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El Barcelona no entiende qué le falta a Messi para ser feliz
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MANDA MENSAJES AMBIGUOS SOBRE SU CONTINUIDAD

El Barcelona no entiende qué le falta a Messi para ser feliz

En el club no saben responder a esta cuestión y comprueban con creciente inquietud cómo los mensajes que lanza su estrella son cada vez más ambiguos

Foto: Leo Messi durante la gala del Balón de Oro (Reuters).
Leo Messi durante la gala del Balón de Oro (Reuters).

Leo Messi quiso zanjar la polémica con un “todo es mentira” que no ha convencido a la mayoría. Porque no, todo no era mentira. No es mentira que su relación con Luis Enrique sea pésima y fue evidente que no acudió a la sesión del día de Reyes porque se enfadó tras su suplencia en Anoeta. No es mentira que se reuniera con Josep María Bartomeu la semana pasada y no es mentira que su entorno se haya dejado querer por el Chelsea.

Tampoco lo es que el argentino está jugando, no se sabe muy bien por qué, a tirar la piedra y esconder la mano. Porque si Messi hubiese querido de verdad que no se volviera a poner en duda su afinidad con el entrenador o su futuro en el Barça resulta difícil de explicar por qué en Zurich volvió a soltar lo de “no sé dónde estaré la próxima temporada”, ni por qué decidió seguir en su cuenta de Instagram en medio del terremoto que vivía el club al Chelsea y varios de sus jugadores. Hay quien asegura que el gesto no es para tanto, pero el jugador sabe perfectamente que se interpreta cada cosa que hace y siendo totalmente consciente del revuelo que iba a organizar, lo hizo.

Igual de anecdótico podría resultar la cara de vinagre que puso en la gala del Balón de Oro cuando apareció el mensaje de Luis Enrique. Un mensaje en el que el técnico le elogiaba y afirmaba que era el mejor del mundo, por cierto. Hubiera sido bien fácil lucir una medio sonrisa y adelante, pero no, Leo decidió no disimular en absoluto y miró la pantalla como si en lugar de Luis Enrique estuviera viendo a un inspector de Hacienda. Y no olvidemos su voto a Mourinho, que ha tenido un efecto doble: ha sentado mal al barcelonismo que sigue sin olvidar canalladas como el del dedo en el ojo de Tito Vilanova y ha alimentado el rumor de su posible salida al Chelsea. Y todo esto se lo podía haber ahorrado si él hubiese querido. Así de sencillo.

A todo esto, nadie es capaz de contestar con precisión qué diantres le pasa a Messi con el Barça ni por qué su entorno, su padre principalmente, desliza a los periodistas la incomodidad de Leo, su tristeza incluso a veces. Pep Guardiola ya advirtió en una ocasión de lo importante que era para el club crear las condiciones necesarias para que el argentino se sintiera feliz. La pregunta, por lo tanto, es: ¿qué no está haciendo el Barça? En el club no saben responder a esta cuestión y comprueban con creciente inquietud cómo los mensajes que lanza su estrella son cada vez más ambiguos. Por ahora, con las elecciones en el horizonte y en mitad de la temporada, sólo esperan que Messi demuestre, como ya lo hizo ante el Atlético, que es capaz de dejar a un lado su relación con el entrenador y aparcar la melancolía para, simplemente, jugar al fútbol.

Leo Messi quiso zanjar la polémica con un “todo es mentira” que no ha convencido a la mayoría. Porque no, todo no era mentira. No es mentira que su relación con Luis Enrique sea pésima y fue evidente que no acudió a la sesión del día de Reyes porque se enfadó tras su suplencia en Anoeta. No es mentira que se reuniera con Josep María Bartomeu la semana pasada y no es mentira que su entorno se haya dejado querer por el Chelsea.

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