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Son unos "hijos de puta", pero unos "hijos de puta" responsabilidad de Cerezo y Gil
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El atlético se lava las manos con el frente

Son unos "hijos de puta", pero unos "hijos de puta" responsabilidad de Cerezo y Gil

El consejero delegado del Atlético dice que él no es quién para disolver a los ultras, mientras el presidente escurre el bulto diciendo que todo pasó "lejos" del Calderón

Foto: Cerezo y Miguel Ángel Gil
Cerezo y Miguel Ángel Gil

"Yo no soy quién para disolver el Frente. Entre esos cuatromil siempre te encuentras algún hijo de puta, algún asesino, algún delincuente". Estas sorprendentes declaraciones de Miguel Ángel Gil Marín, a saber hijo del expresidente Jesús Gil yconsejero delegado del Atlético de Madrid, explican por qué siguen pasando cosascomo las vividasdurante el trágico día de ayer en los aledaños del Vicente Calderón, donde una reyerta entre ultras del equiporojiblanco y del Deportivo acabó en tragedia.

"Tengo amigos que tienen a sus hijos en el Fondo Sur yson gente sana", añadió Miguel Ángel Gil en los micrófonos de Tiempo de Juego, de la cadena COPE, donde interpretóun papel que no sólo se contradice con lo que afirma –¿cómo que él no es quién para disolver el Frente?–,sino sobre todo con lo que hace o, para ser más exactos, deja de hacer."El delincuente tiene que acabar en la cárcel y pedimos que todo aquel que sepa algo nos lo comunique. Lo de hoy mancha todo el trabajo que hemos hecho estos años", expuso.

Tiene razón Miguel Ángel Gil cuando dice que "este tipo de delincuentes y de asesinos se refugian en la masa y aprovechan cualquier manifestación para aparecer", pero es precisamente por ello por lo que el Atléticodebería tener tolerancia cero con los ultras, algo que cualquiera que conozca el club rojiblanco sabe que no ocurre. Basta con escuchar los violentos cánticos de ese Fondo Sur en el que se sitúan –por supuesto sin sentarse– los hijos de sus amigos que tan sanos son.

Dentro de una semana se van a cumplir 16 años del asesinato a las puertas mismas del Calderón de Aitor Zabaleta, aficionado de la Real Sociedad que fue apuñalado antes del partido de vuelta de la Copa de la UEFA que enfrentó a madrileñosy donostiarras. Desde aquel fatídico 8 de diciembre de 1998, y con excepción precisamente de este último en el que la visita de la Real coincidió con la muerte de Luis Aragonés, el Frente Atlético ha proferido gritos contra la memoria de Aitor Zabaleta, sin que desde la propiedad del club rojiblanca se les prohibiera la entrada al Calderón y sin queel árbitro hiciera siquiera amago de suspender el partido. Cánticos como "vascos, hemos venido a acuchillaros, el resultado nos da igual" o "voy a pinchar al guarro de la Real" parece que no fueron escuchados por el consejero delegado del Atlético.

A diferencia del asesinato de Zabaleta, lo ocurrido ayer antes del Atlético-Deportivo fue, según fuentes policiales, una quedada entre ultras de ambos equipos para pegarse. Al no ser un partido declarado de alto riesgo, la Policía no escoltó a los aficionados gallegos desde su entrada en Madrid.“El juguete se nos ha ido de las manos”,reconocieron los Riazor Blues en 2003, cuando una pelea a la salida de un partido de Copa contra el Compostela acabó con un aficionado muerto. Sin embargo, no fue así. Al igual que sucede con el Frente Atlético, los radicales del Deportivo han seguido haciendo de las suyas y en Madrid volvieron a liarla.

Otro de los propietarios del Atlético y actualpresidente del club, Enrique Cerezo, también se cubrió de gloria al decir que los incidentes que costaron la vida a un ultra del Deportivo y acabócon 24 detenciones había sucedido "muy lejos" del Calderón y "al margen" de lo que es un partido de fútbol. "Ni el Deportivo ni el Atlético tienen nada que ver con estos hechos, son grupos radicales que tienen sus historias y sus cuentas", añadió Cerezo, en otra demostración de irresponsabilidad. De hecho, y como se puede comprobar en la imagen, al presidente colchonero no le afectó demasiado lo sucedido,pues después del partido se le pudo ver muy sonriente en el Madrid Horse Week, en compañía de Jesús Gil Marín, hermano de Miguel Ángel y consejero del Atlético.

Como escribe Juan Pablo Colmenarejoen su blogEl Grafitero Metropolitano"nadie le va a reprochar a los propietarios del Atlético de Madrid que cierren la grada del Fondo Sur para empezar de nuevo. La prueba de que nada ha cambiado en estos años es que hay una red que separa el césped de sus insultos. Y si hay una red entre ellos y los demás es porque detrás no hay razón, sino lo contrario".

En el Frente Atlético, al igual que en el resto de grupos ultras que contaminan el fútbol español, hay algunos "hijos de puta", como dijo Miguel Ángel Gil, pero son esos "hijos de puta", entre los que hay"delincuentes" y"asesinos",a losque dirigentes como los del Atléticodan cobijo en sus estadios. Y no sólo durante los partidos, en los que de esta manera se aseguran manejar a la masa y evitar cualquier crítica hacia el palco, sino también durante la semana, donde entran y salen como Pedro por su casa.Y esto, por más que diga Cerezo,sí tiene que ver con el fútbol y convierte en cómplices a dirigentes como los del Atlético. Ni más, ni menos.

"Yo no soy quién para disolver el Frente. Entre esos cuatromil siempre te encuentras algún hijo de puta, algún asesino, algún delincuente". Estas sorprendentes declaraciones de Miguel Ángel Gil Marín, a saber hijo del expresidente Jesús Gil yconsejero delegado del Atlético de Madrid, explican por qué siguen pasando cosascomo las vividasdurante el trágico día de ayer en los aledaños del Vicente Calderón, donde una reyerta entre ultras del equiporojiblanco y del Deportivo acabó en tragedia.

Vicente Calderón Ángel María Villar
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