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Brasil se deja en evidencia: las dudas sobre la seguridad aumentan por momentos
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LA CONFEDERACIONES MUESTRA QUE EL PAÍS TODAVÍA NO ESTÁ PREPARADO

Brasil se deja en evidencia: las dudas sobre la seguridad aumentan por momentos

La Copa Confederaciones es el preámbulo del Mundial, una prueba que sirve para conocer de primera mano la preparación del país anfitrión. Sin embargo, el ensayo

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Brasil se deja en evidencia: las dudas sobre la seguridad aumentan por momentos

La Copa Confederaciones es el preámbulo del Mundial, una prueba que sirve para conocer de primera mano la preparación del país anfitrión. Sin embargo, el ensayo general que está llevando a cabo Brasil está sacando a la luz los puntos débiles del país sudamericano. La Selección lo ha podido comprobar de primera mano. O mejor, dicho, los aficionados que el domingo contemplaron en directo el partido entre España y Uruguay. El caos reinó en los accesos tanto a la hora de entrar al partido como a la hora de abandonar el Arena Pernambuco al que muchas personas llegaron andando por el nefasto servicio de transporte tal y como informa el Diario de Pernambuco. Queda un año y mucho trabajo por delante.

La primera sede que FIFA ha escogido para España ha sido Recife, una de las peores del país ‘canarinho’. Vicente del Bosque dio un toque de atención a sus chicos que elevaron sus quejas porque el hotel se alejaba de las comodidades de las que suelen disfrutar. A esto hay que añadir que los campos de entrenamiento se encontraban a una hora. El Arena Pernambuco no presentaba una imagen mejor. El estadio recibió a España y Uruguay con andamios fruto de las obras inacabadas y a medida que se acercaba la hora del partido, crecía el desorden.

Los problemas de movilidad eran de sobra conocidos. Muchos aficionados vieron cómo los autobuses les dejaban a tres kilómetros del estadio al que llegaron caminando y atravesando, incluso, una autopista. El acceso tampoco estuvo privado de problemas: puertas que no existían y otras cerradas con cadenas (la P concretamente) y nadie sabía dónde estaba la llave que la abría. Los aficionados cuyas entradas correspondían a los bloques 122 y 123 intentaron acceder por otras puertas pero los lectores no daban el visto bueno a sus entradas así que tuvieron que esperar bajo la lluvia hasta que llegaron los guardias de seguridad con tenazas para cortar las cadenas y acceder a un estadio donde los ascensores no funcionaban o los baños en la zona exterior eran inexistentes.

Durante 90 minutos de fútbol, algunos aficionados olvidaron el caos que se había vivido para entrar al Arena Pernambuco… y que se repitió en el momento de abandonar el estadio. Las filas aumentaban por momentos en medio de la confusión y de escaleras demasiado estrechas. El servicio de autobuses no era suficiente y los taxis brillaban por su ausencia: algunos aficionados lograron abandonar las instalaciones a media noche (el partido comenzó a las siete y acabó a las nueve aproximadamente). La basura se amontonaba en los alrededores porque no había contenedores donde depositarla. Lo sucedido en Recife es un mero reflejo de lo que se está viviendo en la Copa Confederaciones: el partido que jugaron Brasil e Inglaterra para inaugurar Maracaná tras las reformas fue suspendido por una jueza que consideraba que el campo no presentaba las garantías suficientes. Y se trata del estadio que albergará la final de la Confederaciones. Brasil se encuentra en plena efervescencia económica pero no es oro todo lo que reluce.

La Copa Confederaciones es el preámbulo del Mundial, una prueba que sirve para conocer de primera mano la preparación del país anfitrión. Sin embargo, el ensayo general que está llevando a cabo Brasil está sacando a la luz los puntos débiles del país sudamericano. La Selección lo ha podido comprobar de primera mano. O mejor, dicho, los aficionados que el domingo contemplaron en directo el partido entre España y Uruguay. El caos reinó en los accesos tanto a la hora de entrar al partido como a la hora de abandonar el Arena Pernambuco al que muchas personas llegaron andando por el nefasto servicio de transporte tal y como informa el Diario de Pernambuco. Queda un año y mucho trabajo por delante.