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Italia desmontó su gran proyecto, tiene mala pinta... y por tanto es más peligrosa
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la 'nazionale' más floja en muchos años

Italia desmontó su gran proyecto, tiene mala pinta... y por tanto es más peligrosa

Un día, Demetrio Albertini decidió que Italia iba a volver a ser una gran selección. Formó una base de un proyecto a largo plazo que, con su salida, se está perdiendo buena parte del trabajo

Foto: La última alineación de Conte, ante Rumanía en noviembre (Imago).
La última alineación de Conte, ante Rumanía en noviembre (Imago).

El 2006, hace ahora una década, fue el año más agridulce de la historia del 'calcio'. En pocos días, Italia juntó las contrapuestas sensaciones de ser la selección campeona del mundo y, a la vez, la vergüenza internacional por el escándalo bochornoso del 'calciopoli', donde se castigó la compra de 'arbitrajes simpatizantes' a Juventus, Milan, Lazio y Fiorentina, entre otros. Poco tiempo después de aquello, Demetrio Albertini empezó a ejercer como vicepresidente de la Federación Italiana de fútbol (FIGC), y como responsable de las selecciones nacionales, comenzó a tomar decisiones que, con el tiempo, dejaron un poso muy rico que llevaron a un equipo perdido y que vagaba por la mediocridad a otra final europea, que perdieron contra España. De aquel 'proyecto Nazionale' que hasta había cambiado la mentalidad del 'calcio' queda poco más que la identidad de juego.

Albertini es de la escuela de Sacchi. Ha mamado el juego asociativo desde que era un chavalín que empezaba a despuntar como auténtico '4'. A Demetrio nunca le gustó el término del 'catenaccio', invento tan útil como denostado con el imperdonable paso de los años, y quería que su Italia, la que él dirigía desde los despachos, tuvieran un estilo propio, diferente a la racanería que le caracterizaba. Y por eso, después de equivocarse recuperando a Marcello Lippi en 2008, decidió dar un vuelco a la idea y contratar a Cesare Prandelli, un técnico con una larga trayectoria en la Serie A creando grandes proyectos deportivos, como el Parma y la Fiorentina. Albertini quería que Prandelli aplicase sus ideas a Italia, a la 'Nazionale' y que el plan se prorrogase en el tiempo. Las ideas cocinadas a fuego lento siempre saben mejor.

"Ese era el principal objetivo de Cesare desde que comenzó: acostumbrar a los jugadores a jugar juntos y a competir. Hoy nuestros jugaodres no tienen tanta experiencia deportiva. Por ejemplo, en 2010 renovamos un poco la plantilla: aunque no lo pareciese, era la quinta más vieja del Mundial. El dato más revelador es que, en comparación con Alemania, España y Francia, éramos la selección cuyos jugadores habían disputado menos partidos internacionales. Nuestros jugadores acumulaban 800 partidos por los 1.500 de España, 1.000 de Alemania y 1.200 de Francia. Es decir, más vieja, pero menos experimentada", decía Albertini en 'Perarnau Magazine' por 2013.

Hubo dos pilares maestros sobre los que se asentaba la Italia de Prandelli: el juego y la corrección. Nadie que no fuera totalmente ejemplar en su club tendría espacio de manera continuada en el equipo nacional, que era la representación de todo el país a nivel futbolístico y, por tanto, debía servir de ejemplo para los que están por venir y también para los espectadores que los ven en las gradas y en las televisiones. Es por eso que Prandelli consiguió exprimir lo mejor de los dos perfiles más desorbitados del 'calcio' en la última década: Antonio Cassano y Mario Balotelli, delantera titular en aquella Eurocopa que perdieron en Varsovia. Pasar de jugar con Totti y Toni a hacerlo con Cassano y Balotelli y que funcione rezumaba mérito por todos lados. Tampoco se permitió que Daniele de Rossi perdiese los estribos como solía hacer y se le castigó dejándole fuera de algunas convocatorias a modo de escarmiento. Y escarmentó.

El cambio radical en la idea de juego

Pero lo más significativo y que todavía hoy perdura, o intenta perdurar en el tiempo es la idea de juego que establecieron entre Prandelli y Albertini. Querían, como le pasó en su momento a España y Alemania, crear escuela, fundamentar sus proyectos venideros con una manera de jugar que sea identificativa, sobre la que no se vuelvan a dar bandazos, sino que se confíe en ella porque a la postre resulta efectiva. "A todos ellos —los futbolistas— les hemos tratado de inculcar un concepto de juego que sea el de un fútbol total, ya que en un equipo se aprende más y mejor al construir que al destruir. Eso explica por qué debemos obligarnos a construir, ser nosotros dueños del campo", comentaba Arrigo Sacchi. Ese fundamento se trató de introducir desde las categorías inferiores (desde la sub-15) hasta los mayores.

Después de mucho trabajo, de una cantidad enorme de probaturas y variaciones del sistema, todo dentro del plan preestablecido, Prandelli se presentó en la Eurocopa con el proyecto en su apogeo. Había dado tiempo a que Pirlo se creyese el líder, a que la defensa de la Juventus, Barzagli, Bonucci y Chiellini, se asentase y que los dos locos de la delantera tuvieran la cabeza en su sitio. El primer partido, contra España, fue un auténtico recital de presión alta (principal novedad del juego) y voluntad de dominar desde la posesión de la pelota. Empató la Selección con mucho sufrimiento y sólo el salvaje cansancio acumulado durante la competición evitó que Italia pudiese llegar a la final en condiciones óptimas para disputar el título a los de Vicente del Bosque.

La Serie A contagia a la Nazionale

A partir de la Confederaciones, donde volvieron a realizar un buen papel y otra vez fue España la que apartó a Italia de la final en la tanda de penaltis de Fortaleza, Italia comenzó un proceso de desaceleración que pasó a ser un frenazo brusco hasta convertirse en un paso atrás. Poco después del Mundial, tanto Albertini como Sacchi dejaron sus cargos y el proyecto se desmontó. Pero la responsabilidad no residía en la propia 'Nazionale', sino en la Serie A. Albertini lo explicaba en El Confidencial hace año y medio: "Desde 2010 hasta 2014 hemos acumulado resultados mucho más positivos con el equipo nacional que con los clubes, a diferencia de otras federaciones. España, por ejemplo, ha sido campeona de Europa y del mundo y sus clubes han funcionado siempre bien, porque han ganado la Champions League o han estado en semifinales, al menos. (...) En el Mundial —de Brasil, donde Italia fue también eliminada en primera fase— teníamos jugadores que jugaron su primer partido internacional, y no me refiero a hacerlo con la selección. Matteo Darmian y Ciro Immobile, por ejemplo, jugaron su primer choque internacional".

Es decir, la voluntad de la Nazionale seguía siendo la misma, es decir, ser competitiva desde la creación de juego y no desde su destrucción, pero se creó una conjunción de jugadores viejos con otros sin ninguna experiencia que resultó muy negativa, tanto como para quedar eliminados por segundo Mundial consecutivo en fase de grupos. El problema, por tanto, es intrínseco a la Serie A y su pronunciada decadencia de la que, poco a poco, parece ir saliendo gracias a la Juventus.

Conte es en sí mismo un clavo ardiendo

Precisamente de la Juventus llegó Antonio Conte. Era la figura indicada para continuar la labor que tan bien había realizado Prandelli pero por la cual había acabado quemado y sin crédito. El estilo de Conte era el 'prandellismo 2.0'. La idea de trabajar desde la posesión del balón, desde la presión alta y la voluntad de llevar el peso de los partidos es incluso mayor en el extécnico 'bianconero'. Pero Conte se ha encontrado con un problema heredado: no hay jugadores de suficiente calidad y experiencia para que lo que el entrenador tiene en la mente se traslade al campo.

Pensemos en un once tipo de Italia, que no será el que se enfrente a España debido a las bajas. ¿Qué les parece? Es suficientemente competitivo para luchar contra los más grandes, sin duda alguna, pero hay al menos cinco jugadores que todavía no tienen una experiencia demasiado importante y a los que les puede pesar mucho representar a su país durante una Eurocopa. Estos son: Florenzi, Soriano, Darmian, Insigne y Pellè. Y esto hablando de una alineación que podría ser la titular. En el banquillo encontraremos a jugadores como Okaka, Bernardeschi, Zaza, Parolo, De Silvestri, Ranocchia, Perin... Mucho buen jugador sin apenas kilómetros importantes recorridos.

Y por tanto, porque Italia ahora mismo no es la principal candidata a nada más que pasar la primera fase (su grupo es de los más complicados con Bélgica, Irlanda y Suecia), porque tiene jugadores que no son primeras espadas, y porque tiene a Conte en el banquillo, por todo ello, Italia es una de las tapadas para la Eurocopa, como siempre. Tampoco nadie esperaba que Prandelli llevase a la Nazionale a la final de la Euro'12, y aun así, pese a encontrarse con Inglaterra y Alemania en cuartos y semis, ahí la puso. Teniendo estos precedentes muy en la mente, ¿qué no puede conseguir Antonio Conte, un entrenador sobresaliente, antes de marcharse al Chelsea?

El 2006, hace ahora una década, fue el año más agridulce de la historia del 'calcio'. En pocos días, Italia juntó las contrapuestas sensaciones de ser la selección campeona del mundo y, a la vez, la vergüenza internacional por el escándalo bochornoso del 'calciopoli', donde se castigó la compra de 'arbitrajes simpatizantes' a Juventus, Milan, Lazio y Fiorentina, entre otros. Poco tiempo después de aquello, Demetrio Albertini empezó a ejercer como vicepresidente de la Federación Italiana de fútbol (FIGC), y como responsable de las selecciones nacionales, comenzó a tomar decisiones que, con el tiempo, dejaron un poso muy rico que llevaron a un equipo perdido y que vagaba por la mediocridad a otra final europea, que perdieron contra España. De aquel 'proyecto Nazionale' que hasta había cambiado la mentalidad del 'calcio' queda poco más que la identidad de juego.

Gianluigi Buffon Ciro Immobile Selección de fútbol de Italia
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