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Cruyff siempre ha sido un ganador, incluso contra el rival más difícil, el cáncer
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primera aparición tras anunciar su enfermedad

Cruyff siempre ha sido un ganador, incluso contra el rival más difícil, el cáncer

Por primera vez desde que anunciara que sufre cáncer de pulmón, el holandés apareció en un acto con una ejemplar entereza para hablar sobre su enfermedad: "El cáncer es una batalla que ganaré"

Ser diagnosticado de un cáncer, sea cual sea el tipo del mismo, es un momento de una dureza incomparable a cualquier otra cosa. Todos, para desgracia de esta sociedad nuestra, tenemos a alguien cercano que ha sufrido esta enfermedad y hemos visto cómo la ha afrontado, la fortaleza o debilidad que ha mostrando ante ella y la constante degradación que conlleva que sólo en los casos más afortunados se frena para no volver nunca más. El primer impacto, ese momento en el que sentado ante la mesa del doctor, el paciente espera lo peor, puede llevarlo a dos situaciones opuestas: asustarse, deprimirse y no salir de un pozo sin freno, o afrontar la enfermedad con bravura, sabiendo que es el rival más difícil que se va a tener en la vida, pero que no es imbatible.

Cruyff siempre ha seguido esa filosofía. Johan ha sido un ganador toda la vida. No ha sabido hacer otra cosa que salir a ganar todos los partidos que se le pusiesen por delante. En buena medida es esa una de las razones por las que está considerado como uno de los cuatro grandes de la historia del fútbol (que estén en esa lista Zidane y/o Messi es ya cuestión de gustos). Y por eso también cambió la vida del Barcelona, un equipo segundón de España y de Europa hasta su llegada, que vivía a la sombra del Madrid. Desde Cruyff hasta hoy, el Barça se ha convertido gracias en buena parte a él en uno de los clubes más admirados por su estilo de todos los tiempos.

Apareció por primera vez ante el público, ante toda esa gente que le ha admirado durante tantos años, tantas décadas, y que no podrán nunca olvidarlo. No se supo prácticamente nada más de él desde que el 22 de octubre se conoció que sufría cáncer de pulmón. Hay pocos tumores que den más miedo que este. Y sin embargo, si siente algún tipo de temor ante lo que le hace daño dentro de su cuerpo, no lo mostró ante las cámaras. Se mostró como es y ha sido toda su vida, fuerte, confiado. Respeta su enfermedad, sabe que es difícil de superar, pero está convencido de que es una batalla que ganará. Por algo dijo una vez: "En cierto modo soy probablemente inmortal".

"Tengo cáncer pero tengo la confianza de que todo saldrá bien. He comenzado el tratamiento. Cuando te dice que tienes cáncer no hay escapatoria y lo único que puedes hacer es afrontarlo", dijo el de Ámsterdam en la presentación del acuerdo que ha firmado su fundación con la Universidad Autónoma de Barcelona. "Hay cosas que me sorprenden. Hay mucha gente que me envía fuerzas positivas, tengo tantas muestras de apoyo de todo el mundo que parece que mi cuerpo sea doblemente fuerte. Estoy bien y el equipo que me ayuda es extraordinario".

Cruijff, como lo escriben los neerlandeses, siempre buscaba la mejor manera para afrontar los partidos. Cuando pasó del césped al banquillo cogió una idea de juego ya asentada en el Ajax y la revolucionó hasta convertirla en el mejor juego posicional hasta que Guardiola cogió las raíces de ese estilo y lo volvió a transformar años después. Creyó como un idealista cree en una deidad en los tres centrales, en la posesión, en ser ofensivo para ser defensivo... Johan jugaba al ataque, y al ataque le jugará al cáncer, al que ya ha plantado cara con la primera fase del tratamiento.

Ser diagnosticado de un cáncer, sea cual sea el tipo del mismo, es un momento de una dureza incomparable a cualquier otra cosa. Todos, para desgracia de esta sociedad nuestra, tenemos a alguien cercano que ha sufrido esta enfermedad y hemos visto cómo la ha afrontado, la fortaleza o debilidad que ha mostrando ante ella y la constante degradación que conlleva que sólo en los casos más afortunados se frena para no volver nunca más. El primer impacto, ese momento en el que sentado ante la mesa del doctor, el paciente espera lo peor, puede llevarlo a dos situaciones opuestas: asustarse, deprimirse y no salir de un pozo sin freno, o afrontar la enfermedad con bravura, sabiendo que es el rival más difícil que se va a tener en la vida, pero que no es imbatible.

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