Brasil 'responde' a las críticas del Mundial con el primer estadio 'verde'

Con el foco mediático en los próximos años, tras acaparar en este 2014 el Mundial de fútbol y en 2016 los Juegos Olímpicos de Río, el gobierno brasileño está dispuesto a servir de ejemplo de sostenibilidad ambiental. El primer estadio que ha recibido la consideración de ‘estadio verde’ es el de Castelao. De los doce aspirantes a lograr el certificado internacional LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), el coliseo de Fortaleza es el primero que recibe la acreditación que reconoce la ejemplaridad de sus prácticas de construcción en lo que concierne a espacio sustentable, uso racional del agua, eficiencia energética, calidad ambiental interna, empleo de materiales de bajo impacto medioambiental y fomento de la innovación.

Con 63.903 asientos, el estadio ha recibido una inversión de 351’5 millones de reales por parte del gobierno brasileño. El estadio será sede de seis partidos en el Mundial de Brasil: cuatro encuentros en la primera fase, un partido en octavos de final y otro en cuartos.

“En otras construcciones, como fábricas o edificios comerciales, el acceso al grueso de la población es más limitado porque se trata de obras de carácter privado en el 99% de los casos. Sin embargo, los estadios suponen una excelente oportunidad de llegar a la sociedad y concienciar a una parte significativa de la población sobre los beneficios de concebir sus casas o edificios de una forma más sostenible, principalmente en lo que se refiere a una reducción en el uso de recursos naturales”, aseguró el arquitecto del proyecto, David Douek.

Para obtener esta distinción se llevaron a cabo una serie de medidas. Entre ellas, se redujo en un 67’61% el consumo de agua potable, lo que se consiguió mediante la utilización de metales y tecnologías que ahorran agua. Además, se ha creado un sistema de captación de agua pluvial para utilizarla en el riego del césped y en los baños. Los inodoros funcionan al vacío, el mismo sistema utilizado en aeronaves, lo que economiza el 90% del agua que sería utilizada en un sistema normal.

Junto al ahorro de agua, también se ha puesto especial énfasis en el ahorro de luz. Un sistema de sensores de presencia hace que la iluminación sea inteligente y evite desperdicios. También el sistema de refrigeración será respetuoso con el medio ambiente, ya que no emplea gases refrigerantes con CFC (clorofluorcarburos), que provocan la destrucción de la capa de ozono.

Además para la construcción del recinto se utilizó una planta de reciclado con el que fue posible reutilizar 36 mil toneladas del hormigón del antiguo estadio en la pavimentación del nuevo. Otro aspecto tratado será la forma de llegar al recinto, con un aumento en las cuatro líneas de autobús al estadio que superan la frecuencia mínima de 200 viajes.

Será también un espacio sin humos, pues se prohíbe fumar en todas las zonas interiores del recinto y a menos de ocho metros de distancia de las entradas de aire de los edificios en las zonas exteriores. A su vez, se han construido áreas de tratamiento de residuos adecuadamente acondicionadas para el almacenamiento de residuos reciclables (papel/cartón, plástico, vidrio y metal) y dotadas de un sistema de recogida con una frecuencia apropiada.

Pese a las críticas recibidas en la construcción de los estadios de la Copa del Mundo, con posibles retrasos y avisos a las autoridades competentes, Brasil da un paso al frente como protagonista de los eventos deportivos de mayor repercusión y se convierte en defensora del medio ambiente.