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Viajes Luis Enrique: hotel y vuelo excluidos
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como capitán del barça ya apartó a la prensa

Viajes Luis Enrique: hotel y vuelo excluidos

La alergia del técnico del Barça con la prensa no es nueva. Como jugador fue quien auspició que los medios no se hospedaran en el mismo hotel que el equipo. Ahora, tampoco viajen en el mismo avión

Foto: Luis Enrique, a la llegada del Barça a Berlín (EFE)
Luis Enrique, a la llegada del Barça a Berlín (EFE)

Según los médicos, en condiciones normales, el sistema inmunitario está vigilante para permitir nuestra supervivencia en un medio natural hostil, lleno de virus, bacterias, hongos y parásitos, a los cuales es capaz de reconocer y destruir. Sin embargo, en ocasiones, hay alteraciones congénitas o adquiridas que pueden modificar su normal funcionamiento y producir enfermedades como las alergias. Pues bien, dicho esto, que Luis Enrique tiene alergia a la prensa lo podría certificar cualquier alergólogo. Una alergia congénita, pues no la sufre desde que ejerce de entrenador azulgrana, sino que ya la padecía en su etapa como futbolista, primero en el Sporting (apenas 46 partidos), luego en el Real Madrid (241) y, por último, en el propio FC Barcelona (333).

En la gira que el equipo catalán hizo en 2003 por Estados Unidos, el asturiano no sólo era uno de los veteranos, de hecho fue su última temporada en el Barça, sino también el capitán. Y así, tirando de brazalete, Luis Enrique consiguió de un día para otro que la prensa dejara de alojarse en el mismo hotel que el equipo. La última vez que periodistas y futbolistas (salvo casos puntuales) compartieron alojamiento fue en Boston, pues en el siguiente desplazamiento, a Washington concretamente, prensa y equipo ya durmieron en hoteles separados. Quienes vivieron en directo aquella primera escisión recuerdan que los medios fueron hospedados en un céntrico hotel de la capital estadounidense que estaba acordonado por el FBI al encontrarse alojado en él el entonces primer ministro israelí Ariel Sharon.

Doce años después, ahora con Luis Enrique como entrenador, el viaje del Barça a Borisov del próximo lunes será el último (al menos hasta nueva orden) en el que futbolistas y periodistas viajen en el mismo avión. La versión oficial es que el técnico "desea tener mayor privacidad en los desplazamientos". Sin embargo, a pesar de compartir avión, el contacto entre los periodistas y el equipo en los viajes ha sido hasta ahora mínimo, con la plantilla siempre en la parte delantera, a la que acceden y de la que salen sin mezclarse con el resto del pasaje. Si a ello se le suma que la mayoría de los entrenamientos son a puerta cerrada y que las comparecencias de jugadores son las mínimas exigidas por LaLiga, el aislamiento es prácticamente total.

Una mala imitación de Mourinho

Alejando a los periodistas del equipo Luis Enrique también aleja a éste de los aficionados. En este sentido, Lucho es una especie de Mourinho 'made in China'. Empeñado en llevarse mal con la prensa, aparentemente enfadado cada vez que se sienta delante de los micrófonos, desafiante ante cada pregunta e irónico o cortante en cada respuesta. El asturiano es una mala imitación de Mou, quien al menos suele tener gracia y, a diferencia del entrenador del Barça, ejerce y se muestra más como un personaje que como persona. Mourinho blinda a su equipo precisamente para reforzar su liderazgo, pero da la sensación de que Luis Enrique aleja a la prensa quizás para que ésta no sea testigo de lo alejada que está el vestuario de él.

En el Real Madrid fue Mourinho quien cerró los viajes a la prensa y, como vasos comunicantes que son, sólo era cuestión de tiempo que el Barça siguiera el ejemplo. Por desgracia, las cosas malas suelen contagiarse antes que las buenas. El Barça lo ha ganado todo manteniendo una relación normal con la prensa. de la misma forma que lo ha hecho la Selección española de fútbol o de basket. El Real Madrid no ganó más cuando Mou decidió alejar a los periodistas. De hecho, ganó más bien poco.

Como bien apuntó Jorge Valdano, clubes como el Real Madrid y el Barcelona ya no tienen aficionados, sino clientes, lo que al mismo tiempo provoca que los socios que cada dos semanas van al Bernabéu o al Camp Nou vean a sus jugadores como meros empleados a los que no se les exige compromiso o, como solía decirse, que sientan la camiseta, sino una profesionalidad acorde a las millonarias fichas que cobran. Todo muy artificial, sí,

"Las manos de la prensa fuera del Madrid" rezaba una pancarta que solía exhibirse en el Bernabéu, antes de que Ultras Sur pasaran a ser "los violentos" para Florentino Pérez y la versión cambiara a "las manos de ACS fuera del Madrid". Ahora es Luis Enrique quien abandera el eslogan de "las miradas de la prensa fuera del Barça". Como dice el refrán, ojos que no ven, corazón que no siente, y si los medios catalanes no sienten el Barça como suyo, tampoco lo harán los aficionados, de ahí que los pitos del Camp Nou que tanto molestaron a Lucho. Que se vaya acostumbrando.

Según los médicos, en condiciones normales, el sistema inmunitario está vigilante para permitir nuestra supervivencia en un medio natural hostil, lleno de virus, bacterias, hongos y parásitos, a los cuales es capaz de reconocer y destruir. Sin embargo, en ocasiones, hay alteraciones congénitas o adquiridas que pueden modificar su normal funcionamiento y producir enfermedades como las alergias. Pues bien, dicho esto, que Luis Enrique tiene alergia a la prensa lo podría certificar cualquier alergólogo. Una alergia congénita, pues no la sufre desde que ejerce de entrenador azulgrana, sino que ya la padecía en su etapa como futbolista, primero en el Sporting (apenas 46 partidos), luego en el Real Madrid (241) y, por último, en el propio FC Barcelona (333).

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