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El Barcelona, entre el 'pecadillo' de ir de sobrado y el simple accidente
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El Barcelona, entre el 'pecadillo' de ir de sobrado y el simple accidente

En el fútbol, los accidentes existen y el conjunto catalán sigue teniendo dos puntos de ventaja sobre el segundo clasificado, el Atlético de Madrid, y le saca cuatro al Real Madrid, tercero

Foto: El Barcelona sigue líder con dos puntos sobre el segundo. (Kai Försterling/EFE)
El Barcelona sigue líder con dos puntos sobre el segundo. (Kai Försterling/EFE)

El FC Barcelona cometió un error en Mestalla: el pecadillo de la suficiencia. Pecadillo porque hay que ser muy forofo para no convenir que el Barça debió ganar y con holgura después de siete ocasiones claras en la primera parte, pecadillo porque el fútbol es también suerte, aunque a menudo tendamos a olvidarlo y ninguna de las siete entró, pero pecadillo al fin y al cabo porque el partido terminó en empate después de que el equipo azulgrana, tras marcar su único tanto en fuera de juego, se dedicó a pasarse la pelota, sin movilidad ni desmarques, dejando pasar el tiempo y dando por cerrado un partido que no lo estaba. Un ‘somos mejores y esto ya está hecho’ de manual.

De un solo partido no se puede sacar una teoría general. El Barça jugó bien, llegó arriba, tiró a puerta, dominó. Vamos, que problema no hay ninguno. El pero fue el resultado, y a partir de ahí se enfoca la vista en detalles como que Luis Enrique ni siquiera movió el banquillo en Mestalla, mientras que Voro hizo los tres cambios y metió refresco en el campo cuando más se necesitaba. Existe la sospecha de que el técnico, a la espera de Arda Turan y Aleix Vidal, envía el mensaje a la directiva -incluso de manera inconsciente- de que necesita refuerzos. Claro que está por ver si el que él quiere, Nolito, habría jugado el sábado. El tridente es intocable y cuesta creer que el asturiano, con las condiciones que se dieron en Mestalla, siente a alguno. Porque de los tres, y aunque suene a herejía, el que estuvo más flojo fue Messi, recién salido de una lesión y al que se le nota que está una marcha por debajo de su habitual forma. Aun así, cuarto y mitad de Leo puede ser suficiente para sentenciar un encuentro. Dudar de Messi es la peor apuesta del mundo.

El Barça se adornó porque a veces no sabe hacerlo de otra manera, pero para poner en contexto la falta de definición, de mordisco, en Valencia, es justo recordar que venía de un 0-4 en el Bernabeú, un 6-1 en la Champions frente a la Roma y un 4-0 ante la Real Sociedad. En el fútbol, los accidentes existen, y el conjunto catalán sigue teniendo dos puntos de ventaja sobre el segundo clasificado, el Atlético de Madrid, y le saca cuatro al Real Madrid a punto de concluir la primera vuelta y tras visitar los campos más complicados. Ganó en San Mamés, el Vicente Calderón y el Santiago Bernabéu. Cayó en el Sánchez Pizjuán y Balaídos y ha empatado en Mestalla.

El balance es positivo. Y más si se tienen en consideración las lesiones, especialmente la de Messi durante mes y medio y la de Rafinha a las primeras de cambio, que tanto oxígeno le daba a Luis Enrique. Gerard Piqué tuiteó tras el encuentro en Mestalla que tenía la misma sensación que la temporada anterior tras empatar en Sevilla, la de haber sufrido un contratiempo que no tendrá graves consecuencias. Se le puede llamar suficiencia, pero el caso es que el central terminó teniendo razón. Al Barça, en definitiva, un traspié no le hace dudar, ni le resta confianza, sino que parece reforzarle en la idea de que siempre se puede mejorar, no perdonar, cerrar antes los partidos y permanecer alerta. El primero en dar ejemplo es el entrenador, que antes de viajar a Mestalla, a pesar de las 10 bajas del conjunto 'che' y del jolgorio general por el ridículo del Madrid en la Copa, avisó con tono serio que él no lo veía claro. Y tras el encuentro, sentenció: “No tengo nada que reprochar a mis jugadores. El fútbol no nos pagó todo el esfuerzo que hicimos, pero esta es la grandeza de este deporte”.

Un deporte en el que a veces se empata. Como sucedió en Valencia.

El FC Barcelona cometió un error en Mestalla: el pecadillo de la suficiencia. Pecadillo porque hay que ser muy forofo para no convenir que el Barça debió ganar y con holgura después de siete ocasiones claras en la primera parte, pecadillo porque el fútbol es también suerte, aunque a menudo tendamos a olvidarlo y ninguna de las siete entró, pero pecadillo al fin y al cabo porque el partido terminó en empate después de que el equipo azulgrana, tras marcar su único tanto en fuera de juego, se dedicó a pasarse la pelota, sin movilidad ni desmarques, dejando pasar el tiempo y dando por cerrado un partido que no lo estaba. Un ‘somos mejores y esto ya está hecho’ de manual.

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