La emoción de Fernando Torres será constante hasta final de temporada

Se planteaba una tarde bastante movida en el Calderón. Era un día raro porque en la semana anterior habían sucedido varias cosas que podían crear una tensión muy grande en el estadio rojiblanco. Cuatro partidos sin ganar, entre ellas la eliminación en Copa del Rey ante el Celta, la venta de Jackson un día después de que acabase el mercado de fichajes, y la confirmación sin oficialidad de que Fernando Torres no iba a seguir en el club de su vida más allá del 30 de junio de este año. Todo quedaba bajo la jurisdicción del Manzanares. Pero su juicio acabó convertido en una fiesta, un elogio a lo que realmente importaba: que el Niño por fin marcaba su gol 100, lo cual provocó unos instantes de altísima emoción.

Fernando no volvió a casa hace algo más de un año para que le cantasen canciones, le dedicasen pancartas y alguna que otra lágrima. Lo explicó bastante bien cuando le presentaron con unas gradas a rebosar de camisetas con el '9': "He ganado títulos, pero me falta hacerlo en el Atlético de Madrid". Él vino para levantar las copas que no ganaba el Atleti cuando él era el capitán. Por eso este sábado también, con la sonrisa de la relajación por el trabajo por fin bien hecho, dijo que "hay que acabar la temporada con un título".

Pero las posibilidades para que eso pase son escasas. El Atleti sigue a tres puntos del Barça, que en unos días pueden ser fácilmente seis más el gol average perdido con los culés. Además, nunca hay que olvidar que por detrás todavía está el Madrid, que viene fresco por haber sido pronto eliminado en la Copa y con ganas de arreglar una temporada muy complicada con un título. Y por otro lado, la Champions League. Es el sueño húmedo de cualquier colchonero y el objetivo oculto de Simeone y su plantilla. Pero por delante quedan todavía muchas rondas y si se van pasando, muchos equipos de altísimo nivel que hará muy complicado que el Atleti pueda volver a otra final como en 2014.

Todo puede cambiar. Si hay algo en este Atlético del Cholo es su competitividad eterna y su lucha constante hasta que quedan posibilidades. Pero es probable que Fernando no pueda lograr ese sueño que tenía desde que era pequeño, que era ganar un título con su club, con su Atleti. Es lo único que le falta a este delantero que lo ha ganado absolutamente todo en su carrera, pero nada de ello le hubiese significado tanto que una Liga, o una Copa o no digamos ya una Champions vestido de rojiblanco. "Cuando me preguntáis por mi futuro, queréis que os hable de mi futuro y mi futuro es ganar un título. No hay nada más", reconoce el propio delantero de Fuenlabrada.

Después de todo lo vivido esta temporada, sin duda Torres se marchará del Atlético mucho más contento, con mucho mejor sabor de boca, si ese tobillo maltrecho le permite volver a estar al máximo, para no volver a "jugar con dolor", lo cual considera él mismo "normal", y así jugar algo más, volver a ser relativamente importante para Simeone, a pesar de que no cuente con él. Porque Torres vive de jugar, de los goles. Y como dice, puede que este gol 100 "sea un punto de inflexión y la dinámica sea mucho mejor". Y si eso pasa, si empieza a marcar goles con relativa asiduidad, le complicará mucho a la directiva y a Simeone la justificación de no contar más con él. Porque el club ya busca relevos y no sólo para Jackson: Cerezo ya confirmó que quieren a Diego Costa de vuelta y ya han pensado también en otros como Lucas Pérez.

Cada gol que ha marcado a partir del primero han sido "regalos" que el equipo que más quiere del mundo le ha ido dando a lo largo de los casi quince años que han pasado desde que se estrenó como goleador ante el Albacete en 2001. "El sueño fue el primero", dice. Desde ese día de junio hasta ahora, cada vez que ha jugado y marcado con el Atleti ha sido una emoción constante para él. Lo mismo o más le pasó cuando por fin, 19 jornadas después, volvió a marcar. "He sentido mucha emoción primero por el gol y después por la reacción de la gente, de mis compañeros y del banquillo", dijo después del gol, de escuchar al Calderón corear su nombre, de ver cómo reaccionaron sus compañeros; después de ir a abrazar con infinito cariño a Manuel Briñas y regalarle su camiseta...

No es una persona que exteriorice en demasía sus sentimientos, se los guarda para sí, porque no engaña a nadie. No necesita besarse el escudo y decir constantemente lo mucho que le importa el Atleti. "La gente sabe quién soy yo. Soy uno más de ellos. El día que no pueda vestir esta camiseta más, volveré a la grada a ver los partidos, quizá por eso la comunión es tan bonita". El Calderón siempre tendrá a Torres en él emocionándose por lo que haga su equipo.