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Las maneras y formas de Neymar empiezan a ser cuestionadas en Brasil
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EL BESO Y ALGUNOS PISCINAZOS, EN EL DEBE DEL AZULGRANA

Las maneras y formas de Neymar empiezan a ser cuestionadas en Brasil

Neymar se ha convertido en el ídolo de un país que no anda muy sobrado de talento futbolístico. Parece mentira, pero la realidad dice que Brasil

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Las maneras y formas de Neymar empiezan a ser cuestionadas en Brasil

Neymar se ha convertido en el ídolo de un país que no anda muy sobrado de talento futbolístico. Parece mentira, pero la realidad dice que Brasil no es la de antes. Ahora su selección gira alrededor del azulgrana. Todos los ojos están puestos en el exjugador de Santos y parece acusarlo. La continúa exposición que sufre se ha transformado en cierto nerviosismo y dejes que ponen en duda su saber estar y su deportividad dentro del terreno de juego. Incluso, la prensa brasileña empieza a señalar al delantero por sus maneras, especialmente por dos o tres piscinazos que calentaron el ambiente y a los siempre sensibles uruguayos.

El diez brasileño colmó el vaso de la paciencia de muchos críticos brasileños cuando respondió a una provocación de Álvaro González: el delantero lanzó un beso tras escuchar el insulto que el uruguayo le dedicó en el momento de ser sustituido. Pues bien ese gesto no ha gustado en ciertos sectores de la crítica local. Folha  e incluso Oglobo piden a su estrella otra actitud, saber medir los tiempos y no caer en posibles provocaciones. Brasil busca aislar a su crack del resto. Saben que su futuro, al menos en esta competición, depende de su inspiración y sin él en el terreno de juego, el equipo brasileño es otro muy distinto. Nada que ver. Neymar aporta verticalidad, desborde y velocidad, algo que muy pocos jugadores de Scolari tienen. "Neymar es muy importante, pero en el terreno de juego", señalaban diferentes periódicos locales.

Los hombres de Óscar Tabárez le estaban esperando. Lo anunció Godín y tras el partido lo remató Lugano, señalando y acusando a Neymar de piscinero. Tal ha sido el debate formado alrededor de la figura del delantero, que la Confederación Brasileña de Fútbol ha emitido una nota defendiendo a su jugador por encima de cualquier acusación. Con la camiseta de Santos ya ha tenido algún que otro problema con rivales a partir de diferentes gestos hechos sobre el terreno de juego. Le gusta provocar y la prensa brasileña se lo recuerda de vez en cuando.

Carles Puyol y Xavi Hernández ya han dejado patente en más de una ocasión, lo poco que gusta las celebraciones de bailes y gestos a nivel individual. En el Camp Nou quieren y buscan que los goles no sean un premio individual y sí colectivo. Nada de fiestas particulares y seguro que en cuanto compartan vestuario, se lo recordarán. Últimamente se lo recordaron a Dani Alves. Guardiola era un auténtico obseso en ese tipo de circunstancias y Tito Vilanova continúa por el mismo camino. No quiere gestos insolidarios, ni bailes absurdos, de esos que el delantero tiene a bien hacer en cada ocasión que marca un gol. Aquello de los valores.

En Brasil esperan todo de Neymar para la final y para el Mundial. Cree que su paso por Europa acelerará su adaptación a este tipo de torneos. Esperan que madure y se olvide de estos gestos que le colocan en un sitio complicado y muy expuesto a las expulsiones. Ante Uruguay, la rozó, algo que no perdonarían en el país sudamericano.

Neymar se ha convertido en el ídolo de un país que no anda muy sobrado de talento futbolístico. Parece mentira, pero la realidad dice que Brasil no es la de antes. Ahora su selección gira alrededor del azulgrana. Todos los ojos están puestos en el exjugador de Santos y parece acusarlo. La continúa exposición que sufre se ha transformado en cierto nerviosismo y dejes que ponen en duda su saber estar y su deportividad dentro del terreno de juego. Incluso, la prensa brasileña empieza a señalar al delantero por sus maneras, especialmente por dos o tres piscinazos que calentaron el ambiente y a los siempre sensibles uruguayos.

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