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Cristiano ya no pelea por el oro con Messi, sino por la plata con Neymar
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el brasileño es favorito para ser segundo

Cristiano ya no pelea por el oro con Messi, sino por la plata con Neymar

Todo el mundo esperaba a Cristiano entre los candidatos a ganar el Balón de Oro, pero su presencia puede pasar inadvertida, porque no es que luche por ganar, es que lucha por no ser el tercero

Foto: Un lugar, un museo y tres personas que ya saben quién ganará (EFE).
Un lugar, un museo y tres personas que ya saben quién ganará (EFE).

Hoy es la gala del Balón de Oro, ese trofeo individual que cada vez tiene menos importancia material, únicamente trascendente para el que lo gana, incluso tampoco, porque en el caso del entrenador, todo apunta a que lo ganará Luis Enrique y a éste le da igual, no va a ir a recogerlo. Ya habrá alguien del Barça allí que se lo traiga para que lo pueda guardar en un armario opaco de su casa. Desde que la FIFA se adueñó de los derechos del trofeo en 2010, no ha habido ningún tipo de sorpresa. Esto ha sido una lucha entre Cristiano y Messi, o más bien una subida a Messi a los altares sólo eclipsada por su momento pre y post Mundial 2014, su peor momento desde que es leyenda. Pero este enfrentamiento más mediático que real está entrando en su última fase, la del distanciamiento definitivo entre argentino y portugués y la inclusión de un nuevo elemento para la disputa.

Puede que todavía quede algún idealista que crea que Cristiano Ronaldo puede ganar el Balón de Oro por tercer año consecutivo, y así igualar los cuatro de Messi. Pero, si los hay, se autoengañan, porque saben que no será así. Messi se volverá a superar a sí mismo, porque ya es al único al que puede superar. Ganará el quinto, el siguiente, no el último. Aún le queda tiempo para ir a por más. Con 28 años, por delante le quedan dos o tres años (siendo pesimistas) para ser candidato de nuevo y, posiblemente, principal favorito en las casas de apuestas.

Cristiano Ronaldo tendrá que esperar que el Barça tenga un mal año, o que el Madrid de repente sorprenda y haga una temporada soberbia y él destaque por encima del resto. No será sencillo, tanto por su club como por él mismo. Cristiano lleva esta temporada 25 goles en 24 partidos, unos números escandalosos, propios de un goleador extraterrestre como es él. Pero hasta el propio jugador portugués sabe que está cerca del fin de su época dorada. Tantos años al máximo han dejado un cuerpo fibroso, de atleta más que de futbolista, pero también mermado por el sobreesfuerzo empleado. Ha perdido velocidad, influencia en el juego y precisión.

Todo lo contrario a lo que le sucede a Neymar Júnior. Está en plena efervescencia, todavía fermentando el jugador que algún día está llamado a dominar el mundo de la redonda. En 2015 se ha confirmado como lo que se prometía cuando jugaba en el Santos con una cresta y se cepillaba a cualquier defensa que se le ponía por el camino. Habiendo visto a tantos otros haciendo algo similar contra zagas brasileñas, existía el miedo a que Neymar fuera otro 'bluf', otro jugador muy técnico e inconstante, otro Robinho, vamos. Nada más lejos de la realidad. En el último año natural, el que le ha hecho ser candidato a la pelota dorada, o el 'Pepino de Oro', que diría su entrenador, Neymar ha hecho 41 goles y ha asistido en 21 ocasiones.

Unos números de Balón de Oro, claramente. Y hay veces que olvidamos que ha hecho esas cifras teniendo a Lionel Messi a su lado. Y no sólo eso, también ha tenido a Luis Suárez. No es nada sencillo hacer lo que ha hecho con dos jugadores que son capaces de absorver todo el potencial ofensivo del equipo más ofensivo del mundo. Para que nos hagamos una idea, Messi ha hecho del 1 de enero al 31 de diciembre, 47 goles y 30 asistenicas.

Son unos números a los que no se acerca ni Cristiano, que ha hecho 54 goles y 10 pases de gol. Por algo ha ganado la Bota de Oro, trofeo que es ya prácticamente su única justificación para estar presente en Zúrich junto a Neymar y Messi. Y aunque es un honor situarse entre los mejores del mundo, para Cristiano la gala del Balón de Oro puede suponer un suplicio. Porque no es, ni de largo, favorito para ganar. De hecho, las apuestas lo ponen como el tercero, muy por detrás incluso de Neymar, que también está muy lejos de Messi, como es todavía natural. A Cristiano no le gusta nada perder, pero ser tercero le duele y mucho. Aun así, allí estará, sufrirá el trámite y tratará de volver a jugar lo antes posible para volver a por el oro. Esa búsqueda por el reconocimiento individual es, quizá, lo que en parte merma el rendimiento global de su equipo.

Hoy es la gala del Balón de Oro, ese trofeo individual que cada vez tiene menos importancia material, únicamente trascendente para el que lo gana, incluso tampoco, porque en el caso del entrenador, todo apunta a que lo ganará Luis Enrique y a éste le da igual, no va a ir a recogerlo. Ya habrá alguien del Barça allí que se lo traiga para que lo pueda guardar en un armario opaco de su casa. Desde que la FIFA se adueñó de los derechos del trofeo en 2010, no ha habido ningún tipo de sorpresa. Esto ha sido una lucha entre Cristiano y Messi, o más bien una subida a Messi a los altares sólo eclipsada por su momento pre y post Mundial 2014, su peor momento desde que es leyenda. Pero este enfrentamiento más mediático que real está entrando en su última fase, la del distanciamiento definitivo entre argentino y portugués y la inclusión de un nuevo elemento para la disputa.

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