El Madrid quiso jubilar a Xabi Alonso, pero ahora lo echa mucho de menos
Tiene 34 años, pero aún le queda cuerda para mucho rato. Así lo cree Guardiola, que considera a Alonso como una pieza básica para su Bayern mientras la medular del Madrid está a la deriva
El Real Madrid perdió el Clásico por muchos motivos, tantos que trasciende claramente las razones puramente deportivas. Los problemas estructurales graves que tiene el club desde arriba, es decir, las malas decisiones tomadas durante la última década y media han provocado precisamente esas razones deportivas, que progresivamente han convertido al Madrid en un equipo sin rumbo que vive en una era dominada insultantemente por el máximo enemigo histórico, que ha sabido alejar el fútbol de los problemas externos. Entre esos problemas futbolísticos, se encuentra el famoso equilibrio.
Ese equilibrio fue determinante en la consecución del Doblete de la temporada 2013-14. Y el eje de ese equilibrio era Xabi Alonso. Una vez conseguida la Décima, el tolosarra decidió que tenía que buscar otros objetivos y la oferta que tenía del Bayern era irrechazable futbolísticamente hablando. El Madrid recibió la propuesta de Alonso y en vez de intentar retener a uno de los jugadores más importantes de su estilo, lo dejó escapar y, a partir de firmar su marcha, empezó una campaña para restarle valor a Xabi e insinuar que ya estaba mayor, en clara decadencia y que con Casemiro y el fichaje de Kroos, la posición de pivote estaba más que cubierta.
Año y pico después de que Alonso se vistiera de bávaro ('outfit' que le quedaba como anillo al dedo, por cierto), el vasco es indiscutible en el Bayern líder muy destacado de la Bundesliga y aspirante a todo en Europa. Alonso es, junto a Lahm, la prolongación de Guardiola dentro del campo, fundamental en la evolución constante del juego posicional del Bayern, cada vez más perfeccionado y temible. El Bayern necesitaba un mediocentro puro con toque de balón que liberara a Lahm y permitiese a Javi Martínez ser central definitivamente, y lo encontró en Xabi. El año pasado, Alonso ya jugó 40 partidos entre todas las competiciones, acumulando más de 3.300 minutos. Este año ya suma 16 encuentros con más de 1.200 minutos.
Vamos, que no se fue a Alemania a jubilarse, sino a seguir siendo importante, lo que no iba a ser en el Real Madrid. Kroos tenía que jugar, y también James, por supuesto, y Modric era indiscutible. Xabi Alonso era el que tenía todas las papeletas para sufrir. Ya se quedó fuera de la primera jornada de Liga contra el Córdoba y visto lo visto, se aceleraron los trámites para irse al Bayern. Mientras, el histórico inicio del Madrid de 22 victorias seguidas tapó las carencias en el centro del campo blanco. El Madrid duró lo que duró Kroos. Sin Modric, lesionado, el equipo se derrumbó. Mientras, Xabi Alonso ganaba la Bundesliga y sólo el Barça del Triplete le apartó de la final de la Champions.
El sábado, el Madrid estuvo partido contra el Barça. Benítez optó por una alineación políticamente correcta, con los hombres fichados por el presidente, y como era de esperar, la estabilidad del equipo no iba a existir. Jugó con dos centrocampistas puros contra cuatro de muchísima calidad, y luego dejó a otros cuatro jugadores arriba, viéndolas venir. El equipo de 'playstation' que puso Benítez sólo funciona en la ficción, es imposible que lo haga contra un Barça en plenitud de forma, de juego y de resultados. El único mediocentro del equipo, Casemiro, se quedó ilógicamente en el banquillo. No vende lo suficiente como para salir a jugar el Clásico...
¿A quién quitaríamos para introducir a Xabi Alonso en este Madrid, puestos a fantasear? Es complicado decidirlo. El mejor Madrid de la última década fue el de Ancelotti que ganó la Décima y la Copa del Rey (un gran Madrid pero muy fugaz, incapaz de establecer una era) y jugó con Xabi Alonso, Modric y Di María en el centro del campo, si bien cuando mejor rindió fue cuando Bale también se incrustaba como extremo haciendo una línea de cuatro. Por técnica y calidad, el más parecido en la plantilla del Madrid a Di María sería James, aunque carece del sacrificio del 'Fideo'. Tal y como juega el Madrid actualmente, sin Casemiro, Kroos sería el principal candidato para ser sacrificado por Alonso. Todo esto, teniendo en cuenta que Alonso y Benítez prefieren mantenerse lejos el uno del otro.
Pero no es un problema de Kroos, sino de su posición en el campo. No es un pivote y no lo va a ser nunca. Su media vuelta es deficiente, no es ágil para sacar el balón bajo presión ni tiene la fuerza física necesaria para luchar en la recuperación. Sin embargo, es un interior soberbio. Cansado y perdido sobre el césped, Kroos ha bajado su nivel de manera alarmante en comparación a aquel que mostró durante los meses de octubre y noviembre de 2014. Modric, cuando las lesiones se lo han permitido, ha sido el único faro que ha iluminado el camino del Madrid.
Muchos madridistas no comprenderán jamás la decisión de Xabi Alonso de marcharse al Bayern. El vasco se equivocó en los tiempos, pues irse a pocos días del final del mercado de fichajes hizo daño a la planificación madridista, pero su marcha tenía un sentido personal que es de admirar. Quiso aprender de Guardiola, seguir mejorando como futbolista y absorber todo lo que pueda para ser en el futuro mejor entrenador. Cumplió un ciclo en el Madrid con la Décima y quería un reto nuevo, pero no se fue a un destino exótico para vivir la vida, sino que se marchó al campeón alemán para seguir en el fútbol de máximo nivel adquiriendo conocimientos. No se puede criticar a una persona que busca su crecimiento personal.
El Real Madrid perdió el Clásico por muchos motivos, tantos que trasciende claramente las razones puramente deportivas. Los problemas estructurales graves que tiene el club desde arriba, es decir, las malas decisiones tomadas durante la última década y media han provocado precisamente esas razones deportivas, que progresivamente han convertido al Madrid en un equipo sin rumbo que vive en una era dominada insultantemente por el máximo enemigo histórico, que ha sabido alejar el fútbol de los problemas externos. Entre esos problemas futbolísticos, se encuentra el famoso equilibrio.