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Brasil cumple con su parte y disputará la final de la Confederaciones
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AHORA LE TOCA EL TURNO A ESPAÑA, EL RIVAL ESPERADO

Brasil cumple con su parte y disputará la final de la Confederaciones

Nada en el Brasil-Uruguay de Belo Horizonte recordó a la historia en verso del 'Maracanazo' del 50. Si acaso, ciertos ramalazos de gresca por tanta rivalidad,

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Brasil cumple con su parte y disputará la final de la Confederaciones

Nada en el Brasil-Uruguay de Belo Horizonte recordó a la historia en verso del 'Maracanazo' del 50. Si acaso, ciertos ramalazos de gresca por tanta rivalidad, pero casi ni eso. Brasil se adjudicó (2-1) sin problemas y sin brillo un puesto en la final de la Copa Confederaciones donde todos esperan a España. El rival a batir, el enemigo odiado y fustigado que todos esperan que haga lo propio ante Italia en la otra semifinal. Nos tienen ganas.

Mientras llega la hora, la selección de Scolari ni tan siquiera tuvo que ser mucho mejor que Uruguay, que lamentará el penalti fallado por Forlán. Un error de esos que marcan por más que no estemos en un Mundial. Le alcanzó para ganar el partido con un par de golpes certeros, uno de ellos, el último, a balón parado. Fred (40') y Paulinho (86') dieron nombre a los dos goles que nacieron de distinta forma de las botas de Neymar, tan correcto como discreto.      

En cualquier caso, por más vueltas que uno le dé, a esta Brasil no hay manera de reconocerla en esa tradición ancestral de la canarinha de mimar el balón y del respeto casi reverencial al jogo bonito. Scolari prefiere otra cosa, aun a costa de traicionar la esencia. Es lo que tiene la búsqueda de un prestigio perdido en los últimos años en favor de España. El rey destronado justifica los medios. Quién lo diría tratándose de Brasil, pentacampeona del mundo y principio y fin del fútbol. Por suerte para ellos, Neymar parece un brote verde...

Sólo así se explica que Brasil saliera del primer tiempo por delante en el marcador. Sin más argumentos que un gol de Fred creado en tres cuartas partes por Neymar y un penalti fallado por Diego Forlán frisando el cuarto de hora. Entre medias, poco fútbol y mucha pierna dura. A diferencia de la canarinha, Uruguay no olvida de dónde viene ni a dónde va, pero sobre todo quién es. Su fútbol es tan reconocible como su casta y determinación.

Siempre competitivos, los uruguayos cedieron gustosos la pelota a Brasil confiando todo en una contra de su tridente (Cavani-Suárez-Forlán). Por momentos, pareció que la jugada iba a ser maestra, más cuando David Luiz (horrible central) cuerpeó con Lugano dentro del área hasta provocar un penalti inapelable. A Forlán se le hizo la noche delante de Julio César y lanzó un balón que el meta brasileño adivinó sin problemas. Desde antes de salir de su bota ya sabía dónde se dirigía el balón. Ahí se vino abajo Uruguay.

Sin hilar dos pases decentes, Brasil sepultó el talento de Neymar. Cuando pise el Camp Nou y se acompañe de Xavi o Iniesta sentirá que pisa el paraíso... Mientras tanto, le bastó con un pase bombeado y feo de Luiz Gustavo a la espalda de Pereira para domar la pelota con el pecho y encarar a Muslera que, a la desesperada, despejó la pelota como pudo dejando franco el remate para Fred. Su remate, tan imperfecto como certero, acabó en la red. Los cinco minutos hasta el descanso pasaron en un suspiro.

El arranque del segundo tiempo cambió pronto la cara al partido. Antes de que todo encallara, Cavani hizo el empate aprovechando una jugada en la que por primera vez los charrúas hilvanaron cuatro pases seguidos. Despistados y blandos los zagueros brasileños, Cavani armó rápido el disparo poniendo lejos la pelota de Julio César. Era el primer tanto del goleador todavía del Nápoles en la competición. No pudo ser más oportuno.

Brasil, sin embargo, se vino arriba tras el puyazo y cuajó sus mejores minutos en el partido. Nada del otro mundo, pero empezó a mover la pelota con rapidez y criterio y ayudado por la profundidad de jugadores como Marcelo o Alves, y terminó empotrando a Uruguay. Los de Tabárez apenas se sostuvieron por el partidazo de Cavani, tan entregado al ataque como a la defensa. Dueño y señor de la banda derecha dejó bien claro por qué se pelean por él clubes de media Europa.

La victoria de Brasil no pudo llegar de un modo más prosaico. Tras varios saques de esquina consecutivos, Neymar se percató de las deficientes salidas de Muslera y buscó con un balón bombeado el error del meta. Bien visto. Paulinho remató de cabeza y a placer el último córner botado por el ya jugador del Barcelona para dar la victoria y llevar el delirio a la grada y la refriega al campo. Uruguay, sin exceso todo hay que decirlo, tiró de pierna dura para dar salida a su frustración. Ni a la desesperada y con Muslera en área contraria fue capaz de, al menos, llevar el partido a la prórroga. Aquello del 'Maracanazo', desde luego, era otra historia.

Ficha técnica

Brasil: Julio César; Daniel Alves, David Luiz, Thiago Silva, Marcelo; Luiz Gustavo, Paulinho, Oscar (m.72, Hernanes); Hulk (m.63, Bernard), Neymar (m.89, Dante) y Fred. Seleccionador: Luiz Felipe Scolari.

Uruguay: Fernando Muslera; Maxi Pereira, Diego Lugano, Diego Godín, Martín Cáceres; Egidio Arévalo Ríos, Cristian Rodríguez, Álvaro "Tata" González (m.82, Walter Gargano); Diego Forlán, Luis Suárez y Edinson Cavani. Seleccionador: Óscar Washington Tabárez.

Goles: 1-0, m.41: Fred. 1-1, m.48: Edinson Cavani. 2-1, m.86: Paulinho.

Árbitro: Enrique Osses (CHI). Amonestó a David Luiz (m.12), Luiz Gustavo (m.38) y Marcelo, por Brasil; Cavani (m.21) y González (m.73), por Uruguay.

Incidencias: primera semifinal de la Copa Confederaciones disputada en el estadio Mineirão de Belo Horizonte ante 57.483 espectadores, entre ellos el presidente de la FIFA, Joseph Blatter.

Nada en el Brasil-Uruguay de Belo Horizonte recordó a la historia en verso del 'Maracanazo' del 50. Si acaso, ciertos ramalazos de gresca por tanta rivalidad, pero casi ni eso. Brasil se adjudicó (2-1) sin problemas y sin brillo un puesto en la final de la Copa Confederaciones donde todos esperan a España. El rival a batir, el enemigo odiado y fustigado que todos esperan que haga lo propio ante Italia en la otra semifinal. Nos tienen ganas.