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El Barcelona al ralentí es suficiente para empatar contra un buen Villarreal
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la salida de piqué del campo ayudo a los amarillos

El Barcelona al ralentí es suficiente para empatar contra un buen Villarreal

Los de Luis Enrique juegan con la certeza de que serán campeones de Liga. Sin forzar mucho consiguen resultados buenos incluso contra equipos de muy alto nivel.

Foto: Barça-Villarrea.
Barça-Villarrea.

El Barcelona sigue pasando por la Liga con la tranquilidad de quien se sabe campeón. Es una cuestión de tiempo y a nadie se le escapa que esa es una cuestión en la que solo falta el tiempo para refrendar lo obvio. Con esa premisa de base los partidos pierden un poco de color. Los propios jugadores del Barcelona saben que su esfuerzo puede estar controlado, que no hay drama posible en el resultado y quedan batallas muy gordas por disputarse en las que sí necesitarán dejarse todo su esfuerzo. Y con el equipo a medias puedes golear al Getafe, pero no pasar por encima del Villarreal, que sacó un meritorio empate.

Asumiendo eso, que la gracia del resultado es lo de menos, aún se pueden ver partidos entretenidos. Porque el Barça, incluso a medias, sigue siendo un equipo muy notable, con un gran gusto por el balón y una mecanización de conceptos envidiable. Por ejemplo, el Villarreal pensó que la mejor manera de maniatar al equipo era incordiar a Busquets, lo cual parece lógico, pero con el Barça eso no sirve, porque Piqué o Sergi Roberto, que ayer jugaba en el lateral derecho, también son capaces de echar a andar la jugada con limpieza. No es casualidad que el equipo encajase los dos goles cuando sustituyeron al central, que estaba a una amarilla de no jugar el clásico, y entró Mathieu. No es lo mismo.

La siesta del Barcelona se nota en muchos detalles, como que los delanteros no estuviesen muy activos en todo el partido. Hay fotos que aseguran que Luis Suárez estuvo en el campo, pero si así fue no se le notó demasiado. Tampoco Messi se esforzó en dejar una de sus obras de artes, eso se lo guarda para otras tardes. Neymar, el más activo de los tres, tuvo destellos pero no continuidad. El brasileño, además, desesperó a los rivales con algunos de sus gestos. No es tanto una cuestión de provocación sino de una manera de concebir el fútbol y la vida que no todos entienden. A veces, eso sí, sus modos se pasan de eso y se difunden en una línea demasiado juerguista para las circunstancias. Depende de saber medirse.

El Villarreal es uno de los equipos de España mejor trabajados. Todo, desde la cantera a la directiva pasando por el banquillo. Se nota en el equipo, que no pierde la fe cuando está por abajo, como le pasó en el encuentro. No es en su juego tan bonito como otras versiones que tuvo en años anteriores, pero sigue siendo un equipo bien formulado, con gusto por el balón y un tremendo orden. Se nota la mano de un gran entrenador como Marcelino, al que expulsaron porque perdió los nervios.

No hubo grandes ocasiones del Barcelona, pero las que tuvo las aprovechó. Primero Rakitic, a la salida de una falta que no supo defender bien el Villarreal. Fue uno de los escasos errores del equipo en todo el partido. Después Neymar aprovechó un penalti que le había hecho a él mismo Asenjo. Quedan dudas de si existió, pero entre que el brasileño supo vencerse bien y que el portero estuvo algo torpón la jugada terminó en penalti y, esta vez sí, en gol.

Esa jugada, la del segundo gol, define bien una concepto que tiene el Barça de Luis Enrique y que no existía en la exquisita versión de Guardiola. El Villarreal estuvo a punto de marcar instantes antes, un pase de la muerte que no encontró rematador, y unos segundos después el balón ya estaba en el área amarilla con los delanteros del Barça aprovechando una contra. La virulencia con la que los azulgrana son capaces de transformar el peligro contra sus ocasiones en problemas para el rival es una marca de este equipo, un artilugio que parece prestado del Madrid de los últimos años. Eso lo combinan con todo lo demás, no hay territorio del fútbol que no hayan explorado.

Al Villarreal le gusta el fútbol

El Villarreal, con dos goles abajo, no se desarboló. Para ellos el partido sí era importante, porque todos los son y más cuando el rival te asegura salir en los informativos buen rato. Con jugadores como Trigueros, Samu Castillejo y Denis Suárez, elaboraron muchas jugadas, se acercaron a la meta de Bravo y controlaron fases del partido. Los goles, a pesar de todo, solo llegaron cuando Piqué ya estaba en el banquillo y había entrado Mathieu, que no le llega a la altura del betún a su compañero. El francés salió dormido, no incordió en el primero, de Bakambú -muy buen delantero- y marcó el segundo con una curiosa zamorana.

El partido, bonito pero no intenso, se vio aliñado con una ensalada de tarjetas amarillas cortesía del murciano Sánchez Martínez. Malísimo árbitro que no sabe que en el fútbol existen las faltas sin más sanción que esa. Un muelle tiene en el brazo. Si en los años setenta los centrales eran burros que repartían patadones y se iban de rositas ahora cualquier mínima cosa que pasa en un terreno de juego termina con una pena excesiva. Fueron ocho amarillas para el Villarreal en 17 faltas y cuatro amarillas para el Barça en nueve faltas. Y a eso le sumó la expulsión de Marcelino. No hubo una sola entrada realmente peligrosa o agresiva, no hubo riesgos para ningún jugador, pero Sánchez había decidido que iba a necesitar dos libretas para apuntar tanta sanción.

A efectos prácticos es un poco lo mismo, el Barcelona sabía que entraba al partido con el Atlético habiendo perdido, lo cual reafirmaba la idea que todos tienen sobre esta Liga: hay un campeón y va de azulgrana. Luis Enrique puede seguir negándolo, es casi su obligación, pero sabe bien de qué se trata el tema. Es más, se dedió a quitar a los que tenía apercibidos para que pudieran jugar el clásico. En el caso del Villarreal el punto suena bien, al fin y al cabo le sacaron un punto a un equipo que está causando admiración en Europa. Sus opciones de ser cuarto e ir a la Liga de Campeones siguen intactas. Si finalmente lo consiguen serán un más que digno representante para el fútbol español.

Ficha técnica

El Barcelona sigue pasando por la Liga con la tranquilidad de quien se sabe campeón. Es una cuestión de tiempo y a nadie se le escapa que esa es una cuestión en la que solo falta el tiempo para refrendar lo obvio. Con esa premisa de base los partidos pierden un poco de color. Los propios jugadores del Barcelona saben que su esfuerzo puede estar controlado, que no hay drama posible en el resultado y quedan batallas muy gordas por disputarse en las que sí necesitarán dejarse todo su esfuerzo. Y con el equipo a medias puedes golear al Getafe, pero no pasar por encima del Villarreal, que sacó un meritorio empate.

Pep Guardiola Villarreal CF Luis Enrique