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Japón, un europeo y un sudamericano: Barça, River y el aroma a Intercontinental
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messi y neymar, dudas hasta el final

Japón, un europeo y un sudamericano: Barça, River y el aroma a Intercontinental

Uno del viejo continente, el Barça, otro del Nuevo Mundo, River. Lugar: Japón. Fecha: diciembre. Esta gran final no desprende un dulce aroma a los mejores años de la Copa Intercontinental

Foto: Todos los campeones del mundo de fútbol (Brenda Valverde/ElConfidencial.lab).
Todos los campeones del mundo de fútbol (Brenda Valverde/ElConfidencial.lab).

Hubo un tiempo en que el campeón del mundo de clubes de fútbol se decidía en verano, como el Mundial, pero jugándose cada año. ¡Qué sería de nosotros si se jugase el Mundial cada año! Pues posiblemente todo sería mejor. En compensación por ese lapso de cuatro años entre edición y edición, la FIFA decidió en su día que los clubes de fútbol también podían tener la posibilidad de ser campeones del mundo. Pero como sólo había balompié de buen nivel en dos continentes, el máximo organismo internacional decidió que para qué mezclar si podía hacer un torneillo entre dos confederaciones. No se puede ser campeón del mundo sin ganar a equipos de todo el mundo. Es por eso que la FIFA se inventó otro nombre que nos llena de nostalgia: la Copa Intercontinental.

Para los que hemos nacido en la penúltima década del siglo XX es imposible ver una final del Mundial de Clubes sin acordarse de la Intercontinental y sentir un cosquilleo en el estómago. Era un torneo injusto, para qué engañarnos, pero esa tropelía nos tenía enamorados, la verdad. A nadie de los que mandaban le importaba que el fútbol africano, norteamericano, asiático u oceánico no tuvieran representación en la Intercontinental. ¿Para qué meter a equipos que iban a perder sí o sí? Mejor uno o dos partidos entre dos conjuntos más o menos parejos que algunos encuentros intrascendentes. Para lo que era el fútbol en los 60, que la primera Intercontinental la vieran 150 millones de personas fue una auténtica locura.

Dirán que, ahora mismo, que River Plate le gane la final al Fútbol Club Barcelona sería casi tan sorprendente como que el Guangzhou hubiese eliminado a los azulgranas en semifinales. Hay una brecha abierta entre Europa y Sudamérica que jamás va a cicatrizar. De hecho, con el paso de los años, esa herida se abrirá más aún, empezará a supurar y supondrá la muerte definitiva de la Intercontinental. El negocio ya no está ni en Uruguay, ni en Argentina, ni en Brasil. Ahora está en China, en India, en Estados Unidos. Algún día, clubes de estos países serán los habituales en la final del Mundial junto a alguno de los ocho o nueve europeos que pueden ganar la Champions.

Pero la final de este domingo al menos nos devuelve a épocas no demasiado pretéritas en las que los dos monstruos del fútbol mundial, Europa y Sudamérica, se medían para comprobar dónde es más fuerte el fútbol, como con la copa dorada de los Mundiales de selecciones. Uno del viejo continente, el Barça, otro del Nuevo Mundo, River. Lugar: Japón. Fecha: diciembre. Que me aspen si esta gran final no desprende un dulce aroma a los mejores años de la Intercontinental. Solo va a faltar que los de Toyota le den al vicecapitán la otra copita esa plateada que no servía de mucho.

Dice Menotti sin errar que para el Barça esta Copa del Mundo sería un trofeo más, uno de tantos que ha metido en la buchaca durante esta década. Todo lo que no sea la Copa de Europa ya suena pequeño para los culés. Es lo que tiene acostumbrarse a ganarlo todo o casi todo, que al final solo gusta el plato principal, los entrantes se hacen hasta pesados. El Mundial, para el Barça, es el postre a un atracón, que sabe muy bien pero que ya llega cuando la panza está llena, a rebosar. Pero el Barça es un club pecador, porque tiene una gula infinita y más estómagos que una vaca. Ese es el mayor logro de este club: llevar doce años ganando y no perder el hambre nunca.

También Menotti dice que, en cambio, para River sería una fiesta. Lo sería para toda Argentina y casi que también para toda Sudamérica. Desde que la Intercontinental es Mundial, allá por 2006, sólo dos americanos han sido campeones: Internacional y Corinthians, los dos brasileños. Precisamente, el Barça perdió contra los de Porto Alegre. Ningún argentino ha sido campeón del mundo, y eso es algo que duele por allí. Que sea River o que fuera Boca da un poco igual. Sería un triunfo de Argentina, de Sudamérica, del fútbol clásico, de cuando era normal que un europeo perdiese la Intercontinental. De hecho, este título ha sido ganado más veces (22) por sudamericanos que por europeos (21).

Alineaciones confirmadas:

River Plate: Barovero; Mercado, Maidana, Balanta, Vangioni; Kranevitter, Sánchez, Ponzio; Viudez, Mora yAlario.

F.C. Barcelona: Bravo; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Busquets, Iniesta,Rakitic; Neymar, Messi y Luis Suárez.

Árbitro: Alireza Faghani (IRN).

Estadio: Internacional de Yokohama.

Hora:11:30, Telecinco.

Hubo un tiempo en que el campeón del mundo de clubes de fútbol se decidía en verano, como el Mundial, pero jugándose cada año. ¡Qué sería de nosotros si se jugase el Mundial cada año! Pues posiblemente todo sería mejor. En compensación por ese lapso de cuatro años entre edición y edición, la FIFA decidió en su día que los clubes de fútbol también podían tener la posibilidad de ser campeones del mundo. Pero como sólo había balompié de buen nivel en dos continentes, el máximo organismo internacional decidió que para qué mezclar si podía hacer un torneillo entre dos confederaciones. No se puede ser campeón del mundo sin ganar a equipos de todo el mundo. Es por eso que la FIFA se inventó otro nombre que nos llena de nostalgia: la Copa Intercontinental.

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