Cruyff pasó a la historia. Arriesgada, pero exitosa si se aplica con los elementos adecuados. "Sin la capacidad de sorpresa, estamos muertos", reflexionó en su día Guardiola a la hora de valorar el ideario del profesor holandés y del que tanto aprendió. Igual que les unieron ideas con un balón por medio, en otros territorios no pensaban de la misma manera. Igual, por ejemplo, que el veterano decía que "no es necesario correr tanto", el alumno dijo en su momento que "hago correr a los jugadores. Cuando no lo hacen, les denuncio, y como no les gusta, corren".

En sala de prensa, Johan Cruyff dejó para el recuerdo muchas frases, algunas altisonantes, mientras Guardiola, salvo el día que calificó a Mourinho como "el puto amo", no se sale demasiado del carril. O tira de ironía para envolver con más delicadeza el mensaje. El primero batalló en determinados momentos con los colegiados, llegando a manifestar en una etapa puntual que "creo que nos esperan arbitrajes como el de hoy". Mientras, Pep reconoció que "hablar de los árbitros es una pérdida de tiempo". ¿Y el Clásico? Pues mientras para Johan "es una cosa secundaria", llegó a manifestar, su alumno reconoció abiertamente que "me da morbo ganar al Real Madrid". Tal vez el que certeramente lo aunó todo fue Josep María Bartomeu, cuando en el rotativo holandés 'De Telegraaf' resumió la reciente historia del Barcelona y con una simple y concreta frase: “Somos hijos del Ajax”, aunque matizando que “a veces el hijo supera al padre...". El padre de todo fue Cruyff. Por ahí no hay debate.

Ya veían en él un entrenador camuflado en su estilizado cuerpo. Los que jugaron a su lado atisbaron claramente que debajo de la piel del futbolista anidaba un gran técnico en potencia. En cuanto colgó las botas, dirigió su vida al solitario banquillo para dar rienda suelta a su imaginación, a ideas de todo tipo para hacer más grande el fútbol. Tal vez Pep Guardiola empezó a tener clara su faceta de estratega cuando durante años fue testigo directo de las enseñanzas de Johan Cruyff. El holandés fue su maestro, su guía futbolístico y finalmente su amigo. Una amistad que se ha mantenido viva hasta el adiós del genio que tanto aportó al deporte rey.

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