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El técnico que tira del ideario de Pep Guardiola para plantar cara a su Bayern
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thomas TUCHEL REINVENTA AL DORTMUND

El técnico que tira del ideario de Pep Guardiola para plantar cara a su Bayern

El Borussia Dortmund acumula un total de 18 victorias y apenas una derrota en pretemporada desde que a finales de junio se pusiera a las órdenes de Thomas Tuchel, sustituto de Jürgen Klopp

Foto: Thomas Tuchel, entrenador del Borussia Dortmund
Thomas Tuchel, entrenador del Borussia Dortmund

El Borussia Dortmund es lo más parecido que existe al Ave Fénixen Alemania y, si me apuran, en el fútbolde todo el Viejo Continente. Sus macronúmeros, el refrescante elixir que viene desprendiendo su electrizante juego combinativo en estos primeros lances de campaña y una brutal capacidad de pegada le han vuelto a situar a la cabeza de los aspirantes a derrocar la dictadura impuesta por el Bayern de Heynckes, primero, y ahora de Guardiola. El desgaste acumulado a nivel grupal durante el último ejercicio de Jürgen Klopp como timonel de los Die Schwarzgelben (colistas a la conclusión de la primera manga liguera y séptimos en la línea de meta) parecía el triste epílogo a una magnífica etapa coronada con dos Bundesligas, una Copa y dos Supercopas, aderezadas con aquel inolvidable 4-1 al Real Madridy la consiguiente final de la Liga de Campeones en Wembley, perdida ante el Bayern.

Empero, el extraordinario legado en cuanto a títulos y sensaciones dejado en el Signal IdunaPark por el histriónico técnico natural de Stuttgart no ha caído en saco roto. Michael Zorc, director deportivo de los borusser, decidió beber de las mismas fuentes que siete años atrás y se trajo de la milenaria Maguncia a un entrenador de perfil bajo pero con una inmejorable reputación en la elite del fútbol teutón merced a su exitoso quinquenio al frente del Mainz: Thomas Tuchel.

Sin un pasado vestido de corto

A imagen y semejanza de su antecesor, del propio Rafa Benítez o de José Mourinho, el nuevo inquilino del banquillo del estadio con la media de asistencia más elevada en toda Europa tampoco ha necesitado alcanzar grandes cotas vestido de corto para diplomarse como un brillante estratega. Ocho partidos defendiendo los colores del Stuttgarter Kickers en la categoría de plata fueron, de hecho, lo más cerca que el excentral nacido en Krumbach estuvo de codearse con la flor y nata del balompié nibelungo. El año sabático que se tomó tras despedirse del equipo que le sacó del anonimato ha dado nuevos bríos a su libreto y le ha preparado convenientemente para coger por los cuernos un morlaco de la enjundia del Dortmund y volver a ponerlo en boca de todos hasta el punto de ilusionar al personal con la viabilidad de presenciar un renovado duelo a muerte entre los de Westfalia y el gigante bávaro.

Las estadísticas, incapaces de mentir respecto al estado de forma de un conjunto, comienzan a asustar a sus enemigos de mayor pelaje, léase Bayern o Wolfsburgo. El BVB acumula un total de 18 triunfos y apenas una derrota (ante el Bochum y en su tercer choque de pretemporada) desde que se pusiera a las órdenes de Tuchel a finales de junio, con un devastador balance de 69 goles a favor por 14 encajados; ha salido airoso en sus 11 partidos oficiales (cinco en la Europa League, cinco en Liga y uno en Copa), firmando de rondón el mejor arranque histórico de la Bundesliga (15 puntos, 18 dianas a favor y 3 en contra), mejorando los guarismos del Bayern de Heynckes en el año del Triplete (2012-13).

Lejos de lo que cupiera esperar en una escuadra sumida en un aparente fin de ciclo, Tuchel ha sido capaz de revitalizar en poco menos de tres meses las arterias del Borussia obviando el término revolución de su hoja de ruta. Ni a nivel plantilla, ni tampoco en cuanto a estilo de juego u objetivos. El nuevo jefe de los amarillos se ha limitado a incidir en los pequeños detalles para hacerle un sutil lavado de cara al actual colíder de la Bundesliga en tiempo récord. Para empezar, pocos refuerzos pero estratégicos y de calidad que han estimulado sobremanera la competitividad. Dos de ellos, el meta suizo Bürki (Freiburg) y el precoz volante tapón Weigl (Munich 1860), son indiscutibles para el joven preparador (42 años). El ‘español’ Gonzalo Castro (Bayer Leverkusen) o el mancunian Adnan Januzaj, por su parte, entran de lleno en la política de rotaciones tan del agrado de un Tuchel (hasta 19 jugadores han sido ya titulares) que se ha metido hasta la cocina en Hohenbuschei, la ciudad deportiva de los amarillos, para alterar usos y costumbres en el capítulo alimentario.

Una dieta de carbohidratos integrales

El nuevo preparador físico del equipo, el ex decathleta Rainer Schrey, ha diseñado una rigurosa dieta de estricto cumplimiento para todos los componentes del plantel carente de pan blanco, pizzas, pastas o azúcar industrial. Los Reus, Gundogan y compañía tienen permiso al menos para ingerir fideos o noddles en el capítulo de los carbohidratos, pero sólo si son integrales. “No tengo la capacidad de planificar el éxito, pero sí vuestro rendimiento”, espetó el estajanovista Schrey a sus nuevos pupilos nada más tomar posesión del cargo. Dicho y hecho: el once Borusser vuela literalmente sobre el verde, lo que le permite mantener una cadencia de juego y de presión infernal los 90 minutos.

La querencia que el sucesor de Klopp siente por la psicología deportiva le ha llevado a cuidar también dicha parcela y preparar a los suyos para el momento en el que sufran su primer varapalo de la temporada. “Los jugadores necesitan tiempo para recuperarse no sólo física, sino también mentalmente. Tan importante es el uno como el otro”, asevera a menudo Tuchel.

Pero donde mayor impacto está teniendo el trabajo del ex técnico del Mainz sobre el brutal rendimiento mostrado hasta la fecha por su Dortmund es en la propia filosofía de juego. Confeso admirador del modus operandi que Guardiola instauró en su dorado ciclo azulgrana, Tuchel ha adoptado algunos de sus conceptos fundamentales, caso de la presión alta o la circulación de balón en espacios cortos a base de paredes o triangulaciones fulgurantes a ras de hierba, que entremezcla con otros típicamente germanos (desplazamientos largos, cambios repentinos de orientación o trepidantes contras en 3-4 toques máximo). Buenos ejemplos de ello son dos de los tres tantos que le endosó este domingo al Leverkusen (3-0): el primero llegó como producto de un robo de balón en campo propio, pase largo de Kagawa sobre Hofmann y éste que definió tras superar al meta Leno. El segundo se ha convertido ya en un clásico de este remozado Borussia: Gundogan, Mkhitaryan y Kagawa se asocian en corto al borde del área y el japonés remacha por bajo.

Ese ‘tiqui-taca' a la alemana marida a la perfección con una riqueza táctica y de movimientos trabajados hasta la saciedad en sus exigentes sesiones de entrenamiento. El 1-4-2-3-1 puede cambiar sobre la marcha a un 1-4-1-4-1 o un 1-4-3-3 según dicte el guión del choque y la mayor o menos dificultad que encuentren en superar la maraña defensiva del rival de turno. Porque en esencia, y esa quizás sea la gran variante introducida por Tuchel con respecto a la era Klopp, el fútbol de este Borussia se asienta en el control permanente del balón a partir del posicionamiento estratégico de sus efectivos para economizar los esfuerzos.

En ese aspecto, también se perciben señales made in Pep: Julian Weigl e Ilkay Gundogan son los pilares del once borusser desde el punto de vista táctico. Mientras que el joven contención evoluciona por delante de los centrales (o entre ambos en fase defensiva) y mantiene la línea de flotación al más puro estilo Busquets con su sexto sentido para estar siempre en el lugar correcto, el exquisito medio de origen turco ha vuelto por sus fueros liderando unos metros por delante la orquesta ofensiva. Un timing siempre acertado para poner a buen recaudo el control de juego y los pases filtrados a los espacios libres en busca de desequilibrios a partir de las apariciones en velocidad de los carrileros le asemejan a todo un Xavi Hernández.

Reus (o Hofmann), un renacido Kagawa y el armenio Mkhitaryan se mueven con bastante libertad por los tres cuartos de cancha, ya sea para entrar en la rueda de combinaciones en corto o para acelerar el ritmo y buscar una superioridad en ataque que les permita generar una situación franca de gol. Aubameyang, a la sazón pichichi de la Bundesliga (6 dianas), ex aequo con Thomas Müller, es la referencia de la vanguardia amarilla. Su explosividad en los metros finales es un plus que aumenta sobremanera la efectividad en la pegada de este Borussia que, partido a partido, empieza a cautivar a los paladares más exigentes en el país de los vigentes campeones del mundo.

El Borussia Dortmund es lo más parecido que existe al Ave Fénixen Alemania y, si me apuran, en el fútbolde todo el Viejo Continente. Sus macronúmeros, el refrescante elixir que viene desprendiendo su electrizante juego combinativo en estos primeros lances de campaña y una brutal capacidad de pegada le han vuelto a situar a la cabeza de los aspirantes a derrocar la dictadura impuesta por el Bayern de Heynckes, primero, y ahora de Guardiola. El desgaste acumulado a nivel grupal durante el último ejercicio de Jürgen Klopp como timonel de los Die Schwarzgelben (colistas a la conclusión de la primera manga liguera y séptimos en la línea de meta) parecía el triste epílogo a una magnífica etapa coronada con dos Bundesligas, una Copa y dos Supercopas, aderezadas con aquel inolvidable 4-1 al Real Madridy la consiguiente final de la Liga de Campeones en Wembley, perdida ante el Bayern.

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