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El increíble tránsito de Luis Enrique: villano, arma electoral y héroe culé
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el asturiano sumó su cuarto título

El increíble tránsito de Luis Enrique: villano, arma electoral y héroe culé

Cuando empezó 2015 era objeto de críticas descarnadas y hasta de burlas. Hoy es un héroe para el aficionado culé, que ya sueña con otro 'sextete' como el que firmó Pep Guardiola

Foto: Luis Enrique es felicitado por Michel Platini (Reuters)
Luis Enrique es felicitado por Michel Platini (Reuters)

Cuatro trofeos que llevan su sello adornan las vitrinas del Camp Nou. Tras el triunfo logrado en Tbilisi, Luis Enrique ha completado una etapa más en el camino que emprendió su Barcelona con destino a un 'sextete' histórico. Sería el segundo, tras el firmado por el club blaugrana en 2009 bajo el mando de Pep Guardiola. Una palabra, 'sextete', que no aparece en la RAE (Real Academia Española) pero sí en la wikipedia gracias al actual entrenador del Bayern de Múnich. Ahora el técnico asturiano se encuentra a tan solo dos capítulos de firmar un año inigualable. Un año que comenzó de mala manera y que puede acabar con la repetición de un hecho histórico.

El tránsito de Luis Enrique por el banquillo del Barcelona desde que comenzó 2015 ha tenido de todo. No todo bueno. Cuando Leo Messi torció el gesto como nunca lo había hecho en el frío banquillo de Anoeta, nada hacía prever que a estas alturas el asturiano fuera prácticamente una especie de héroe culé. El Barcelona caía ante la Real Sociedad en el primer partido del año y la decisión de dejar con el resto de suplentes a la gran estrella casi le cuesta el puesto. Durante días aparecieron mangueras en todos los rincones del club, con técnico y jugador enfrentados abiertamente. “Él o yo”, más o menos dijo el futbolista, con el que no había conectado demasiado bien desde el principio y que en enero estalló ante la afrenta de verse de inicio fuera de un terreno de juego.

Josep María Bartomeu no sabía de qué manera resolver el grave problema que amenazaba con enterrar de manera prematura la temporada. El presidente le dejó claro al entrenador que en este Barcelona el que tiene el mando es Messi, que al fin y al cabo es el que lleva años dando de comer a la institución. Los compañeros de éste, los veteranos, intervinieron para pacificar el ambiente y conseguir el acercamiento entre Luis Enrique y el futbolista. Aprovechando los buenos resultados que comenzó a sumar el equipo, el ambiente se fue descargando de tensión hasta conseguir que la paz interior fuera un hecho. Aquella aciaga tarde del Real Madrid en el Vicente Calderón, coronada con la escandalosa fiesta de cumpleaños de Cristiano, se desveló como fundamental para el Barcelona, como exclamó Piqué en mitad de la gran fiesta blaugrana tras ganar la Champions en Berlín.

Las elecciones

Primero la Liga, luego la Copa del Rey y para terminar la Champions League. El Barcelona firmaba un triplete histórico -primer club de la historia en sumar dos- y emprendía rumbo al 'sextete'. Tras ganar al Sevilla en Tbilisi, la próxima cita es ante el Athletic de Bilbao, a doble partido, en la final de la Supercopa de España, y a final de año será en Japón en el Mundial de Clubes. Aquella guerra entre Luis Enrique y Messi es historia y en el césped del Olímpico de Berlín, tras derrotar a la Juventus, se les vio fundidos en un abrazo. Sin ser íntimos, la convivencia pudo normalizarse para alumbrar un equipo que como aquel de Guardiola acabó siendo legendario.

No las tenía consigo Josep María Bartomeu cuando se acercaba el día en el que las urnas dictarían sentencia. La sombra de Joan Laporta se alargaba y decidió emplear una carta electoral para asegurarse algún puñado de votos. Empleó para ello al entrenador asturiano y éste se dejó. Días antes de que la masa social dictara sentencia, el club anunciaba la prolongación del contrato del técnico -acababa en 2016 y el nuevo fija junio de 2017 como fecha de finalización-, una jugada que se desveló como clave. El socio del Barcelona, como quedó demostrado, no es amigo de vaivenes institucionales y cambios cuando el club navega con velocidad de crucero y a golpe de título.

Resultado justo

Con tan preciado botín -títulos- en el bolsillo, llegaba la prueba de verdad para Bartomeu: saber si el socio respaldaba su gestión, llena de sombras por diferentes motivos, empezando por un fichaje de Neymar cargado de polémica con la justicia amenazando. El presidente aprovechó su situación preferente para sacar partido a la emergente figura de Luis Enrique, jaleado por el Camp Nou después de tantos éxitos. Y un buen día el club anunció la continuidad del asturiano, que llevaba un tiempo sin definirse. Jugada muy criticada por los candidatos, que estallaron cuando se anunció el fichaje de Arda Turan. Bartomeu explicó que tanto el turco como Aleix Vidal eran peticiones expresas del entrenador. Curioso que le hiciera tanto caso cuando en privado siempre machacó a Andoni Zubizarreta cuando éste mandaba en la parcela deportiva. Pero Luis Enrique es otra cosa porque se ha ganado un estatus de estrella a golpe de títulos…

“Este partido nos vale para saber la dificultad que entraña ganar un título”, dijo el técnico tras el partido. Por otra parte, subrayó que “cuando un equipo pierde 4-1, no tiene nada que perder, pero es cierto que debemos analizar lo que ha sucedido. Los partidos pueden empezar de cualquier manera, pero al final...”. “Creo que el Barcelona fue superior en la prórroga y por ello considero justo el resultado final”, añadió Luis Enrique.

Cuatro trofeos que llevan su sello adornan las vitrinas del Camp Nou. Tras el triunfo logrado en Tbilisi, Luis Enrique ha completado una etapa más en el camino que emprendió su Barcelona con destino a un 'sextete' histórico. Sería el segundo, tras el firmado por el club blaugrana en 2009 bajo el mando de Pep Guardiola. Una palabra, 'sextete', que no aparece en la RAE (Real Academia Española) pero sí en la wikipedia gracias al actual entrenador del Bayern de Múnich. Ahora el técnico asturiano se encuentra a tan solo dos capítulos de firmar un año inigualable. Un año que comenzó de mala manera y que puede acabar con la repetición de un hecho histórico.

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