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La Copa del Mundo de CONIFA: el otro Mundial que jugará el hermano de Balotelli
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La Copa del Mundo de CONIFA: el otro Mundial que jugará el hermano de Balotelli

El Mundial empieza en apenas unos días, pero en Laponia ya se está disputando otro, el del fútbol independiente y de las regiones no reconocidas

Foto: Alberto Rischio, en el centro de la imagen, en una reunión de CONIFA en Colonia (Foto: CONIFA).
Alberto Rischio, en el centro de la imagen, en una reunión de CONIFA en Colonia (Foto: CONIFA).

En apenas una decena de días, el mundo se parará. No sólo el futbolístico, sino prácticamente el resto del globo terráqueo estarápendientede lo que ocurra en Brasil durante un mes. El que no esté interesado, al menos mirará de soslayo lo que suceda en los céspedes cariocas para al día siguiente poder incorporarse sin miedo a los temas de conversación de sus amigos. Un Mundial de fútbol es el epicentro, el clímax deportivo de cada cuatro años, el sueño de todo futbolista sólo por participar, no digamos ya por ganar. Allí, en Brasil, estará Mario Balotelli. Mientras, su hermano juega otro Mundial que ya se está llevando a cabo en Laponia. Pero el caso es que no lo organiza la FIFA.

En una ciudad de nombre pronunciable sólo para suecos, Östersund, hay jugadores internacionales jugándose el cetro mundial del fútbol independiente, del ajeno al ruido mediático y a los petrodólares. El balompié que se juega no sólo con los pies, sino también con el corazón, por el sentimiento de una nación que nunca ha sido o será reconocida. Está también formado por los grandes ricos que prefieren tener opciones que ser goleados. Ese es el caso de Mónaco. Alberto Rischio es el director europeo de la Confederación de Asociaciones de Fútbol Independientes (CONIFA, en su acrónimo inglés) y cuenta a El Confidencial que los monegascos “prefieren no jugar partidos internacionales en los que vaya a recibir, por lo menos, siete goles por partido”. Cuestión de principios.

Mónaco podría tener los exactos mismos derechos federativos que España, Italia o San Marino, todas ellas inscritas en la FIFA. Pero tal como cuenta Rischio, “es difícil encontrar la motivación para promover todo el aparato deportivo de la federación” si se pierde continuamente. Eso sí, Mónaco jugó un amistoso contra la Isla de Man, otra de las federaciones afiliadas a CONIFA, “y perdieron 10 a 1”. Pero el presidente de la Federación del Principado le reconoció a Alberto que “yo quiero participar en un Mundial y no es problema de dinero, sino que no quiero jugar siete u ocho partidos y recibir 50 goles”. Pura sinceridad dentro de un sistema que tomó una decisión drástica y novedosa: “su club, el Mónaco, participa en el mundo FIFA, pero su selección lo hace en CONIFA”.

Como Mónaco hay hasta treinta ejemplos de naciones, regiones, países o como queramos llamarlos que buscaron la fórmula de ser internacionales sin pasar sufrir los impedimentos reglamentarios de la FIFA, sin la necesidad de tener una financiación abrumadora y una estructura organizativa excesivamente cerrada y organizada de pleno. Kurdistán, Chipre Norte, la Isla de Man, Padania, Darfur, Occitania… Todas zonas reconocidas por sus habitantes pero no por el país oficialmente por el país del que forman parte. Algunas reclaman su independencia, como Chipre Norte, pero otras, en cambio, sólo buscan “promover el fútbol y un reconocimiento a la producción local”.

Alberto Rischio es milanés y, por lo tanto, es padano. Padania es una región histórica que acoge todo el norte de Italia, desde el Val de Aosta al este de Eslovenia; de Milán a Siena. Es, por tradición y por números, la zona rica de Italia. Pero según dice Rischio “hace años ya que cada vez más se están produciendo en países menos desarrollados y más económicos los mismos bienes que llevábamos produciendo aquí durante décadas. Aceptamos que existe el mercado global, pero si nosotros no promovemos nuestro mercado local de aquí a diez años se mermará tanto la economía local que destruirá muchos puestos de trabajo y que hará desaparecer nuestras tradiciones”. En parte es esa una de las reclamas de la Asociación de Fútbol de Padania: el reconocimiento de un trabajo regional y de primera calidad.

Buena parte de la región padana, el Piamonte, fue promotor de la unificación italiana, uno de los motivos por los que sería impensable que piensen en pedir la independencia, sino un reconocimiento. “Padania ha existido siempre, no es algo que ha creado la Lega Nord, como quieren hacer creer. El queso ‘Grana Padano’ se llama así porque está hecho en Padania. Incluso el río principal de la región, el Po, viene del latín Padus. Uno es padano, y luego ya tiene sus inclinaciones políticas; de hecho, en CONIFA prohibimos tener vinculaciones políticas”, dice Rischio.

Estos días, habrá un ‘Balotelli’ con la camiseta de Padania enfrentándose a Darfur y Osetia del Sur, pero en su documento de identidad no pone ese apellido, sino Barwuah. Enoch nació de los mismos padres que Mario, pero siguió con sus padres mientras que Mario fue acogido por la familia Balotelli. Como habitante padano, Enoch tiene derecho a jugar con la selección de su región. Mismo derecho que Mauro Bertoni, seleccionador, que fue jugador profesional en equipos como el Sassuolo (ahora en Serie A). “No debemos infravalorar la repercusión del Mundial CONIFA: si un futbolista lo disputa pasa de ser alguien desconocido a un jugador conocido en todo el mundo”, asegura Rischio.

Otra región que podría estar en el mundo CONIFA y que decidieron, finalmente, no entrar es Cataluña. “Es una de las mejor organizadas fuera del mundo FIFA. Pudieron jugar nuestro mundial, pero no quisieron. Entiendo que quieran entrar en la FIFA porque así pueden mandar un mensaje político claro, pero de esta forma hay muchos jugadores que podrían tener la suerte de jugar en CONIFA y, en vez de eso, no pueden hacer nada”, afirma el director europeo, que duda de las posibilidades reales de entrar en FIFA de Cataluña porque “porque o le hacen la guerra a España, o no lo lograrán jamás. Y digo yo: ¿por qué no jugar en CONIFA hasta que encuentren una vía para jugar en FIFA?”.

Entre las participantes en el Mundial, hay regiones que tienen muy pocas posibilidades económicas, incomparables a la fuerza en ese sentido que puede tener Padania o Laponia. Darfur o Zanzíbar, dos de las representantes africanas, son de todo menos poderosas económicamente hablando. Pero “la CONIFA les garantiza el viaje, el hospedaje y todos los gastos para 25 miembros, lo cual es una gran ayuda, sin duda”. Y eso se lo puede permitir CONIFA puesto que se financia “a través de donaciones y de sponsors privados, además de que ningún miembro cobra su labor”.

Y esa labor no termina en organizar su primer Mundial de fútbol. Esta confederación nació el 6 de julio del año pasado y ya ha creado una competición de tal calibre, así que el objetivo es seguir creciendo. “En el futuro está pensado incorporar a CONIFA fútbol femenino, fútbol para discapacitados; además, vamos a organizar una Eurocopa también”, promete Alberto y esperamos que se haga realidad.

En apenas una decena de días, el mundo se parará. No sólo el futbolístico, sino prácticamente el resto del globo terráqueo estarápendientede lo que ocurra en Brasil durante un mes. El que no esté interesado, al menos mirará de soslayo lo que suceda en los céspedes cariocas para al día siguiente poder incorporarse sin miedo a los temas de conversación de sus amigos. Un Mundial de fútbol es el epicentro, el clímax deportivo de cada cuatro años, el sueño de todo futbolista sólo por participar, no digamos ya por ganar. Allí, en Brasil, estará Mario Balotelli. Mientras, su hermano juega otro Mundial que ya se está llevando a cabo en Laponia. Pero el caso es que no lo organiza la FIFA.

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