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Arbeloa transforma pitos en aplausos y el Bernabéu cicatriza una herida abierta
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lA CRISIS DEL VESTUARIO DE MOURINHO, MÁS LEJOS

Arbeloa transforma pitos en aplausos y el Bernabéu cicatriza una herida abierta

El 23 de septiembre, Álvaro Arbeloa abandonó el Santiago Bernabéu con una amarga sensación. El equipo ganó 5-1 pero recibió pitos cuando entró al campo

Foto: Álvaro Arbeloa aplaudiendo a su público este martes.
Álvaro Arbeloa aplaudiendo a su público este martes.

El 23 de septiembre, Álvaro Arbeloa abandonó el Santiago Bernabéu con una amarga sensación. El equipo ganó 5-1 al Elche pero había recibido pitos cuando entró al campo sustituyendo a Dani Carvajal. Este martes, ante el Ludogorets, Arbeloa marcó un gol y fue aplaudido, ovacionado. La victoria también fue contundente, 4-0, y la sensación con la que abandonó el estadio muy agradable. 78 días del negro al blanco, o al revés. El lateral devolvió los aplausos a su afición en un gesto que simbolizó una reconciliación y recordó inevitablemente por qué se había llegado a una situación así: la etapa del Madrid de José Mourinho entra en escena (de nuevo).

“Victoria y 200 partidos defendiendo este escudo. Muy orgulloso”. Esta fue una declaración de Arbeloa en su cuenta de Twitter el 1 octubre. “Cada minuto que paso entrenando en esta casa es un privilegio que no me puede hacer más feliz”, esta dos semanas después. ¿Cómo un jugador que declara su amor de esta manera pudo ser silbado en la goleada de su equipo unos días antes? En la época de Mourinho, el salmantino se identificó con el portugués, sufriendo un distanciamiento con algunos miembros del vestuario, incluyendo compañeros de Selección. Este hecho –prensa y redes sociales mediante- caló en una grada en la que se originó una corriente de opinión que se manifestaba para uno u otro lado en murmullos, cánticos, silbidos...

Aunque el público de Champions no sea exactamente el mismo que el de Liga, este martes por la noche fue una importante prueba de que el tiempo, los partidos, las victorias y los títulos han ido cicatrizando una situación que en tan mal estado parecía estar ese 23 de septiembre. Lo sencillo del deporte es que en poco tiempo se revierte una ‘crisis’, y al contrario.

Seis años en una casa de difícil permanencia

Maduro y veterano, a sus 31 años (le cae otra primavera en cinco semanas) el ex del Liverpool y Dépor está afrontando su sexta temporada en un club en el que creció como canterano desde juveniles. Por aquella época, por cierto, era consciente de lo difícil que iba a ser tener un hueco en el primer equipo aunque sí tenía más claro que podría dedicarse a esto del balompié. No como su madre, a quien terminó de convencer de trasladarse desde Zaragoza a Madrid y fichar por el conjunto blanco por sus estudios de Empresariales.

Tuvo claro su primer episodio con el Madrid y ocurrió lo mismo en la segunda ocasión, con el segundo mandato de Florentino Pérez: “Me estaba jugando ir al Mundial. Pero no quise dejarlo escapar. Pensé: “Voy a ir y voy a dar lo mejor”. Yo no puedo decir: “No voy a ir por si acaso no juego”, reconoció en una entrevista JotDown. Su contador ya ha superado los dos centenares de partidos (y fue al Mundial, del que salió campeón).

“Contento por el reconocimiento del Bernabéu”

Habiendo sufrido heridas en el campo y el vestuario a lo largo de su ya amplia carrera, el salmantino, tras marcar el tercero de la noche de este 9 de diciembre, regresó a su lateral derecho y aplaudió a la grada con una amplia sonrisa. Sabe perfectamente qué significa recibir el reconocimiento del Santiago Bernabéu y el madridista saboreó más ese momento que el del propio gol, algo que apenas celebró. “¡Otra victoria más y ya van 19! ¡Contento por el gol y el cariño del Bernabéu!”, manifestó.

A partir de aquí, Álvaro continuará escribiendo su particular historia y el Bernabéu, la suya: las cartas sobre la mesa están boca arriba y la herida producida durante la época de Mou, prácticamente cicatrizada.

El 23 de septiembre, Álvaro Arbeloa abandonó el Santiago Bernabéu con una amarga sensación. El equipo ganó 5-1 al Elche pero había recibido pitos cuando entró al campo sustituyendo a Dani Carvajal. Este martes, ante el Ludogorets, Arbeloa marcó un gol y fue aplaudido, ovacionado. La victoria también fue contundente, 4-0, y la sensación con la que abandonó el estadio muy agradable. 78 días del negro al blanco, o al revés. El lateral devolvió los aplausos a su afición en un gesto que simbolizó una reconciliación y recordó inevitablemente por qué se había llegado a una situación así: la etapa del Madrid de José Mourinho entra en escena (de nuevo).

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