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A Bale se le nota de qué pie cojea en el Madrid
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el sóleo le está amargando la vida

A Bale se le nota de qué pie cojea en el Madrid

En un acto publicitario, al galés se le vio cojeando ostensiblemente cuando a estas alturas su lesión debía estar superada. Sólo ha podido jugar un 75% de los partidos desde que está en el Madrid

Foto: Bale se lesionó hace casi cuatro semanas (Reuters/Andrea Comas).
Bale se lesionó hace casi cuatro semanas (Reuters/Andrea Comas).

Cuando alguien tiene un problema de manera recurrente, esa dificultad de pequeñas dimensiones puede ir creciendo hasta convertirse en una enorme bola de nieve que te persigue sin freno. Si ese contratiempo reiterativo es una lesión, el deportista en cuestión puede empezar a sentir una profunda psicosis que le impida entrenar y competir a su máximo nivel. Por eso se dice, en el caso del fútbol, que hay jugadores que no vuelven a ser los mismos después de lesionarse varias veces la rodilla. Además de la reducción natural de las capacidades físicas, la cabeza le dice que tenga más cuidado, o le volverá a suceder lo mismo. Gareth Bale tiene que estar a punto de entrar en esa fase con sus problemas con el sóleo, si no está inmerso ya en ella.

La lesión que se produjo Bale contra el Sporting era la sexta en la misma zona del cuerpo, es decir, en el sóleo y sus proximidades desde que fichó por el Real Madrid allá por el final del mercado de fichajes estival de 2013. Es una constante, un motivo de desasosiego para el jugador, que entre su falta de adaptación a jugar en la banda derecha y las persistentes frenadas en su progresión debido a las lesiones le están impidiendo ser el jugador determinante que el Madrid creyó contratar.

Precisamente, esta lesión ha sido un golpe muy duro para el galés, que estaba en la mejor racha goleadora desde que es merengue. Después de marcar en seis partidos en los primeros once meses de 2015, en Ipurua cogió el buen camino y empezó a marcar con relativa facilidad. Contando ese encuentro contra el Eibar, marcó once goles en ocho encuentros, además de repartir cuatro asistencias de gol. Es decir, era su momento. Había cogido los galones que su precio y su fama exigen. El Madrid lo fichó para que se convirtiera de blanco en el mejor jugador del mundo, o uno de ellos. No se había acercado, hasta esas semanas entre diciembre y enero. De hecho, se ha perdido el 25% de los partidos que el Madrid ha disputado desde que está en el club, tal y como ha recordado 'Cuatro'.

En el caso de esta última dolencia en la pierna, además de ser la derecha (todas las anteriores se habían producido en la izquierda), se preveía que el tiempo de baja que iba a estar el galés sería de unas dos semanas, tres al máximo. Es decir, cuando se retiró del partido contra el Sporting, partido disputado el pasado 17 de enero, no saltaron las alarmas por una posible larga ausencia y se contaba con su presencia contra la Roma en la Champions. Sin embargo, estamos a 11 de febrero y su vuelta no tiene todavía una fecha prevista. De hecho, ahora peligra incluso su participación en el derbi contra el Atlético del día 27.

Y todo esto viene de la famosa protrusión discal con la que llegó al Real Madrid y que le impidió jugar a pleno rendimiento en las primeras semanas. Esa dolencia afecta a una raíz nerviosa, que es la que luego tiene incidencia en diferentes músculos de las extremidades inferiores, en este caso el sóleo. Además, esa afección obliga al jugador a cambiar sus hábitos, a apoyarse, caminar y correr de manera diferente, lo cual hace que fuerce otras partes de su cuerpo no acostumbradas a ello. Y desde entonces, el extremo está siendo sometido a unos cuidados muy férreos para tratar de minimizar las veces que sufre este tipo de lesión sin encontrar una solución clara hasta el momento.

Cuando alguien tiene un problema de manera recurrente, esa dificultad de pequeñas dimensiones puede ir creciendo hasta convertirse en una enorme bola de nieve que te persigue sin freno. Si ese contratiempo reiterativo es una lesión, el deportista en cuestión puede empezar a sentir una profunda psicosis que le impida entrenar y competir a su máximo nivel. Por eso se dice, en el caso del fútbol, que hay jugadores que no vuelven a ser los mismos después de lesionarse varias veces la rodilla. Además de la reducción natural de las capacidades físicas, la cabeza le dice que tenga más cuidado, o le volverá a suceder lo mismo. Gareth Bale tiene que estar a punto de entrar en esa fase con sus problemas con el sóleo, si no está inmerso ya en ella.

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